Una de las formas tradicionales de desigualdad que existe en la actualidad y que se manifiesta a través de relaciones de poder entre hombres y mujeres, son las desigualdades de género. Hacer una mirada desde la categoría sexo – género, ayuda a identificar y entender esas relaciones de poder; por eso se puede plantear que las relaciones de género son las “relaciones sociales que unen a los hombres y las mujeres como grupos sociales en una comunidad en particular, incluido cómo se distribuyen el poder, el acceso y control de los recursos entre los sexos” (ONU Mujeres, 2018); esto permite identificar como las relaciones de desigualdad, muestran siempre a las mujeres en posición de subordinadas y los hombres en posición de dominantes.

Al identificar las relaciones de género como las relaciones sociales entre hombres y mujeres, se reconoce que una de las formas evidentes donde más se manifiesta la desigualdad es través de la división sexual del trabajo, en nuestro diario vivir vemos como las sociedades dividen el trabajo entre hombres y mujeres, de acuerdo a los roles socialmente establecidos.

Es así como las mujeres han venido desempeñando tareas domésticas y de cuidado en el ámbito familiar y comunitario, mientras los hombres han realizado actividades fuera de la casa y por las cuales pueden percibir ingresos económicos.

Estos roles socialmente establecidos por un sistema patriarcal han puesto en clara desventaja a las mujeres, quienes al asumir todo el trabajo doméstico no remunerado, ocasiona que las mujeres no tengan mayores oportunidades para insertarse en el ámbito laboral remunerado, sin protección de seguro social; así como sin tiempo para estudiar y formarse, ni para el ocio, mucho menos para la participación política y el cuidado personal. Mientras que los hombres han tenido todo estos privilegios y en muchos hogares hasta asumen la potestad de mandar y exigir cuidos personales.

Para entender en que consiste el trabajo no remunerado lo podemos desarrollar en cuatro modalidades: el trabajo de subsistencia, el doméstico, el de cuido de familiares y el voluntario que puede estar al servicio comunitario; todos estos trabajos son fundamentales  e importantes para lograr satisfacer las necesidades que permiten la reproducción de bienes y servicios para el desarrollo de actividades familiares, sociales, aportando a la supervivencia de los hogares, por ende son una clara e invluable contribución al desarrollo económico de los municipios y de los países, que lejos de ser reconocido es minimizado.

Por todo lo anterior, desde hace muchas décadas desde el movimiento feminista se viene posicionando en las agendas sociales y políticas el reconocimiento de los derechos de  las mujeres en diferentes ámbitos con el fin de promover su autonomía, el ejercicio y garantía de sus derechos.

Es por ello que es importante conocer y reconocer que todas las mujeres y en especial quienes realizan trabajo doméstico tienen entre otros estos derechos: derechos a una vida libre de violencia y discriminación, derechos sexuales y reproductivos, derechos económicos, sociales y culturales, derechos civiles y políticos, y derechos colectivos y ambientales.

De allí la importancia de trabajo del movimiento feminista y de organizaciones de derechos humanos, que mantienen una lucha constante en la promoción de debates, denuncias, reflexiones, estudios e investigaciones para conocer y reconocer el papel de las mujeres en la economía, y exigir la creación de políticas públicas a nivel nacional y local para para reconocer y visibilizar el papel y aporte de las mujeres al desarrollo económico y social  de la sociedad.

En El Salvador, se ha realizó un primer esfuerzo para medir el aporte del trabajo no remunerado, principalmente el realizado por las mujeres, a la economía[1]. En el estudio denominado “Aporte de las mujeres a la economía desde las políticas públicas, del cuidado, la corresponsabilidad y las cuentas satélites”, realizado por el Banco Central de Reserva, entre otras cosas destaca como, son las mujeres las que realizan mayoritariamente las actividades de trabajo doméstico y de cuidado en el hogar.

El documento describe como las principales actividades que las mujeres realizan son de preparación de alimentos, servir la comida, atender y recoger la mesa, lavar los platos; lavar, planchar y ordenar la ropa, hacer limpieza en la casa y el cuido de persona dependiente como niñez, adolescente, personas adultas mayores o con alguna discapacidad física o mental.

