El tema de la inseguridad y la falta de oportunidades de estudio y empleo, son por hoy, las mayores preocupaciones para nuestras juventudes en Suchitoto. Y si bien es cierto, existen esfuerzos municipales y de varias ONGs que buscan responder a estas necesidades con diversos programas, pareciera que no alcanza para cubrir las demandas de las juventudes.

Seguramente todos y todas sabemos que lo que se siembra es lo que se cosecha, sabemos que deberíamos actuar y hacer algo más por nuestros jóvenes, pero por alguna razón no logramos poner en práctica ese conocimiento. Es como cuando llegamos a casa, y vemos el desorden y en vez de poner cada cosa en su lugar, abrimos el armario o una caja, metemos todo adentro y la cerramos. Listo, controlado el caos – por lo menos a primera vista-. Y mientras esto puede ser una anécdota recurrente de nuestras vidas cotidianas, algo similar, pero a una escala mayor y con repercusiones mucho más alarmantes, está pasando con nuestras juventudes.

Muchas veces encerramos los problemas y necesidades de las juventudes detrás de puertas y como sociedad preferimos cerrar los ojos ante uno de los retos más grandes del municipio, en otros casos resulta más barato llevarles fiesta, diversión y baile, para que se entretengan y olviden sus tristes realidades. Mientras la violencia y la falta de oportunidades de formación y empleo siguen estando allí presentes y permeando la ciudad y nuestras comunidades.

Si bien es cierto que el municipio no tiene altos índices de violencia como en otros, no se debe minimizar su impacto en las juventudes. Es por ello por lo que, debemos poner atención a sus condiciones, demandas y necesidades, construyendo en colectividad -adultos y jóvenes- programas innovadores capaces de entusiasmar y transformar las realidades que viven.

En este periódico hemos insistido en aprovechar el potencial de la cultura y las artes para construir propuestas innovadoras capaces de encender la llama de un fuego que espera la chispa para arder en el municipio. Debemos acercarnos a las juventudes y entender mejor sus mundos, escuchar su música, sus sueños y sus miedos, y usar estos relatos y vivencias como puntos de partida para identificar soluciones innovadoras a los principales retos.

Sabemos que es un tema muy complejo y delicado. No se trata de tener varitas mágicas para resolver los problemas del sistema y tampoco es que no existan ya varias iniciativas municipales y de ONGs que buscan atender el problema. Pero lo que está claro es que tenemos aquí un tema y un enorme reto que está lejos de ser resuelto y que nos concierne a todos y todas. Cerrar los ojos o voltear la mirada, ante esa realidad no es ninguna solución.

Lo que necesitamos, y seguiremos repitiendo es sentarnos adultos y juventudes para buscar y construir juntos y juntas, soluciones innovadoras para tener mejores perspectivas de futuro. Pero no desde esa visión adultocentrista donde los adultos lo sabemos todo y creemos conocer lo que los jóvenes necesitan. Debemos escucharlos y ayudarles a construir habilidades y capacidades atendiendo y dando sentido a sus propuestas, facilitando recursos y capital semilla, para impulsar proyectos y emprendimientos acordes a sus sueños.

Debemos fortalecer y apoyar con recursos a las organizaciones que trabajan por la niñez y las juventudes para asegurar que tengan becas y espacios de orientación adecuada.

Debemos transformar con esfuerzos colectivos los barrios urbanos, marginales y rurales en comunidades seguras, con espacios recreativos y saludables.

Debemos fomentar la exploración personal de talentos e intereses en niñas, niños y jóvenes apoyando desde nuestras familias, barrios, escuelas y comunidades.

No debemos marginar ni excluir a ninguna niña, niño o joven de los diferentes programas de apoyo, por su orientación sexual, religiosa, partidaria política, origen, discapacidad u otro, por el contrario, debemos adaptar los programas para que sean más inclusivos a todos y todas.

Debemos exigir se designe un fondo de recursos transparente provenientes de contribuciones tributarias e impuestos por parte de la municipalidad para el apoyo a proyectos y organizaciones de arte y cultura, libre de afiliaciones e intereses personales o políticos partidarios.

Debemos crear un fondo de inversión colectivo (capital semilla) para apoyar producciones y festivales de artistas locales, con recursos y contribuciones provenientes de las empresas, negocios, comercios, colectivos y grupos familiares que tienen presencia en Suchitoto.

Debemos identificar, organizar y conformar bien los diferentes colectivos de artistas, construyendo un directorio y portafolio o plataforma de oferta y propuestas. Las y los artistas no pueden exigir apoyo sino están bien organizados, es necesario formalizar como colectivos serios, profesionales y comprometidos con lo que hacen. Las juventudes deben de pasar del juego y el entretenimiento de las artes al profesionalismo y la construcción de  colectivos artísticos sólidos, con una oferta de servicios innovadora, capaces de competir con el mercado y el medio.

Un nuevo año está a las puertas, una nueva oportunidad para o continuar o haciendo lo mismo, con los mismos resultados, o aceptar el reto y empezar a construir desde la colectividad el futuro que nuestras juventudes merecen.

md/