Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

Reseña del libro “Suchitoto: Memoria Histórica de las Mujeres”

“Suchitoto: Memoria Histórica de las Mujeres” es un libro del escritor Roberto Laínez, el cual narra a través de testimonios de mujeres la vida que llevaron durante el Conflicto Armado en El Salvador desde los años ochenta hasta la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992. Este tiene una extensión de 61 páginas y es la primera edición, la cual sale en octubre del 2019.

Instituciones aliadas y Auspiciador reflejadas en el libro:

Consejería de Servicios Sociales y Cooperación/Islas Baleares-España (Auspiciador). Fundación Ayuda en Acción, El Salvador – ADT Suchitlán. Fundación Salvador del Mundo (FUSALMO), Soyapango. Y Municipalidad de Suchitoto.

En un primer momento, el escritor, Roberto Laínez hace hincapié en los diferentes acontecimientos que pasaron antes que explotara la guerra en el territorio salvadoreño. Dentro de esos acontecimientos, habla sobre la creación de diversos partidos que existieron y otros que todavía se conservan. Asimismo, sobre organizaciones que fueron creándose en diferentes partes del país que buscan una mejor vida para ellos y sus familias. Ya que para ese entonces la violación de los Derechos Humanos era más marcada.

De igual manera, se hace referencia a una serie de conceptos que se ven impregnados en los relatos de las mujeres. Esto para que el lector tenga una noción más clara sobre los testimonios y pueda imaginar lo que ellas vivieron en esos momentos de angustia, ya que la mayoría eran niñas o jóvenes en ese entonces.

Es por esa razón, que el libro está dividido en cuatro principios: Esquema Referencial, Las Memorias, El Dolor y Los Testimonios.  Cada uno de ellos, con carga emocional que busca penetrar en la mente del lector el contexto de esa época. Aquí juega la parte psicológica de las mujeres.

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Pero, me enfocaré en el cuarto principio “Los Testimonios”. Durante mucho tiempo nos han hablado de la guerra del país, de los guerrilleros, de la Guardia, de las masacres, de los desaparecidos, pero casi nunca se habla sobre el papel que jugó la mujer y la niñez durante ese conflicto.  La mujer también sufrió junto a sus hijas e hijos, lloró, algunas embarazadas, otras con sus crías; se desmovilizaron, caminaron de noche, aguantaron hambre por días.  Perdieron a sus seres queridos, lo desaparecieron; a otras les asesinaron a sus esposos, hijos, madres y padres frente a ellas.

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“Sí, ahí mataron a mi mamá, mi papá, y varios más, y ya no le puedo ni mencionar a todos los que mataron. Mataron a mi hermano, a mi tío.” Dice Mirtala Ramírez, Montepeque. Una de las entrevistadas.

Agarraron valor para asimilar lo que se vivía; no perdieron la calma, comenzaron a organizarse y empoderarse. El coraje de ver a sus seres queridos muertos les ayudó a tomar fuerza y luchar no contra el enemigo, sino por su vida, por sus derechos que durante mucho tiempo se les fue violado. De eso trata los testimonios de las cuatro mujeres que en este libro se narra:  mujeres que décadas después vuelven a recordar esos momentos de angustia. Las heridas vuelven a abrirse, aún duelen. Se puede percibir en cada palabra. Es un duelo crónico, que no remite con el paso del tiempo y que dura años en las personas.

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“Aprendí lo que era medicina estuvimos en un hospital, tuve en un hospital nos mandaban en las unidades como el trabajo que hacen las enfermeras hoy, y así vea ya después que se iba poniendo lo más difícil lo mandaban a entatusar con los heridos ahí pasamos semanas entatusados con los heridos curándolos” relata Ángela Catellanos, Copapayo

Son cuatro testimonios: Juana Guardado, El Papaturro; Mirtala Ramírez, Montepeque; Josefina Amaya y Ángela Castellanos, Copapayo (hermanas). Ninguna originaria de Suchitoto, pero por diversos motivos llegaron a las comunidades en las que ahora residen. Por lo tanto, te invito a leer sus historias llenas de valentía, sufrimiento y coraje.

“Con frecuencia se hacen llamados a la reconciliación en nombre de la patria común, invitando a superar el pasado conflictivo. Pero los desplazados, los que perdieron a sus familiares que fueron secuestrados, desaparecieron o fueron asesinados, los niños que no tuvieron infancia y que vivieron bajo la amenaza y el miedo no siempre pueden dar vuelta a la página para empezar de nuevo como si no hubiera pasado nada.”

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Por ello, te invito a que lo leas y te des cuenta de las “Mujeres acostumbradas a caminar largas distancias por lugares poco transitables, a las guindas de los años de acumulación de fuerzas; a las carencias propias de su extracción de clase: Estaban más instrumentadas para sobrevivir en ese medio hostil que no les era ajeno”.

Tortura, desaparición forzada, masacres. Son las palabras más dolorosas y las cuales son difíciles, para las entrevistadas, de olvidar. Ya que, al igual que ellas, muchas más pasaron lo mismo, unas no corrieron la misma suerte, fueron asesinadas. Pero existen ellas, con voz para contar desde su experiencia personal cómo vivieron aquel acontecimiento que cobró la vida de miles y miles de salvadoreños.

“Las secuelas emocionales, diversos grados de depresión, siguen presentes. La guerra las llevó a postergar el dolor por las pérdidas constantes: Esposos, hijos, padres, amigos, vecinos, compañeros de lucha… Tanta muerte que no se podía llorar, mucho menos explicar. Duelos congelados que aún siguen causando dolor”.

Mujeres valientes que años después cuentan sus historias…

1 comentario en “Reseña del libro “Suchitoto: Memoria Histórica de las Mujeres””

  1. Sharon Keegan-Bernstein

    Gracias por escribir y publicar esta historia. En 1992 you viné Suchitoto para trabajar con la Hma. Patty Farrell, unos de las cinco monjas estadounidenses que vivían aqui. Ella había formado un grupo de apoyo para mujeres de todas las comunidades (y partidos) en la area (inclusivo los quienes están mencionado en el articuló). El grupo tomó lugar en El Centro Romero que las hermanas habían creado al lado de la parroquia. Yo y Cynthia Wolterding (en aquel entonces compañera de «Jery» Rene Luarca Maiti) manejamos el grupo por casi dos años. Las mujeres recibieron un viático cada semana para venir en las canoas y «buses» de ese tiempo cuando apenas había calles. Todavía estaban construyendo las primeras casas y no tenia aqua ni luz ni escuelas. El grupo enfoque en compartir las traumas incomprehensibles que habían sufrido y en compartir la manera de superar y seguir adelante. Era un privilegio que nunca olvidaré.

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