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Entre los subtipos de turismo oscuro, se encuentra el necroturismo o turismo de cementerios, que es aquel donde se visitan los recintos con el objetivo de descubrir su valor arquitectónico, cultural, paisajístico; dónde la muerte y sus personajes, se convierten en leyendas y patrimonio histórico de la cotidianidad de sus paisanos.
Actualmente el turismo “nocturno” sumado al “necroturismo” implica locaciones donde la muerte tomó parte fundamental, sean cementerios, lugares donde hubo batallas, antiguas prisiones, centro de torturas u otros grandes escenarios de sufrimientos en las épocas pasadas.
Es por eso que esta modalidad se acostumbra a utilizar como un término para cualquier forma de turismo que esté relacionado, de alguna manera, con la muerte, el sufrimiento o el recuerdo de seres que pasaron a otra dimensión. De hecho, algunos académicos consideran el turismo de cementerio como turismo cultural.
Necroturismo en Suchitoto
Quien visite el camposanto municipal en Suchitoto, en el departamento de Cuscatlán, encontrará tumbas de mucho valor histórico, se sorprenderá de la resistencia de los mausoleos al paso del tiempo.
Iniciando el recorrido por el Cementerio de Suchitoto, el visitante encuentra la estatua de niñas al lado de una gran concha. El sepulcro rinde un homenaje a las infantas que murieron ahogadas en el mar.
Adelante, se encuentra la tumba dedicada a los Quiñonez donde yace uno de los ex-presidentes de la República de El Salvador.
Alfonso Quiñónez Molina (Suchitoto, 11 de enero de 1874 –† San Salvador, 22 de mayo de 1950) fue presidente provisional de la República de El Salvador del 29 de agosto de 1914 al 1 de marzo de 1915 y del 21 de diciembre de 1918 al 1 de marzo de 1919; y presidente constitucional del 1 de marzo de 1923 al 1 de marzo de 1927; también se desempeñó como vicepresidente durante las administraciones de sus cuñados Carlos Meléndez (1915-1918) y Jorge Meléndez (1919-1923), convirtiéndose en la única persona que se ha desempeñado en tres diferentes ocasiones como mandatario, ya de forma provisoria o electo popularmente, y en dos ocasiones como vicepresidente. Durante este mandato fue cuando fundó la Radio Nacional de El Salvador.
Durante la llamada dinastía Meléndez-Quiñónez, que gobernó El Salvador desde 1914 a 1927, fue que surgió el Partido Demócrata, desde cuyas filas sus representantes abogaron por la defensa de los intereses de los hacendados cafetaleros.
En 1918, Quiñonez fundó la organización conocida con el nombre de la “Liga Roja” con el objetivo de que actuase como mediador entre el gobierno y los trabajadores, incluidos los campesinos, con lo cual trataba de suplir la falta de sindicatos y partidos políticos. Debido a que utilizó la estructura de la Liga para promover la elección de Jorge Meléndez puede considerarse como el primer intento en la historia de El Salvador de crear un partido oficialista.
En 1923 fue elegido presidente constitucional de la República de El Salvador por un período de cuatro años. A pesar de que la Constitución proclamaba que el país era una República liberal, actuó como si fuera un dictador que representaba sus intereses. Impidió en todo momento el funcionamiento de los grupos de oposición y la represión se hizo algo habitual en el país.
Por eso se dice que todos los de esta familia están enterrados parados.
En otro extremo del cementerio de Suchitoto está el mausoleo dedicado a Mercedes Parker, quien según la historia fue quien originalmente donó los terrenos para construir la Escuela Bonilla y este camposanto. Su tumba destaca porque ahí está la figura del ángel sin cabeza. Según recuerdan los suchitotenses, la pieza cayó luego del terremoto de 1986. Aunque nadie lo sabe con certeza, se dice que está escondida en la casa de alguien que decidió llevársela para infortunio del monumento.
Otro punto de interés acaece cuando nos encontramos con la tumba de Catarina de Mena, quien murió en 1904 y, según los registros es de las primeras personas en ser enterradas en el lugar. Nos damos cuenta que han pasado 118 años y su foto sigue intacta, a pesar del deterioro.
Los lugareños también dicen que al observar la fotografía que está en el pedestal la mirada fija de la difunta sigue produciendo un estremecimiento. No hay datos exactos de quién fue Catarina y se dice que pertenecía a alguna familia pudiente de Suchitoto en aquella época. Nació en 1832 y murió a la edad de 72 años. En su mausoleo se lee: “Madre, siempre estarás en nuestra memoria. Descanse en paz. Y que la tierra te sea leve”.
Luego, en el cementerio está el recinto dedicado a la familia Coto, de cuyo linaje vino Alejandro, el cineasta y promotor cultual. En este lugar están el padre, la madre, los hermanos, pero no sus restos porque él fue sepultado en la actual Casa Museo Alejandro Coto, donde residió hasta el día de su muerte.
Desde el 1 de noviembre, quienes sean curiosos respecto al necroturismo tienen la oportunidad de conocer un poco más acerca de la historia del camposanto y de sus personajes. La actividad surge con el objetivo de rendir un tributo a los santos difuntos celebrando la vida y la muerte.
Por Edwin Marinero
Edwin Marinero. Promotor cultural, Turístico y fundador de Rocker's El Salvador, Expo Tattoo.
