Apuntes sobre embarazo en adolescentes y el aborto… La desigualdad salvadoreña (II parte)

Ya en otro ensayo escribí ampliamente sobre las particularidades del fenómeno[1] y lo que deseo destacar ahora, después de varios años de contante denuncia del hecho, es nuestra actitud permisiva e hipócrita frente al fenómeno. Sucede en nuestras familias, nuestras comunidades y lejos de combatir el hecho, lo callamos y hasta sancionamos a la joven adolescente con la desatención de su condición de embarazada (atención médica) y en muchos casos debe dejar su hogar (y por supuesto la escuela) quedando en la indefensión en un momento de alta vulnerabilidad: es solo una niña embarazada.

La estigmatización de una hija de madre adolescente es tal que muy probablemente ella también lo será. (Eric Berne, Análisis Transaccional[2]).

Existen campañas para la prevención de embarazo en adolescentes, sin embargo, al no existir un compromiso del estado, las campañas solo son esfuerzos atomizados que no logran permear en la conciencia de la sociedad, y por lo tanto de los legisladores. Es importante retomar un esfuerzo como el que se desarrolló cuando se llevó a discusión y aprobación la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, y en este caso volverla extensiva a la mujer adolescente, dada su  condición indefensión. El compromiso del estado se materializa con la armonización de la legislación vigente y la aplicación de las sanciones sin distinciones.

La evolución de la sociedad pasa por dejar atrás los razgos de nuestra cultura machista que permite conductas abusivas al hombre victimiza a la mujer. Costumbres y tradiciones que resultan nocivas para la sociedad mientras educamos o “criamos” hijos. Estos tienen que ver con el respeto y el trato igualitario a las personas, independiente del género.

A la base de este comportamiento abusivo esta la violencia en sus diferentes formas. La falta de empoderamiento de la mujer constituye una forma de desigualdad crítica. Existen múltiples barreras para tal empoderamiento, la violencia contra mujeres y niñas es tanto una causa como una consecuencia de la desigualdad. Una de cada tres mujeres y niñas (un 35%) sufren violencia física o sexual a manos de su pareja o de terceros, aun con la vigencia de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres. Un porcentaje que sigue siendo alarmante.

La violencia de género no es solo una causa de desigualdad, sino que también es consecuencia de ella y se ve reforzada por la aplicación de las leyes de forma discrecional y discriminatoria, así como normas sociales excluyentes que doble victimizan a las mujeres, como veremos adelante en el tema no menos polémico: el aborto.

Si bien es cierto nuestras mujeres no tienen la carga que imponen algunas culturas, desde el vestir o el no poder salir sin la compañía de su marido a la calle, y otras libertades o incluso la misma ablación, también es cierto que nuestra mujeres sufren de trato desigual y abusivo por parte de los hombres. El embarazo en adolescentes es la evidencia de la impunidad y las jóvenes adolescentes sufren consecuencias en su proyecto de vida como: deserción escolar, aumento de la pobreza, uniones forzadas, hacinamiento, interrupción en su proyecto de vida, inicio de relaciones sexuales forzadas, entre otras.

Es por tanto, fundamental apoyar a las mujeres y niñas víctimas de la violencia sexual en este caso, asegurando el acceso a la justicia, a refugio y a protección. Romper el ciclo de la violencia de género, implica que las intervenciones políticas deberán centrarse en el largo plazo, cambiando aquellas normas sociales que son discriminatorias; cerrando las brechas de género existentes en el nivel educativo, económico o social; y creando una mayor concienciación social acerca de la violencia de género. Necesitamos hacer las cosas de manera diferente.

Se suma al problema de la igualdad de oportunidades, la ruralidad de nuestra población. En una muestra tipo, el 44% de las adolescentes embarazas son del ámbito rural, en donde el grupo etáreo de la muestra corresponde a 14-16 años y representa el 28 31% , y el grupo de edad de 17-19 años representa un 62 69%.

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De esta lectura se debe considerar los factores de riesgo del embarazo, los que se ven más acentuados en el grupo de edad de 14- 16 años, y que no es poco. Las implicaciones de salud (muerte fetal, presión arterial alta , eclampsia, anemia, complicaciones durante el trabajo de parto y el parto (como parto prematuro y alumbramiento de un niño muerto). Recordemos que la mujer a esta edad no está preparada fisiológicamente (madurez) para dar a luz, y desde la estrechez pélvica en adelante se considera un factor de riesgo.

