Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

Raúl González, un escritor suchitotense desde la diáspora

En la búsqueda de Suchitotenses que se encuentran en el extranjero y conforman la diáspora de Suchitoto, nos encontramos con Raúl González, un escritor originario de Suchitoto, que desde hace más de 40 años migró de Suchitoto y desde la diáspora en el estado de California, Estados Unidos ha hecho importantes aportes a la memoria histórica de Suchitoto mediante la literatura..

 Raúl González tiene publicados dos libros sobre la ciudad de pájaros y flores y se describe así mismo como un “jornalero de las letras” que le ha gustado escribir y retar al tiempo y al olvido para hablar sobre su amada y recordada ciudad de origen.

Raúl Gonzales, es originario de Suchitoto, nació en el barrio Concepción, pero su infancia y adolescencia las vivió en el barrio La Cruz de donde guarda entrañables recuerdos. De estos años, recuerda como a pesar de proceder de una familia humilde fue criado con estrictas enseñanzas y principios de respeto y buen comportamiento en el hogar y dentro de la sociedad.

Lleno de nostalgia don Raúl recuerda como sus primeros años de estudio de primaria los realizó en la Escuela «3 de Mayo» del Barrio La Cruz y luego en el Grupo Escolar «Isaac Ruiz Araujo» para después realizar su Bachillerato, en el Instituto Nacional de Suchitoto INSU, en la sección nocturna, porque durante el día tenía que trabajar.

Luego del culminar su bachillerato, en 1979 decidió continuar sus estudios superiores y se inscribió en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional de El Salvador pero su sueño se vio frustrado por la convulsión social de aquellos años, que provocó el cierre de la Universidad en 1980.  De esos años, don Raúl recuerda como la guerra civil (1979 a 1992) se llevó sus sueños de convertirse en un abogado y profesional. Al hablar sobre la guerra rememora combates esporádicos en las zonas rurales de Suchitoto, que sucedían desde algunos años antes de ser oficializada la guerra civil a nivel nacional.

Al preguntarle sobre sus recuerdos más preciados de la infancia y juventud nos dice: mis recuerdos pasados de mi niñez, adolescencia y de joven son de recuerdos buenos, aunque viviendo en pobreza, siempre fui feliz.

Me gusta tanto recordar mi época de niño, vivir en libertad, encontrar felicidad en la naturaleza recorriendo los montes, los potreros y los ríos, disfrutar el invierno, empaparme con sus torrenciales lluvias, chapotear en el lodo, ir a los montes a recoger mangos, marañones, nances, zapotillos, ujushtes, guayabas, guayabillas, aceitunas, anonas y sincuyas que caían después de la tormenta.

Siempre hay cosas buenas y malas en la vida de cada persona, pero, en conclusión, mi vida ha estado llena de muchas bendiciones y satisfacciones gracias a la voluntad de Dios.

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Don Raúl fue un hombre que desde muy temprano tuvo que trabajar. A sus 14 años, mientras seguía asistiendo a la escuela, empezó a trabajar como meritorio en la Alcaldía Municipal del pueblo para luego un tiempo después, trabajar en el departamento de expedición de documentos y en la sección del Registro Civil.

Luego de trabajar durante un tiempo en la municipalidad, obtuvo una plaza en el Juzgado de Primera Instancia, primero como Citador y luego como Secretario Auxiliar, puesto laboral que ocupó por veintitrés años consecutivos hasta su renuncia.

De esos años don Raúl, recuerda: En el Juzgado se trabajaba de 8.00 a.m. a 1.00 p.m. Por las tardes trabajaba como Perito Evaluador de tierras para La Caja de Crédito de la ciudad, conocido ahora como Bancrédito; y por la noche, trabajé como proyeccionista de cine en el extinto Cine Xotlán de Suchitoto por tres o cuatro años.

Es decir, nunca dejé de trabajar y al retomar de nuevo mis estudios de Tercer ciclo y demás, lo hice ya de adulto, estando ya casado con mi esposa Almira o Milita Herrera y siendo padre de mis tres hijos”.

Mis experiencias laborales fueron muy buenas, siempre encontré compañeros que me apoyaron y me enseñaron a trabajar, a quienes siempre les recuerdo con cariño y profundo agradecimiento, en especial a mi primo José Luis Figueroa González. secretario por mucho tiempo en diferentes municipalidades.

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¿Cómo era el Suchitoto de aquellos años?

