Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

El camino de nosotras en Suchitoto

La vida de nosotras las mujeres en Suchitoto nunca ha sido fácil, ha sido como en muchos otros lugares una lucha contra el sistema y las tradiciones patriarcales, contra la marginación y la negación de nuestro lugar y aportes a la sociedad. Pero en Suchitoto las cosas van cambiando, de a poco, pero van cambiando.

Hace varias décadas, nuestras abuelas de las comunidades sentían que la vida política era “cosa de hombres” y tenían menos oportunidades que ellos de participar en las decisiones públicas. De hecho, en la historia del municipio no existen mayores registros sobre el desempeño de mujeres en cargos públicos, y su participación en procesos electorales era baja.

Pero la lucha por la defensa de los derechos humanos de las mujeres y por la defensa de la tierra y el territorio entre otras razones ha ido impulsando cada vez más la participación decisiva de nosotras las mujeres, hasta el punto que hoy en varias comunidades son mujeres las que lideran los procesos comunitarios, y esto se debe no ha que los hombres hayan cedidos estos espacios, sino más bien han sido conquistados a fuerza de empeño y lucha por la unión de nosotras en las comunidades, nos falta pero ahi vamos.

Otro elemento que ha estado en contra de las mujeres del municipio ha sido el derecho y acceso a la educación. Si bien es cierto el sistema educativo actual es para todos y todas, en el pasado no era así, y por ello tenemos que muchas mujeres mayores no saben leer, mientras que otras sólo cuentan con primaria, debido a que desde niñas tuvieron que apoyar a sus madres en la elaboración de las tareas del hogar, privilegiando en muchos casos la educación de los niños. En la actualidad, esto ha cambiado y hoy hemos entendido que todos y todas debemos ir a la escuela y la mayoría de niñas ya terminan la educación básica y el bachillerato, aunque todavía muy pocas llegan a estudiar una carrera universitaria.

Otra situación que ha impactado a las mujeres, han sido los embarazos y las uniones en pareja a temprana edad, esto a presupuesto un reto o estancamiento en su desarrollo personal, y para agravar en muchos casos frente a la irresponsabilidad de los hombres las mujeres terminan criando solas a sus hijos e hijas. Las desigualdades en las oportunidades de empleo y la falta de empleo, siguen desesperanzando y llevando a muchas a limitarse a desarrollar trabajos domésticos o agrícolas o a emigrar a la capital o el norte, rompiendo los lazos familiares y comunitarios. Luego está el trabajo doméstico de las tareas en la casa, donde toda la carga se ha dejado y sigue dejando a las mujeres.

Y como si todo esto no fuera suficiente, en los últimos años ha aumentado la violencia, agresiones y abusos contra niñas y mujeres en el municipio, si bien muchos de estos casos no son denunciados, sabemos que muchas mujeres la sufren y viven en silencio en sus hogares y comunidades.

Está claro que muchas cosas han cambiado y mejorado para las mujeres del municipio, pero también es claro que nos faltan muchas otras que debemos cambiar y superar, sobre todo en nuestras mentes y formas de relacionarnos. Nos falta seguir trabajando en superar esa visión patriarcal que por tradición se nos ha trasmitido, debemos denunciar las agresiones, violencias y abusos, y comprender que tenemos derechos a la igualdad y equidad de géneros y sobre todo debemos entender y asumir que nuestra fuerza está en la sororidad y la unión entre todas las mujeres, porque sola juntas vamos a salir adelante en la defensa de nuestros hogares y territorios en comunidad.

Con todo, mal que bien, vamos avanzando y es de reconocer el trabajo de personas, organizaciones y la municipalidad que han ayudado a conocer y ser más conscientes de nosotras como sujetos de derechos como ciudadanas. De que nos falta, nos falta y mucho.

Así que no nos rindamos en la lucha por hacer valer nuestros derechos, sigamos nuestras luchas, sigamos educando a nuestros hijos e hijas en igualdad de trato y oportunidades, leamos un poco mas y permitámonos ser mujeres libres de la tradición patriarcal, sigamos construyendo juntas, apoyándonos y defendiéndonos entre nosotras, porque recordemos que, si estamos juntas, nunca estaremos solas y podremos alcanzar nuestros sueños y metas colectivas en comunidad.

Según el Censo de Población 2007, más del 30% de los hogares del Municipio tienen a una mujer como jefa, es decir cerca de un tercio de las familias son mujeres quienes tienen la responsabilidad la tarea reproductiva de la familia, que implica todas las tareas domésticas, pero, además, le corresponde la tarea productiva y hacer llegar los ingresos para la sobrevivencia de su familia, y apoyan el trabajo comunitario.

Foto: Gerson Tobar

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