Cuando revisamos estas implicaciones, queda claro que al hombre que comete la violación, no le importa la vida de la adolescente o de un eventual bebé, ambos madre-hijo se exponen a un riesgo grave. De nuevo la desigualdad de género y el abuso sobre la mujer está presente en la cantidad de adolescentes violadas y ahora embarazadas, 25,132!!. De la misma manera me atrevo a decir que las autoridades –dada la evidencia- tampoco les importa el tema.

Impunidad. Circunstancia de no recibir castigo un delito o un delincuente.

Lo uno va con lo otro, eso este  punto es necesario revisar las implicaciones. Las cifras hablan per se. Son 25,132 casos de violacion que nadie investigara, y que por tanto no irán a juicio. Solo 444 de los 1,501 que fueron procesados por la fiscalía y el sistema judicial , fueron condenados.

Es inequívoco entonces hablar de una negación al acceso a la justicia.

La UNICEF en 11/2019 determinó que por lo menos 11 niños al día son victimas de violencia sexual, una cifra que se queda corta en cuanto que hay subregistro de este abuso por diferentes causas, entre ellas la vergüenza de la familia y el/la menor, la desconfianza en las instituciones o el miedo. 6 de cada 10 denuncias fueron de niñas y adolescentes, y solo en 2018 las agresiones denunciadas ante la Fiscalía General de la republica sumaron 4,590

Son los tíos, primos, amigos, padrastros y hasta los padres de las jóvenes violadas.

Siendo imperativo e impostergable la armonización de nuestras leyes, códigos que puedan presentar vacíos o contradicciones (como sucedía con el Código Penal, la Lepina y el Código de Familia respecto al matrimonio con adolescentes), la creación de mecanismos amigables de consejería y denuncia, así como un cambio importante en la familia, la sensibilización y comunicación efectiva que permita detectar el abuso sexual.

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Sobre el aborto.

Cada vez que entrevista a un político en campaña, invariablemente declara que es “pro vida” o que está contra el aborto. Como sabemos, se trata de dos personas con igualdad de derechos. El político no puede entrar en conflicto con sus electores, son temas que pueden sumar o restar votos.

El problema ético del aborto se plantea por el conflicto entre 2 valores. La autonomía procreativa de la mujer y la inviolabilidad de la vida humana. Si ambos valores se plantean de forma absoluta no existe posibilidad de una solución equilibrada. Salvo las circunstancias, por lo que el aborto es la resolución de un dilema moral,[3]. “Un dilema entre dos males: la maternidad forzada o la interrupción del embarazo. No tiene alternativa buena. Sería sencillo un dilema entre el bien y el mal, moralmente solo deberíamos optar por el bien”.

La religión.

Es necesario la revisión del rol de la Iglesia como institución, dado que la norma religiosa es por lo general la madre de la norma moral y luego ésta la base de la norma jurídica, y aunque es un estado laico, no se puede ignorar este hecho.

El aborto ha sido y es un tema muy polémico frente a la religión. Algunas religiones como el judaísmo o el islam reconocen la posibilidad de abortar en casos concretos, como la violación o si existe un riesgo para la madre, la religión católica se opone, ya que según la Biblia, se reconoce que todas las vidas son sagradas y, por lo tanto, considera que un aborto es poner fin a una vida que se está gestando. La Iglesia católica es una de las instituciones religiosas más importantes e influyentes del mundo y si se opone al aborto en cualquier circunstancia, esta postura decide sobre los más de 1.300 millones de católicos a nivel mundial, aun cuando el diagnóstico prenatal muestre malformaciones en el feto o el embarazo suponga un peligro para la salud de la mujer.

Desde 1930, el Papa Pío XI dictaminó que la vida de la madre y la del feto son sagradas por igual y que nadie tiene autoridad para eliminarlas. El Papa Francisco I, en el año 2015 cuando con motivo del año de la misericordia facultó a los sacerdotes para que pudieran perdonar el pecado del aborto por tiempo indefinido. Dicho pecado es condenado con la pena de excomunión. Sin embargo, con este perdón no se está rompiendo las normas ni en la tradición de la Iglesia, sino que más bien cambió el marco jurídico pero la sanción sigue siendo la misma. El papa ha comparado la interrupción voluntaria del embarazo con un asesinato.

