Por Esmeralda Flores.
Manuel tuvo una infancia marcada por adversidades; creció en un entorno familiar complicado; donde las condiciones económicas eran precarias producto de una guerra civil, sin embargo, a pesar de estas dificultades su espíritu de supervivencia y la determinación de su familia para brindarle un futuro mejor simbolizan la resiliencia y la esperanza en medio de la adversidad. Manuel siempre mostró un gran interés por los números y la contabilidad desde una edad temprana; solía ayudar con el registro de los gastos familiares y de la comunidad.
Luego de una trayectoria laboral con una organización social en Suchitoto y de trabajo con juventudes y su comunidad decide emprender un camino de formación religiosa, hoy Manuel se encuentra perseverando hacia el sacerdocio, comprometido con su fe y su deseo de ayudar a los demás. Su historia es un testimonio de resiliencia y determinación, y demuestra cómo una infancia difícil puede inspirar a alguien a seguir un camino de servicio espiritual.
La infancia en medio de una Guerra Civil.
Yo nací en el Refugio de Mesa Grande, Honduras; pero, estoy registrado como nacido en Cantón Montepeque, Suchitoto. Mi padre es Alejandro Guardado Leiva y mi madre Bonifacia Acencio. Llegué a El Salvador en el primer retorno de refugiados, un 10 de octubre de 1987, vivimos cuatro años en Santa Marta, Cabañas; y luego, a principios de 1992, junto a otras veinte familias, viajamos de Cabañas a Cuscatlán para fundar la comunidad Los Henríquez, donde he vivido la mayor parte de mi vida.
Yo era un niño inquieto, inteligente, muy alegre, juguetón, sobre todo me encantaban los juegos tradicionales de correr y mostrar mis habilidades atléticas. Muy dedicado al estudio, aun con todas las limitaciones de recursos de una familia campesina, donde mamá era el único sostén económico. Siempre me dieron premios de primeros lugares.
Siendo de una comunidad muy pequeña, nos acostumbramos a vernos todos como una gran familia, así que, con casi todos mis contemporáneos hicimos una bonita amistad.
Sus inicios en la educación y sus recuerdos de esa época
La educación básica la estudié primero en Santa Marta, luego en Ichanqueso, y la mayoría de los años en la Escuela Guillermo Manuel Ungo. Los estudios de bachillerato en el INSU.
Recuerdo las tardes de juegos, las noches de luna alrededor de una fogata escuchando historias de los mayores, las fiestas de la comunidad, las noches de televisión en casa de Santos Laínez o Dino Hernández. Solo había una tele (televisión) en toda la comunidad, y todos veíamos el mismo programa.
Un joven universitario con méritos
Gracias a mi rendimiento académico estudié becado desde bachillerato; y al terminar, fui el promedio más alto en PAES, a nivel departamental (Cuscatlán) y uno de los 16 jóvenes más sobresalientes del país en 2001, con quienes se inauguró el programa de becas FANTEL (Fondos provenientes de la privatización de ANTEL). Esto me permitió estudiar Lic. En contaduría pública en la Universidad Don Bosco.
El motivo de la elección de mi carrera es que soy muy hábil en la parte numérica y se me sugirió desde niño una carrera como está. Pero, me empecé a enamorar de la carrera cuando ayudaba a mi mamá a llevar la contabilidad de los emprendimientos de mujeres de la comunidad.
Después estudie un curso de locución y periodismo en Radio Suchitlán (2008), el Diplomado en artes escénicas en EsArtes (2010-2012); y ahora, he terminado el diplomado en filosofía (2007-2020) y estoy estudiando la Licenciatura en teología en la Universidad de la Arquidiócesis de Monterrey.
Las oportunidades laborales y su ejercicio profesional en el municipio
Yo empecé a recibir ofertas de trabajo desde que estaba en mi tercer año de universidad, por recomendación de mis maestros, las cuales tuve que rechazar porque mi beca no me permitía dedicarme a otra actividad fuera de estudios. Aunque, mi mirada siempre estuvo en regresar a mi municipio y aportar mis conocimientos allí.
La oportunidad llegó con la inauguración de las asociaciones administradoras de agua potable en el municipio, específicamente en mi cantón, apliqué y fui seleccionado para ser el administrador general, y así inicio mi práctica profesional. Luego de dos años fui contratado en CRC como auxiliar contable y los últimos siete años en CORDES, como contador general de la Región Cabañas-Cuscatlán.
Además, yo me dediqué a prestar servicios profesiones de capacitación contable y administrativa a ONG´s y asociaciones, tanto del municipio, como fuera de él. También, presté servicios artísticos como maestro y como actor y bailarín para diferentes proyectos en asociaciones del municipio y del país.
Si me preguntan por las oportunidades, diría que yo fui muy afortunado, porque pude ejercer mi carrera en mi municipio, pudiendo crecer en muchos ámbitos, con instituciones que siempre me respaldaron y permitieron seguir creciendo, en especial CORDES.
