Los personajes idiosincráticos y populares de los pueblos son parte fundamental de la identidad, en su mayoría son personas que destacan y que se dan a la vista y al conocimiento de todo un pueblo, construyen círculos de armonía y excentricidades para ser parte de los paisajes pluscuamperfectos qué rondan los días de la ciudad.
Siempre existen personajes qué las diferentes casualidades de la vida y las circunstancias los han llevado adoptar vidas desesperadas, llenas de gracia, algunas veces hasta hundimiento en pozos de vicios, inesperados giros de voluntad, procesos de transformación que experimentan las diferentes regiones de los pueblos.
El conjunto poblacional anuncia la desprotección de estos desvalidos muchas veces seres marginados, olvidados y atrapados en bosquejos y sólo imaginación de vida sana y plena, con ellos la comunidades comparten pueblo e idiosincrasia, siempre están presentes sin invitaciones formales, sin traje corbatudos y gigantes zapatos, comparten dolor e historias de su propia gente.
El personaje «Bam Bam el muñeco loco» cómo muchos le llamaban falleció en Suchitoto en los últimos días y sin duda se ha quedado el reflejo memorístico de generaciones que observaron y compartieron su desarrollo cómo tal, sus palabras a menudo en la re búsqueda, sus canciones de Leo Dan y los Credeence cantadas muchas veces con cual era su habitual, típica lingüística e interpretación, echándose el trago con la cebolla morada, sin camisa, con sus pies callosos resistente al sol brillante de Suchitoto en verano, vestido con sus shorts aviejados, llenos de pajillas en forma de cincho, sus collares coloridos de festivales, o sus anillos gitanos de sorpresas.
Chachalaco cómo tal, lleno de histeria sin el efecto embriagador del tapón rojo, vagando por las calles empedradas, pidiendo para comer, bailarín cómo ninguno, un experto en romper el hielo en las bailables fiestas patronales, festivales internacionales y más.
Francisco Ernesto Renderos Mejía fue su nombre, pero fue bien conocido cómo «Bam Bam » nació en Suchitoto el 8 de agosto de 1969 y ha muerto este pasado 29 de agosto del 2020, se fue en su propio mes de viaje a una vida mejor.
Vivió y sufrió la guerra a una corta edad, estudio en el grupo y fue unos de los mejores sastres que dejaba en cada puntada su creatividad y buen trabajó. Una de sus primas, Iliana de Ruano me comenta que era un hombre muy saludable y atlético, que hacía mucho ejercicio, y qué al principio de su juventud su sobre nombre era «Bam Dan» pues le gustaban mucho esas películas, levantaba mucha pesa y era fuerte mental y físicamente con el pasar del tiempo su apodo se transformó y ya era «Bam Bam el muñeco loco» «Bambix»
Según cuentan, los antecedentes que desencadenaron su alcoholismo fue una decepción amorosa, una pérdida sentimental, una baja autoestima y poco desarrollo para esa época, un refugio para los más débiles personajes que se refugian y muchas veces mueren en esa personalidad adoptada cómo manera de sobrellevar malas situaciones y condiciones, cómo un escudo de protección ante la terrible indiferencia y normalidad de la vida. La familia y muchas personas de buen corazón siempre le brindaron una tortilla, un saludo, una moneda, un consejo o una risada.
Los recónditos rincones de Suchitoto pájaros y flores, se quedaron con un poco de su vida y en muchos habitantes quedó una chispa de cariño por el emblemático Bam Bam, ahora vive en los corazones de los que lo conocieron, cantaron y rieron con sus singulares payasadas, las campanas melancólicas lo recuerdan con repliques de eternidad, se celebra la muerte cómo parte de la vida.
Se ha quedado a vivir en las fotos que otros tomaron, vídeos viejos y nuevos de su tiempo, recuerdos memoriales, vivencias con amigos, familia, compañeras de escuela, de guerra, de calles de tiempo y así se despide otro personaje de esta vida terrenal y pasa al libro de la memoria histórica de Suchitoto.
Por Gerson Tobar