La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se pronunció a favor del aborto “siempre y cuando se otorgara a la mujer las atenciones adecuadas, antes, durante y después de efectuarlo”. Los grupos que defienden la vida lo rechazaron, pues alegan que el aborto es atentar a los derechos del nuevo ser, ya que a pesar de ser un embrión o un feto ya puede considerarse un ser individual y por tanto tiene derechos: Al llevar a cabo el aborto automáticamente se estaría hablando de un asesinato.

Según la OMS, las mujeres ante la negativa y trabas que ponen tanto la sociedad (la Ley), Iglesia e instituciones de salud para recurrir a realizar abortos de manera segura, se ven obligadas a buscar métodos inseguros que ponen en riesgo su vida y define el aborto peligroso como una intervención destinada a la interrupción de un embarazo practicada ya sea por personas que carecen de la preparación necesaria o en un entorno que no reúne las condiciones médicas mínimas, o ambas cosas a la vez, es decir en la clandestinidad. Algunas de las complicaciones que pueden tener son: hemorragias, abortos incompletos, infecciones, perforaciones, entre otras.

Durante siglos, la doctrina y la tradición de la Iglesia no ha tenido cambios en su enfoque sobre el tema. Si ha ratificado en el tiempo su postura el hecho que la vida fue dada por Dios, es él quien a su debido momento la quitará.  Así, su mayor objetivo es la defensa de la vida y procurar lo posible para preservarla, y así jamás habrá un motivo suficiente que justifique acabar con la vida humana, independiente del riesgo de la madre o la inviabilidad del feto. Así, la Iglesia predica el cumplimiento del quinto mandamiento de la ley de Dios: No matarás, siendo el papa, los cardenales, obispos, sacerdotes y demás colaboradores son los guardianes de la fe y de ese quinto Mandamiento.

Hay muchos temas donde la Iglesia emite su desaprobación y censura: tal es el caso del celibato[4], la homosexualidad, permitir a las mujeres tener un papel más importante dentro de la Iglesia, inseminación artificial, el uso de anticonceptivos y particularmente el aborto.

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Los jóvenes frente al status quo.

Para los jóvenes el aborto es un tema delicado, ya que los embarazos en adolescentes son frecuentes y en muchos casos ante esa situación y las consecuencias algunas recurren al aborto arriesgando su vida. Es el caso que ante la situación legal que no les ampara, acuden a lugares clandestinos, toman abortivos u otra sustancia que pueden ser nocivas. Algunos factores a tomar en cuenta:

  • La edad de los jóvenes. Es normal y frecuente que las jóvenes adolescentes embarazadas tengan temor ante la gran responsabilidad que implica la maternidad.
  • El desamparo de la familia. Es frecuente que la familia no apoye a la adolescente embarazada y esta se convierte en una vergüenza y una afrenta social; hay casos de padres que llegan al punto de “echar” a las adolescentes de la casa dejándolas en la indefensión. En estos casos la adolescente con más frecuencia se puede ver forzada a abortar.
  • El embarazo es con frecuencia motivo para abandonar la escuela. El hijo se convierte en un obstáculo para su desarrollo escolar y, por lo tanto puede buscar abortar.
  • La falta de recursos económicos. Siendo adolescentes y sin formación laboral e ingresos tienen la inseguridad de la manutención del bebe.
  • La crítica social. Este es quizá el aspecto más importante ya que la presión social señala y margina a las adolescentes y esta presión social obligan a buscar ayuda para abortar aún a costa de los riesgos (salud/ penal). Generalmente la crítica proviene del sector religioso de la población.[5]

Cambios

Consciente de que cada País enfrenta su propia realidad, es saludable ver alrededor. Importante destacar que a la base del dogmatismo esta la Iglesia. Los irlandeses aprobaron la derogación de una enmienda constitucional que penaliza el aborto con reclusión de hasta 14 años. El gobierno introducirá legislación en el Parlamento para permitir la interrupción voluntaria del embarazo dentro de las 12 semanas de gestación.  En Argentina, dos tercios de los argentinos aprueban la despenalización del aborto, exactamente como en Irlanda, y que ese porcentaje es más alto entre las mujeres y aún más alto entre los jóvenes. Este porcentaje debería ser suficiente para recordarles a muchos legisladores que se trata de una democracia representativa, y subráyese representativa. Sin embargo la ley de despenalización del aborto recibió media sanción en la Cámara de Diputados, siendo rechazado en el Senado.