Pero, conozco también de primera mano, por mi experiencia en el trabajo juvenil, que no es fácil, en el país y en el municipio hay altas tasas de desempleo, subempleo y empleo informal. Muchos profesionales sin una oportunidad o trabajando “de lo que sea” o expulsados del país como tantos otros por la migración, principalmente hacia EEUU.
Un líder comunitario
Mis padres me enseñaron desde niño que algo que nos ha mantenido vivos, literalmente, es la organización, y que me debía involucrar, así que desde que tenía catorce años fui seleccionado para facilitar jornadas infantiles para concientizar sobre medio ambiente en mi comunidad. Cuando cumplí dieciocho años fui electo presidente de la comunidad, aún no era ADESCO, iniciamos los trámites, pero se nos hizo difícil, éramos una junta directiva mayoritariamente de jóvenes, con muchas ganas de trabajar, que implementamos muchas de las tradiciones que ahora se tiene (pastorela, aniversario, torneos, etc.) así nos ganamos el respeto de nuestra gente.
He sido presidente comunal en dos ocasiones, por cuatro años consecutivos.
Coordinador de pastoral por más de diez años, promoví los grupos juveniles en mi comunidad y en la parroquia. Estuve en el proceso de elaboración de la política municipal de juventud, y en los comités de seguridad ciudadana.
La decisión de emprender un camino de formación religiosa
La cercanía con la Iglesia me permitió participar en varios encuentros vocacionales, pero yo promovía a otros y yo pensaba que estaba definido en que me iba a casar y seguir aportando al municipio. En 2016 hice proceso con la orden franciscana y al ser rechazado fui llamado por mi congregación Oblatos de san José, donde ahora me encuentro perseverando. Soy hermano religioso de votos temporales (votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia), llevo seis años viviendo en México, por estudios, aspiro al sacerdocio. Soy feliz con mis estudios, mi trabajo y todo lo que implica para mi vida el estar dedicado al 100% en esta vocación.
Fue difícil dejar mi trabajo, mi comunidad, familia y amigos. Ya tenía 33 años, eso me pone como una vocación adulta, junto a muchachos más jóvenes, que de cierta manera te hace sentir discriminado.
Sus principios y esencia
Manuel es un hombre de principios firmes y valores bien formados y arraigados, que lucha por la justicia, que desea que todos tengan las oportunidades de tener una vida digna.
Es una persona inteligente, luchador social, religioso, alegre, divertido, artista.
Manuel ama profundamente a su familia, su comunidad, a su gente. Gusta de amistades sinceras, disfruta mucho conversar y gastar tiempo escuchando y hablando con todo tipo de personas.
Sus sueños e ideales
Ser sacerdote y ayudar a las personas a sanar de esas enfermedades espirituales que obstaculizan vivir la vida de manera plena.
Sueño con un país libre, donde se respete la dignidad de las personas, donde se defienda al pobre y desvalido. Que toda vida sea respetada desde la concepción hasta su muerte natural.
Una mirada a las juventudes
La aspiración más grande de la juventud actual es el reconocimiento, la identidad y tener un lugar dentro de la vida social, política y económica. Que se les respete, que no se les vea como un problema, quieren comerse al mundo.
Aquí en Monterrey no son muy diferentes las aspiraciones de la juventud, aunque por la cercanía con EEUU no existe esa aspiración de cruzar ilegal hacia allá. Hay una transculturación, buscan respeto, libre expresión, poca participación política.
Seguimos arrastrando problemas del pasado, división entre el campo y la ciudad (aunque ya no es tan marcado), divididos por creencias políticas, por los que se organizan y los que no, por iglesias o religiones, poco acceso a oportunidades laborales, mucha instrumentalización de las juventudes, cada vez disminuye más el encanto por participar activamente en la vida política del municipio y del país.
El reconocimiento al trabajo de las organizaciones sociales en Suchitoto
Centro Arte para la Paz, CRC, PROGRESO, CORDES, Casa Clementina, ABESUCHI, Asociación de Desarrollo juvenil (ADEJU).
Personas que inspiran
Mi madre y mi padre. Frank Cummings (QEPD), Hermana Peggy, padre Salomón Pérez, Dr. Antonio Perdomo (QEPD).
Su sentir con el pueblo que lo vio crecer
Muchas cosas de Suchitoto me llenan de orgullo: su gente, su cultura, el desarrollo que ha logrado después de la guerra, su historia y su garra para salir adelante. Pero, hay muchas cosas que se deben trabajar: las divisiones campo-ciudad, los enfrentamientos por ideologías políticas, la falta de oportunidades igualitarias.
Fui candidato a diputado por convicción y fue una experiencia que me enseñó mucho.
Por Esmeralda Flores. Fotos: Cortesía Manuel Acencio.
