La comida es uno de los elementos más representativos de la cultura, es sinónimo de tradición, costumbre y conocimientos transmitidos de generación en generación y también es parte de una memoria histórica y colectiva así como parte de la cotidianeidad de un pueblo.
Los vínculos gastronómicos nos forman cómo entes culturales, alrededor de ellos hay sociabilidad, amistad, sabores, hay sentimientos encontrados, remembranzas de infancia, tiempos idos, recuerdos de juventud, experiencias y anécdotas lo qué posiciona a la comida cómo una práctica íntima que involucra a los ancestros y todo lo que nos rodea.
En esta nota particular he escrito sobre la sopa de patas qué es un platillo típico salvadoreño, lleno de mucho color y sabor además muy degustado por muchas familias tanto en las ciudades, así como en los pueblitos.
Suchitoto no es la excepción este pueblo colorido y caluroso tiene las recetas para dar sabor a muchos años de tradición culinaria. Si bien es cierto que en Suchitoto antes de la cuarentena se podía encontrar esta sopa en todo el mercado municipal y era casi una obligación los fines de semana con la pandemia sólo han sido pocas las mujeres qué hacen esa preparación.
Una de las mujeres que se ha caracterizado por la preparación de esta sopa de mondongo o patas ha sido Lolita en la colonia la Chacara. Esta sopa es muy aclamada y esperada los domingos, y ha venido siendo una de las propuestas culinarias del almuerzo. «La Lolita” es una mujer emprendedora de 33 años qué nació en el barrio Concepción y fue la última hija, nacida en un seno familiar grande, lleno de tradiciones culturales qué se iban transmitiendo de generaciones. Gustos, paladares, mitología, creencias religiosas así cómo rituales a lo largo de la vida y por supuesto el amor a la comida, a los sabores típicos.
Para está sopa primeramente se cuecen las patas de res durante 3 horas posteriormente se agrega la tripa y los condimentos de su especialidad, cuando ya va tomando color, olor y sabor se le agrega la verdura y termina su culminación al punto exacto.
Estas preparaciones llevan mucho esfuerzo y trabajo, así como el conocimiento de todos los condimentos y hierbas que le dan sabor. “Hay va la Lolita con la canasta pal mercado, con mascarilla y guantes para seguridad. Con esta enfermedad no se sabe. Ahora habrá sopa e patas» le dice a una señora del pasaje.
Este caldo popularmente se le conoce como “el quita goma”, como el que te levanta, la que te hace sudar, caliente caliente sopa de patas, pero no sólo está enfocada en quitar crudas, es en realidad una forma de vínculos culturales qué hacen grande la convivencia cómo tal, marcando precedentes y convirtiéndose en un platillo típico.
Esta sopa va acompañada comúnmente de cebollita muy bien picadita, cilantro, tortillas calientes sacaditas del comal. Algunas personas la acompañan con refrescos naturales o las respectivas cervezas en familia y amigos.
Poco a poco las personas van llegando una a una por sus pedidos, a través de esta nueva modalidad a domicilio también muchas personas la pueden disfrutar en la comodidad de su hogar.
Los alimentos son capaces de unir regiones particulares, la comida es naturaleza y convivencia es valores y hierbas, es trabajo bien dignificante, es responsabilidad. Si bien es cierto que la globalización de ingredientes y recetas ha dado cierto giro a lo típico y ha dado un sin fin de mezclas gastronómicas haciendo más variado el menú.
Por otra parte, esta ese sabor casero que ha mantenido su naturaleza, con hierbas aromáticas locales, con verduras frescas del campo más cercano y es que cada pueblo tiene la necesidad de comer la comida que está ligada con sus raíces y su territorio y es porque nos mueve la afinidad por nuestras costumbres y tradiciones así como los gustos y paladares que te identifican.
Estos son algunos comentarios alrededor de la comida típica.
«Qué rica la sopita para la cruda» , «El olor a cebolla anuncia el almuerzo»
«Los domingos son de sopa de pata» «La comida especial se da los domingos»
«En esta cuarentena la comida ha sido nuestra salvación»
«Vivir aquí cerca de cascadas, ríos y lagos le da un toque más rico a la comida»
«Al venir de trabajar del campo lo qué más deseo es comida caliente»
«Soy una mujer de dos comidas hijo» «Esta preparación lleva trabajo»
«Antes no me gustaba la sopa de pata ahora la busco cada domingo»
«El sabor particular del alcapate le da un toque riquísimo» «Cuando estaba cipota eran peroladas de sopa de pata que hacíamos, había mucha familia esos días» «En familia las comidas saben mejor»
Y pues así transcurren los días con sus altos y con sus bajos, lluviosos, serenos calurosos y cálidos, con gallos mañaneros, con aves nocturnas, con amigos y amigas, con familia. Las vivencias culinarias están enriquecidas con el tiempo y se mezclan, se reproducen en cada encuentro y es así cómo el corazón y el estómago están contentos.
Redacción y fotografías: Gerson Tobar