El dogmatismo en cuestión oculta que despenalizar el aborto no erosiona la fe de las personas, no debilita las convicciones religiosas de los fieles, no borra la identidad de las personas. Irlanda es muy católica, como lo son España, Italia y Uruguay. Todos tienen ley de interrupción voluntaria del embarazo. También aquí cerca, en México, donde la abrumadora mayoría de sus 21 millones de habitantes son muy católicos y donde la Basílica de Guadalupe es el segundo lugar de peregrinaje católico después del Vaticano. Lo que cambia la despenalización del aborto, es el control social existente; de las mujeres por parte de los hombres, que es ejecutado por instituciones regidas por hombres, la Iglesia Católica entre ellas.

Como dice el primer párrafo de este apartado, “..Cada vez que entrevista a un político en campaña, invariablemente declara que es “pro vida” o que está contra el aborto…”, pero en realidad, solo han sido instrumentos de control social, control que racionalizan con un discurso religioso.

En este discurso de los políticos predominan la incoherencia y la hipocresía. Para quienes se pronuncian “pro-vida” y sus argumentos sean plausibles, deben antes resolver el dilema ético que implica –por ejemplo- que sea aceptable congelar embriones para la fertilización asistida, la mayoría de los cuales jamás nacerán y muchos de los cuales se descartan. En otras palabras, si la vida comienza desde la concepción, son personas cuyo desarrollo se trunca deliberadamente o se abortan. Pero eso sí es legal.  También han de sustentar ó justificar moralmente que una mujer que aborta esté sujeta a una condena de prisión de hasta de treinta años y el varón—es decir, el padre del embrión abortado—no reciba castigo alguno. Igualdad ante la ley, bien gracias. Es por ello que la política, la religión y la infidelidad son temas espinosos. Tienen doble moral y solo exponen nuestra hipocresía. Se trata de poder, no de fe. Así, el rechazo a la interrupción voluntaria del embarazo no es más que una denegación de derechos a efectos de ejercer una supremacía. 

En la realidad, ilegal o no, las mujeres continuarán decidiendo sí y cuándo ser madres. La historia de la democracia es hacer legal una ilegalidad, o sea, ampliar derechos. También era ilegal divorciarse y también era ilegal amar a una persona del mismo sexo. La sociedad cambia. 

Algunos aspectos que pudieran cambiar la percepción del discurso religioso entre los adolescentes son: el comportamiento de los representantes de la Iglesia católica (escándalos); la presencia creciente de otras religiones (cristiana evangélica); y también puede ser que el discurso religioso sea muy conservador ó retrógrado para la época que se vive, entre otros.

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 Antecedente.

La igualdad entre hombres y mujeres. El Salvador legisló en los últimos años ratificando en la constitución el derecho a la vida desde su concepción[6]. Y está bien, salvo que la ley primaria se desarrolla con Leyes secundarias que son las que determinan las particularidades de su ámbito de aplicación. En nuestro caso la Ley primaria es tajante en su redacción y no permite excepciones.

Si bien es cierto en otros países la mujer tiene la libertad de decidir sobre la continuación o no de un embarazo, en nuestro País los poderes fácticos han cerrado toda posibilidad de la terminación temprana de un embarazo –aborto- y lo han penalizado hasta con 30 años de prisión, tipificado como homicidio doloso[7].

Pero sobre la aplicación de la Ley hay serios cuestionamientos, y estoy claro que en tanto la Ley siga con la redacción que tiene, se debe respetar y obedecer, es nuestro pacto social. En lo que disiento es en la aplicación, ya que se presta a la discrecionalidad del juzgador, y no me refiero solo al Juez de una causa ante quien se presenta un requerimiento Fiscal, me refiero a la cadena de funcionarios involucrados en un caso de aborto que desde que se presenta,  desde que la joven embarazada acude a un servicio de salud público, casi invariablemente el personal de salud lo reporta y sin más se presenta la Fiscalía, la Policía y la paciente pasa a custodia, luego se remite a un centro de detención a esperar intimación y luego vista pública. El Juez por su parte aun no aprendió que su rol es de ser juzgador de los hechos que se le presentan, sin embargo actúa como parte, separándose de su función sobre la cual juro cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes vigentes.