Por ejemplo, el documento señala que para el 2010 las mujeres de 10 años y más, dedicaron 13.9 millones de horas en trabajo no remunerado al día y los hombres únicamente 3.5 millones de horas. Entonces si las horas de trabajo no remunerado se convierten a dinero, las mujeres estarían aportando $3,100 (14.5% del PIB) millones de dólares y los hombres $825 millones (3.8% del PIB), que estaría representando el 18.3% del Producto Interno Bruto (PIB).

Estos datos dejan evidencia las desigualdades entre hombres y mujeres en la distribución de las responsabilidades en las tareas domésticas y de cuidado, así como las desigualdades en el acceso al empleo doméstico remunerado y la falta de políticas públicas que aporte a generar relaciones igualitarias para la corresponsabilidad de los cuidados.

Es por eso que las organizaciones que defienden derechos de las mujeres y otros derechos laborales están demandando al Estado salvadoreño promueva la ratificación del convenio 189 de la OIT, el cual facilitaría modificaciones al código de trabajo para garantizar los derechos laborales de las trabajadoras domésticas remuneradas, este incluye regular el contrato verbal a escrito para un salario digno y garantía de las prestaciones labores.

Así mismo, se demanda la aprobación e implementación de la Política de Corresponsabilidad Social en los Cuidados en El Salvador, la cual se ha estado elaborando y se cuenta con un documento de diagnóstico y propuesta de política, y aun no se ha aprobado.

Suchitoto y la Política de Desarrollo Económico Local

Según el Censo de Población 2007, el 31.39% de los hogares del Municipio tienen a una mujer como jefa, es decir cerca de un tercio de las familias son mujeres quienes tienen la responsabilidad la tarea reproductiva de la familia, que implica todas las tareas domésticas, pero además, le corresponde la tarea productiva y hacer llegar los ingresos para la sobrevivencia de su familia, además del trabajo comunitario. Esto significa que de cada 10 hogares 3 son mujeres las que atienden las labores domésticas y de sosten en los hogares.

Suchitoto es un municipio donde se está trabajando en la Política de Desarrollo Económico Local, y uno de los ejes desarrollado en el diagnóstico, así como en la propuesta de líneas de acción de la política es el reconocimiento, valorización y contribución a disminuir la carga de trabajo doméstico de las mujeres. Por la relación y mayor cercanía a las personas que toman decisiones en los territorios, el promover la elaboración e implementación de políticas públicas locales es una forma de contribuir al desarrollo de la ciudadanía, para este caso, contribuir al desarrollo de las mujeres.

La tarea de impulsar esta tipo de políticas debe ser responsabilidad e interés de todos los sectores del municipio, ciudadanos y ciudadanas, líderes comunitarios y sociales, dirigentes políticos, funcionarios públicos, trabajadores del estado y de las instituciones privadas. No es posible un desarrollo local sostenible sin las mujeres, ni es justa una sociedad en la que la riqueza, el acceso a los puestos de decisión o a la educación no sea igual para mujeres y hombres, por eso cada uno y una, desde nuestra especificidad, debemos contribuir a visibilizar y reconocer el trabajo y aporte de las mujeres.

Esto es importante pues,  si no se promueven mecanismos sociales y políticos para la construcción de relaciones más democráticas e igualitarias, las mujeres seguirán cargando solas la responsabilidad de los cuidados; por eso debemos exigir además, a las personas tomadoras de decisiones la creación, aprobación y asignación presupuestaria de políticas o leyes que garanticen el reconocimiento del trabajo no remunerado y la promoción de la sensibilización social para lograr la corresponsabilidad en la familia, sociedad, estado y la empresa privada, según lo que corresponda a cada espacio.

Suchitoto es un municipio que trabaja en el desarrollo económico y social, con una economía solidaria, sostenible, incluyente y participativa, que busca integrar a todos los actores económicos que generen oportunidades de desarrollo para todos sus habitantes de la zonas urbana y rural, pero de de ponerse especial énfasis en las mujeres. Los sectores productivos organizados y creadores de nuevas iniciativas económicas, sociales y artístico-culturales deben ser inclusivos y promover la participación de las mujeres, visibilizando sus logros y reconociendo y defendiendo sus derechos.

Texto: Alina Menjívar

Alina Menjívar: licenciada en Administración de Empresas con un Diplomado en Políticas Públicas y Gobernanza Local y post grado en Estudios de Género Feminista. Estudiante de la Maestria en Desarrollo territorial. Es parte de la Colectiva Feminista.