En las calles empedradas y entre las paredes centenarias de Suchitoto, la ciudad de estilo colonial celebró su tradicional Festival de Altares en el día de la Cruz. Este año, Suchitoto ha sido testigo del décimo octavo encuentro de esta festividad arraigada en la cultura local, donde los altares dedicados a la cruz se convirtieron en verdaderas obras de arte que rinden homenaje a la fe y la identidad del pueblo.
El Día de la Cruz, que se celebra el 3 de mayo, es una fecha de profundo significado para los habitantes de Suchitoto y para muchos salvadoreños. Esta celebración anuncia la llegada de la época lluviosa al país. Además, indica el inicio del período de crecimiento de las flores y frutas, por lo que es una manera de celebrar la renovación de la tierra y sus cultivos. Celebración que se une con la llegada del cristianismo y se honra la cruz como símbolo de redención y esperanza. El festival de altares es una manifestación tradicional, donde los vecinos adornan sus hogares, calles y plazas con coloridos altares con una cruz de jiote, decorada con flores, frutas, dulces de colación, velas, gallardetes de papel de china y otros objetos simbólicos.
Este año el concurso del festival contó con la participación de 19 altares y el acompañamiento del nuevo alcalde del municipio Cuscatlán Norte Carlos Sánchez, quien participó junto a su esposa del recorrido por los diferentes altares de la ciudad. Cada altar es único y refleja la creatividad, fe y esmero de quienes lo crean. Desde los más sencillos hasta los más elaborados, cada uno cuenta una historia y expresa una profunda conexión espiritual en agradecimiento con las cosechas, la cruz y la fe. Los altares se convierten en espacios de encuentro y reflexión, donde los visitantes pueden detenerse a admirar la belleza de las ofrendas, tomar algún fruto y elevar sus propias plegarias.
Pero el Festival de Altares va más allá de la expresión religiosa. Es también una celebración de la identidad cultural y del patrimonio de Suchitoto. A lo largo de los años, esta festividad se ha convertido en un importante atractivo turístico que atrae a visitantes de todo el país y del extranjero. La ciudad se llena de vida y color, con música, danzas folclóricas y una variedad de actividades culturales que celebran la riqueza de la tradición salvadoreña.
Para este año el festival se realizó el viernes 3 y sábado 4 de mayo, y la celebración incluyó la participación de los centros escolares del casco urbano, y del Complejo Educativo del Caserio Los Almendros, así como los diversos altares realizados en hogares, restaurantes, hoteles, instituciones y comercios de la ciudad. El festival cerró con la presentación del Ballet Folclórico de la Asamblea Legislativa, quienes regalaron un hermoso espectáculo lleno de color e identidad en las instalaciones del Teatro Alejandro Cotto.
Con 18 años de celebración, el festival se ha convertido en la gran oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios y promover la identidad, la fe y el orgullo local. Con mucha dedicación sur organizadores: la Casa de la Cultura de Suchitoto y el gestor cultural Elmer Martínez, organizan y coordinan los diferentes eventos previos y de preparación con talleres y gestiones de apoyo con instituciones, alcaldía y empresarios de la ciudad. Durante días previos a la celebración, los organizadores y colaboradores trabajan juntos compartiendo experiencias y creando un sentido de pertenencia comunitaria. Esta celebración también recoge e impulsa el rescate de uno de los elementos que dan identidad a Suchitoto, como lo son los tradicionales «gallitos de colación», uno de los dulces artesanales típicos de Aguacayo y que buscan sea reconocido como parte del Patrimonio Cultural de Suchitoto.
En su décimo octava edición, el Festival de Altares de la Cruz ha demostrado una vez más que la tradición y la fe siguen vivas en el corazón de Suchitoto. Convirtiéndose un recordatorio dónde todos estamos unidos por una historia y una cultura comunes que merecen ser celebradas y preservadas. En medio de las incertidumbres y desafíos del presente, eventos como este nos recuerdan la importancia de mantener vivas nuestras raíces y de cultivar la solidaridad, el agradecimiento y el respeto hacia nuestra cultura tradicional.
Fotos cortesía Carlos Sánchez N