Aquí no existe la valoración de la causa del aborto[8]. Si fue provocado o no ó si fue espontáneo. Tampoco cabe –salvo excepciones- la valoración del médico sobre la viabilidad del embarazo hasta su término, aun cuando esté en riesgo la vida de la madre. Esta es una postura que viola el derecho de las mujeres. Tal es el caso de Beatriz[9].

 “…En el caso de Beatriz, solicitó el aborto debido a su condición de salud la cual comprometía claramente su vida: padece de lupus eritematoso discoide, una enfermedad del sistema inmunológico que provoca que el cuerpo ataque a sus propios tejidos sanos. También padece una dolencia en el riñón causada por el propio lupus. El lupus es una enfermedad sistémica que ataca la mayor parte de los órganos y puede salir del control del médico por las complicaciones que pueda tener.

Beatriz solicitó un aborto terapéutico ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ). La justicia salvadoreña reaccionó después de que La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) urgiera a El Salvador a adoptar medidas urgentes para proteger la vida de la joven madre salvadoreña. La justicia autorizó la práctica de un parto inducido. El caso dividió el país, toda vez que incluso la Iglesia Católica salvadoreña se oponía a que la joven abortara. La polémica rebasó las fronteras del país centroamericano y ha puesto en la mira una ley de 1998 que prohíbe el aborto bajo toda circunstancia”… 

“En el caso de Beatriz en El Salvador, los médicos tenían miedo de darle el tratamiento necesario para salvar su vida simplemente por el temor de ser encarcelados. Pese a intentar salvar una vida. Leyes como éstas ridiculizan la profesión médica porque deja a los galenos con manos atadas frente a una situación en donde la mujer se encuentra en peligro” Morena Herrera.

La ministra de Salud Pública de El Salvador de la época reconoce que dicha ley atenta contra la vida de las personas. “Ha sido una lección para nosotros por todo el interés y el apoyo a nivel internacional que muestra cómo ve el mundo una ley que yo considero totalmente retrógrada”, afirma Rodríguez…. Pero teniendo iniciativa de Ley como Ministra, no promovió la reforma de Ley necesaria, dejando una deuda con nuestras mujeres.

El caso de Beatriz es solo la muestra. Cuando una mujer es vejada por el sistema, como es el caso de Teodora Vásquez[10] -por mencionar un caso- quien se vio en un hospital, con el pie izquierdo esposado a la camilla y rodeada de periodistas. La policía les había convocado para que pudieran fotografiar el Mal: una chica de 23 años y origen humilde acababa de matar a su hijo recién nacido. Nadie quiso atender, ni entonces ni después, la versión de Teodora: que había sufrido un aborto involuntario por una emergencia no atendida. Después de pasar 10 años y siete meses en la cárcel. Como este hay muchos más y la legislación retrógrada, como la calificó la Ministra de Salud de la época, ha levantado el clamor a nivel mundial de las organizaciones de derechos humanos, donde se considera que la legislación salvadoreña es de las más severas del mundo en este tema.

Cuando una mujer es procesada y rápidamente condenada por un aborto, su vida cambia dramáticamente. La de su familia también, más si tiene otros hijos, lo cual es frecuente, quienes quedan bajo la tutela del padre, si lo hay, o quedan en custodia de sus abuelos. Lo comparo con la muerte materna. La madre deja en seno familiar y su pareja, si la hay carga con toda la responsabilidad de cuidado de los hijos, sino lo hay son los abuelos. Esto sucede en el Servicio Nacional de Salud (MINED); pero… y si sucede en ámbito privado?, en uno de los hospitales de la Colonia Escalón? Si este es el caso, este no trasciende, se le brinda la atención, paga la cuenta y se va a su casa… no hay denuncia ni medios, ni Fiscalía ni Policía… no hay delito que perseguir.

