Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

¿Qué quién ganó?

 

El pasado domingo 3 de marzo, los ciudadanos de los 262 municipios -aún existentes- se enfrentaron a la transformación de sus municipios en distritos, eligiendo a sus futuros gobernantes, en un escenario desalentador para la democracia electoral. En un escenario político marcado por la apatía y la desconfianza, el municipio de Cuscatlán Norte dejó un resultado que refleja la desilusión y el desencanto de una ciudadanía cansada de promesas vacías y de un sistema electoral cuestionado.

Mas allá de los resultados numéricos es imprescindible analizar quiénes son los verdaderos ganadores y perdedores en este proceso. Mientras la diáspora y el mundo observaba con atención, ansiosos por presenciar el ejercicio democrático en el territorio, las elecciones en Cuscatlán Norte -así como el resto de los municipios- estuvieron marcadas por una triste distinción: la victoria del ausentismo, la desconfianza y la falta de información.

Lejos de lo que usted pueda creer, el ganador indiscutible de estas elecciones no ha sido un partido político, ni siquiera un candidato con un gran proyecto de gobierno sólido y creíble. No, el verdadero triunfador ha sido el ausentismo, esa fuerza silenciosa que se levanta como un símbolo de la desafección ciudadana hacia un sistema que parece haber perdido su conexión, confianza y compromiso con las necesidades reales de la población en los territorios.

Pero ¿qué ha llevado a este nivel de desencanto en los territorios? La respuesta es compleja y radica en una combinación de factores que han influido en los pobladores de los municipios que han minado la confianza en el proceso electoral y en las instituciones encargadas de garantizar su transparencia y legitimidad. Entre estos se pueden mencionar, los cambios abruptos en la reducción de municipios sin ninguna preparación, así como también, la sombra de la desconfianza en el Tribunal Supremo Electoral que dejó el 4 de febrero, que alimentaron la percepción de que los resultados podrían ser manipulados o influenciados por intereses ajenos al bien común.

Sin embargo, en Cuscatlán Norte el mayor golpe a la confianza electoral ha sido la presencia y triunfo de un candidato a alcalde carente de propuestas concretas y de una plataforma de gobierno municipal que explique sus intenciones para el futuro del municipio o inspire confianza; un candidato de cuestionada probidad, que se mantuvo alejado del escrutinio y diálogo ciudadano. En un escenario donde la transparencia y la integridad deberían ser valores fundamentales, la falta de compromiso y de claridad, lejos de ser celebrada, debería ser percibida como un insulto a la inteligencia y al derecho de la ciudadanía a exigir información y probidad a sus representantes. ¿Cómo es posible que, en lugar de exigir integridad y visión de liderazgo, los ciudadanos opten por la popularidad en lugar de la capacidad y la idoneidad?

Por otra parte, es preocupante el hecho de que, pese a saber quién decidió reducir inconsultamente los municipios y dejó sin fondos a las alcaldías al quitarles el FODES, muchos siguen aplaudiendo y parece diluirse el raciocinio o cualquier intento de promover una participación consciente e informada por parte de la ciudadanía. La retórica simplista y polarizadora que desprecia la importancia de la educación cívica, el diálogo y el pensamiento crítico ha calado hondo en la psique colectiva, llevando a una elección basada en la emoción y la superficialidad en lugar de la reflexión y la deliberación informada.

La ausencia masiva en las urnas no solo refleja una apatía hacia el proceso electoral, sino también una profunda desilusión en el sistema político local. ¿Cómo es posible que en un municipio en construcción que enfrenta desafíos significativos en sus 5 distritos en términos de desarrollo, derechos humanos y ambientales, educación, economía y bienestar social, la mayoría de sus habitantes opten por no participar en la elección de quienes guiarán su destino durante los próximos 3 años? Esta pregunta sin duda plantea preocupaciones sobre la salud de nuestra democracia y la calidad de nuestro discernimiento y compromiso cívico.

En última instancia, el resultado de las elecciones municipales en Cuscatlán Norte es un llamado de atención para todas y todos. Es un recordatorio de que la democracia es un proceso frágil que requiere el compromiso y la participación activa de todas las y los ciudadanos. No puede permitirse el lujo de ser espectadores pasivos en el proceso político, ni permitir que la desconfianza y la apatía se arraiguen en nuestra sociedad. Es urgente comprometerse a reconstruir la confianza en nuestras organizaciones democráticas locales, y exigir responsabilidad, probidad y transparencia de nuestros líderes, es urgente educar y cultivar un electorado informado y consciente. El futuro de un nuevo municipio en construcción, y de nuestra democracia, depende de una consciente participación ciudadana activa e informada.

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