Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

Los locos de Suchitoto (cuento)

¡Dicen que de poetas y locos todos tenemos un poco!

Pero lo que yo les voy a contar, es del pueblo de los locos, resulta que en ese pueblo habían locos de origen y otros de paracaídas, o sea de aquellos que llegaban por casualidad, ya que los autobuses “Martita”, pasaban justamente por el hospital psiquiátrico y estos con el afán de escaparse, se prendían de la parrilla de la camioneta y las locas se metían a la fuerza, pues lo mejor era no meterse con locos por aquello, “del que se mete con locos, uno está más loco”

Suchitoto, es el pueblo de los locos, desde presidentes, coroneles y capitanes de la fuerza aérea, sacerdotes, poetas y revolucionarios; todos estos fueron grandes personalidades, y para llegar donde llegaron se necesitaba estar un poco loco.

De ese tiempo, fue muy sonada la historia romántica del aviador enamorado, capitán de la fuerza aérea salvadoreña, tan enamorado de su amada que los ejercicios aeronáuticos los hacía en las cercanías de la casa de su amada, subía hasta lo más alto del cielo y se dejaba venir en picada hasta llegar cerquita de la casa, que las tejas temblaban del susto; una y otra vez, a tenido a su pericia, pero llego el momento inesperado, cuando el avión venía de picada tenía un desperfecto mecánico y el aviador enamorado muere junto con su amada.

También recuerdo, allá por los años setenta, de un sacerdote que llego al suelo suchitotense como párroco de la iglesia de Santa Lucia; de este personaje conozco que fue un pastor muy bueno. En una ocasión, cuando niño, me encontraba sentado en la grada de mi casa que da a la calle, observando la lluvia que caía a cantaradas, de repente se detuvo un carro y vi salir al sacerdote recién llegado, sin importar mojarse corrió hasta donde se encontraba un borracho tendido en el suelo, lo levanta y se lo lleva en su carro; esas eran unas de las acciones que lo hacían verse bien como sacerdote, resulta que en la iglesia Santa Lucía, ofició misas de cuerpo presente, bodas, primera comunión, bautizos y más. Este sacerdote era tan buena gente que procuraba hacer buenas obras; un día de tantos se va a San Salvador al almacén “SEARS” y obtiene un crédito de unos cuantos millones en equipo médico, camas, sabanas, y un sin número de artículos que según estaba gestionando hasta para una ambulancia; todo el pueblo estaba muy contento con las bondades del sacerdote; resulta que lo investigaron y el tal sacerdote no era sacerdote, sino un prófugo de la justicia norteamericana; y todas los cosas que había regalado al hospital de Suchitoto se tuvieron que regresar. De los casados no sé qué fin tuvieron; pero ¡la torta ya se la habían comido!

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Cuentan por allí las malas lenguas, de un estudiante de la escuela de arte, que el examen final de estos estudiantes era hacer el papel de locos; de todos, solo uno superó en la nota, ya que él se transformó en un verdadero loco, con la melena desmechada y su barba de chivo ahorcado, con cebadera al hombro, con unos caites como calzado, un pantalón de rayas y con una camisa más parchada que un neumático; empezó por halarse las mechas, salió corriendo y gritando del aula diciendo palabras sin sentido, se desnudó ante la clase, se comió los mocos y terminó con un ataque epiléptico echando espuma por la boca; pasó el examen.

También dicen que para ser un revolucionario tiene que estar un poco loco, pues esta anécdota no está del todo cuerda, ya que en los momentos de avanzada contrainsurgente del ejército en las cumbres del cerro de Guazapa, la guerrilla iba retrocediendo, pues las armas del ejército eran superiores, esa vez, habían llevado hasta tanques de guerra para exterminarlos como a ratones en la madriguera, eran muchos los muertos, y en ese momento de desesperación revuelto con aflicción, uno de los que iba en huida, decidió morir, se hiso el muerto, dejando que el tanque pasara por encima de su cuerpo y habiendo pasado el tanque, se levanta y sube al tanque explotando una granada y así es como logran una de las hazañas heroicas de haber capturado el primer tanque al ejército salvadoreño.

De los borrachos había unos que de tanto tomar, sufrían alucinaciones y juraban que habían visto al “diablo”

De estos tenemos al “Chele Berti” después de haberse emborrachado por muchos días, una noche, cuando iba rumbo al barrio Concepción se escucharon las doce campanadas de la iglesia, cuando se le apareció el diablo convertido en un gran caballo negro de ojos rojos que lo perseguía, relinchaba parándose en dos patas, sacando chispas de fuego con los cascos y por su nariz expulsaba borbotones de humo; la borrachera se le fue en un santiamén, corrió tan rápido que fue llegando a la casa y golpeando la puerta para que abrieran más pronto que tarde, gritándole a su mujer, ¡Cándida, Cándida abre la puerta que me persiguen!, fue abriendo la puerta y poniendo la tranca; pero el susto más grande que le dio fue cuando se iba a fumar un cigarro y el caballo negro ya lo estaba esperando relinchando desde el patio de la casa, que inmediatamente cerró con tranca la puerta trasera.

Su mujer le dijo: ¡Ahain jodido el diablo te va llevar si seguís tomando! Esa noche le dio hasta calentura…

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Monín era uno de locos de zangolote, que por conseguir para un trago bailaba en la calle hasta de cabeza; así se ganó el aprecio de la gente del pueblo.