Esto nos lleva a otra situación de desigualdad. ¿La Ley entonces determina que hay ciudadanos de primera y de segunda categoría?. Este es un problema que enfrentamos desde siempre y contra el cual debemos mantener constante lucha. La Ley se aplica o se interpreta, según de quien se trate.

Mi familia sirvió y sirve a la vida en los hospitales. Mi Madre quien inauguró el servicio de Partos a Domicilio del antiguo Hospital de Maternidad de San Salvador antes de mi llegada, y quien sirviera 42 años como enfermera, los últimos en el Hospital Nacional Rosales; mi esposa Medico quien sirvió por 33 años al ISSS y mi hijo que ahora toma la estafeta como Médico Ortopeda formado en el ISSS. Como pueden comprender no podría estar contra la vida, de hecho mis hijos son un recordatorio de lo sagrada que la vida es y el privilegio de estar aquí ahora, después de sobrevivir muchos escollos, es un compromiso con la vida; sin embargo, no puedo con mi formación, ignorar que existen causas más allá de la voluntad de la mujer, por las cuales un embarazo no llegue a término, y no por ello he de calificar el hecho como un asesinato. No lo es.

Hay médicos que de manera oportuna establecen un diagnostico o causa de muerte en un centro de atención y objetivamente eximen de responsabilidad a la parturienta, de la misma manera hay, debido a la estigmatización, profesionales que de inmediato notifican un aborto espontáneo como provocado, con las consecuencias apuntadas. No se puede estar sujeto al criterio personal sin tomar en cuenta la evidencia científica. Y esa es la necesidad de legislar sobre los casos en los cuales la causa de muerte del neonato debe establecerse con claridad.

Es necesario validar nuestra legislación a la luz de quienes saben, los médicos. Se debería consultar al los especialistas y solicitar una recomendación objetiva sobre el tema, que sirva de base a las reformas que la Ley requiera para actualizarse y servir a la sociedad con criterios vigentes y no retrógrados.

No somos un estado religioso, somos un estado laico, y aun en los países con solida base religiosa se han tomado desiciones y se ha legislado en concordancia con el criterio científico, que en este caso es que debe privar.

Por Alejandro Gómez

Ref.

  1.  http://ins.salud.gob.sv/wp-content/uploads/2018/07/Tendencia-de-embarazo-y-partos-en-adolescentes.pdf

[1] https://es.scribd.com/document/333545968/Embarazo-en-Adolescentes

[2] “Un plan de vida inconsciente” (Berne, 1966). Y “Un plan de vida creado en la infancia, reforzado por los padres, justificado por eventos subsecuentes y culminando en una alternativa elegida” Berne (1972).

[3] Graciela Hierro (Hierro, 1990; 1998)

[4] El caso del Padre Delgado en Ciudad Delgado abrió en su momento una fuerte discusión sobre el celibato. A su sepelio acudieron sus 5 hijos, con sus respectivas madres.  

[5] https://www.comecso.com/ciencias-sociales-agenda-nacional/cs/article/view/2111/1094

[6] Art. 2 Constitución de la República

[7] Homicidio Doloso, la acción de matar es deliberada, ejecutada con discernimiento e intención.

[8] Es la pérdida espontánea de un feto antes de la semana 20 del embarazo (la pérdida del embarazo después de 20 semanas se llama muerte fetal). Un aborto espontáneo es un suceso que ocurre naturalmente, a diferencia de los abortos médicos o abortos quirúrgicos.

[9] “…María Isabel Rodríguez, Ministra de Salud confirmó que Beatriz, la joven de 22 años que había solicitado un aborto terapéutico por estar en peligro de muerte se encuentra en condición estable. Se le practicó una cesárea cuando prácticamente estaba en trabajo de parto. “Ayer a las 2 de la tarde nació una niña totalmente inviable, padecía anencefalia, una malformación fetal consistente en la ausencia de cerebro. “Vivió cinco horas, durante todo ese tiempo se le dieron todas las atenciones necesarias, pero era un caso completamente imposibilitado para la vida”, subrayó la ministra…” https://www.dw.com/es/caso-beatriz-en-el-salvador-una-discriminación-socioeconómica/a-16858733

[10] https://elpais.com/ccaa/2018/04/11/catalunya/1523470806_050152.html

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