También hay poetas que juran haberse enamorado de la luna, comerse la luna como la ostia sagrada y ponerle a su amada una estrella en el jardín de su cabellera.

En el caso de los locos del gran escape del psiquiátrico, había locos tranquilos y violentos. Suchitoto era la meta final donde llegaba el autobús, así es que era llegando al pueblo y buscando su espacio donde dormir bajo el portal, recogían cartones, periódico y carpetas del basurero, cualquiera diría que pasarían una noche tranquila, sin bullas de la gente del pueblo, cuando todo el mundo se fuera acostar; no fue así, frente al portal estaba la torre de la iglesia con su gigantesco reloj que cada movimiento de la aguja minutera en su tic- tac, tic- tac, le sonaba junto al oído de los mendigos, borrachos y locos que se quedaban durmiendo bajo el portal; pero lo jodido era cuando llegaban las doce de la noche, cada campanada se escuchaba en todo el pueblo, era tan fuerte que les escapaba a reventar los tímpanos de los oídos.

Entre los compañeros del portal, está la Tarsana, la Paca choca, Monín, My friend, el apodo de este era bien singular, ya que aducía el haber estado un tiempito en los Estados Unidos de América, Motor, el Infelicito, Pata quemada, Peto y todos los borrachos que se quedaban fondeados en el piso helado del portal.

Peto, este loco es uno de los tranquilos porque no se hacía problema si le decían “Peto”, simplemente Peto, no se sabía su nombre y apellido, recogía las cabuyas de cigarros, los papeles que encontraba los hacia pedacitos más chiquitos, todo el tiempo hablaba solo; no dejaba de inspirar miedo, porque estaba marcado por el diablo, en su mano derecha tenia los tres dedos del diablo, se decía que antes de quedar así, era un hombre con mucho dinero por un pacto que había hecho con el diablo, en conjuro de magia negra y que este no le cumplió lo requerido, por lo que dejó marcado para toda la vida y ambulante recogía papeles y cabuyas de cigarros.

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Había otro loco llamado “El infelicito”, este se la llevaba que era el “Papa” porque en sus actividades andaba bendiciendo a todo el mundo que se encontraba, con la mano derecha y la señal de la cruz bendecía las personas, los carros, los postes de alumbrado eléctrico, y como cosa rara, después, abrazaba los postes, platicaba con ellos, se masturbaba y se comía su semen; este bendecía hasta las gallinas.

También estaba uno, que todo el pueblo le llamaba “Pata quemada”, los niños le gritaban ¡Pata quemada! Y él, al escuchar ese grito se llenaba de cólera y tiraba piedras, muchos fueron a parar al hospital de las pedradas del “pata quemada”.

Así como para cada tiempo hay una moda, también los locos se ponen a la moda especial mente en las mujeres había una que le decían “La Tarsana” ella se ponía sus vestidos cortitos y su cara con excesos de rojo maquillaje, sus cabellos bien alborotados, estaba acostumbrada a los remolques que los jóvenes del pueblo frecuentemente la abusaban.

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De igual manera le pasó a la “Paca choca” resulta que era una muchacha humilde que había llegado del campo a trabajar en una casa de los riquitos del pueblo, el joven de la casa, apuesto y arrogante que obtenía todo lo que a él se le antojara, en uno de esos días, con un brusco movimiento se abalanzo trincando al suelo a Francisca la domestica que quedó embarazada. Esperaron los nueve meses y le quitaron su hijo, y a base de amenazas la echaron de la casa, que no le quedó más remedio de ver a su hijo desde lejos; el hijo quien paso a tener mejor vida con la familia del padre más él nunca supo quién era su mamá; ella lo miraba desde lejos con ganas de abrazarlo, pero estaba amenazada, así es que se aguantó andar por la vida con un muñeco en los brazos que decía que era su hijo.

Todos los locos que llegaron a Suchitoto por casualidad, de montarse en la camioneta la cual era su meta final, se quedaron y pasaron a ser de Suchitoto, estos dormían en el portal junto con los borrachos y los mendigos, en cambio los locos de caché, tenían y vivían con su statu quo por las nubes.

¡De poetas y de locos todos tenemos un poco!

Habremos unos locos enamorados del amor y otros locos que llegamos por desesperación, frustración y tristeza del amor o del poco amor en la vida; cuando descubrimos que no existe el amor de mi amada, que todo es una ironía, que el mundo circundante nos depara la angustia constante en que vivimos, que la sociedad es tan corrupta, deshumanizada y contaminada de despotismo, donde domina la superioridad y el humilde trabaja arduamente, que de nada sirve su esfuerzo singular ya “que una sola golondrina no hace verano” y de tantos y tontos locos como don Quijote de la Mancha seguimos luchando contra esos molinos de viento, coexistiendo con la tristeza, con la oscuridad y muchas veces con la incapacidad de poder cambiar el mundo..

Ahora usted estimado lector señale, cuáles de los locos era más feliz, si los cuerdos o los verdaderos locos en este mundo de goce y desdichas.

Por: René Filmar Parada Doñan  (Fildorp).

Ilustraciones: José M Henríquez.

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2 comentarios en “Los locos de Suchitoto (cuento)”

  1. Un hombre que jamás se vuelve loco debe tener una vida horrrible ante tanta realidad, los locos somos realmente muchos o seremos pocos ? Cada uno en su locura sabe guardar la compostura fingiendo ser cuerdo para encajar en esta sociedad, que al final resulta ser una mentira… una mentira de locos

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