Todos los tiempos son buenos, pero los pasados fueron mejor; así lo sentimos cuando los años pasan y echamos la vista atrás. Las nuevas generaciones no vivieron los mejores tiempos que yo viví en Suchitoto; usted no había aún llegado, para invitarle a salir conmigo a manguear, a cortar marañones, a sacar jutes de los ríos, a cangrejear, a asar pepas o semillas de marañón en una lata, en la polvazón de la calle con la cipotada del barrio en horas tempranas de las noches, o llegar al poste de la esquina a escuchar los relatos de miedo que nos contaban los mayores sobre: los Duendes, la Siguanaba, el Cipitío, el Justo juez de la noche, la Taconuda, el Cura sin cabeza, la carreta chillona, la bruja que se hacía tunca, los pactos con el diablo y las pasaditas de Don Carmen «Escoba» del Barrio San José.

Y lo mismo podrán repetir los niños, adolescentes, jóvenes y adultos de hoy, cuando los años pasen y ya no puedan jugar al fútbol por las dolamas en las rodillas y la rabadilla y vivan de sus recuerdos grabados en su mente y podrán decir entonces, que el Suchitoto de antes y el de hoy, es la tierra más bella que nos vio nacer y crecer, a quien le guardamos por siempre nuestro amor incondicional.

Al preguntarle sobre su matrimonio y familia, él nos dice: Puedo describirlo en pocas palabras: gracias a Dios, encontré una esposa maravillosa (Almira o Milita Herrera), una madre excelente y unos hijos respetuosos (Raúl Armando, Rafael Alberto y Oscar René González-Herrera) tanto en el hogar como dentro de la sociedad.

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Guerra El Salvador, Suchitoto 1986

La guerra los obliga a migrar

Don Raúl recuerda con mucha nostalgia sus cortos pero intensos años de vida en Suchitoto, lamentablemente el conflicto armado, coartó muchas de sus metas y sueños y lo llevó a tomar la decisión obligada de migrar y salir del país.

Don Raúl relata: Mi esposa y yo, fuimos muy conocidos; ella manejaba su propio negocio de artículos variados de uso y consumo diario en el hogar y refresquería al mismo tiempo, llevando un estilo de vida modesto, sin excesos, involucrándonos en las necesidades de la comunidad, ayudando de alguna manera, a gente pobre que necesitaba ayuda en sus necesidades de salud, vivienda y otras formas de colaboración.

Pero tuvimos que abandonar la ciudad por las amenazas de muerte que recibimos por parte de los escuadrones de la muerte que operaban en esa época en la ciudad y de quienes ya conocíamos su salvajismo y despiadados actos criminales, así que en ese entonces la más acertada y sabia decisión era, abandonar inmediatamente la ciudad y todos los bienes materiales.

Fue una terrible experiencia; abandonar nuestra casa, nuestro pueblo sin planificarlo, salir abruptamente con lo que teníamos a la mano; algún dinero, alguna ropa para todos, los créditos concedidos a otros negocios perdidos, no recuperados, pero sobre todo lo más importante de todo fue haber podido salir del pueblo ante las amenazas, y proteger la vida de nuestros hijos y la nuestra eso es lo más valioso; haber perdido todo lo material fue lo de menos.

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Don Raúl González y sus libros

Durante mucho, mucho tiempo los recuerdos y las nostalgias de lo vivido en su natal Suchitoto han acompañado a don Raúl, a tal punto que un día decido no dejarle el camino fácil al olvido y dedicarse a escribir y plasmar sus memorias, en medio de todas las ocupaciones que implica vivir en la acelerada ciudad de Los Ángeles en California.

El mejor legado que una persona guarda son los recuerdos sus memorias, y don Raul está seguro de eso y de la necesidad de escribirlos, preservarlos y compartirlos con los demás, que al igual que él, guardaran miles de recuerdos y coincidencias.

Don Raúl es autor de dos libros: «Suchitoto en el principio» y «Suchitoto historia y leyenda». Al referirse a su experiencia de jornalero de las letras, -como él describe el oficio de escribir- nos dice: Todo inició el domingo 31 de marzo del 2013, viviendo ya en California; veíamos por la TV la primera misa y bendición pascual del Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio.

Meditando sobre mi vida, pensé que el tiempo se acorta y al ver que no he dejado huellas en mi camino, quise dejar por escrito mis recuerdos y vivencias de niño, trozos de historia, mitos, leyendas, relatos, «pasaditas», dichos y costumbres de nuestra querida ciudad.    

Tratando de vencer mis miedos y temores, terminé mis dos trabajos sin la calidad, distinción o elegancia literaria como lo hacen los que de verdad saben y escriben bonito con profesionalismo y categoría.

Como no tenía tema definido, comencé a recordar épocas bonitas de mi niñez y cuando vine a sentir, estaba metido escribiendo nombres y más nombres de personas de nuestro pueblo y me daba miedo seguir mencionando personajes, porque creo, que no habrá muchos libros con tantas páginas con nombres personales.

De esa manera decidí incluir en las narraciones en roles protagónicos en los relatos a personajes de nuestra comunidad.

¿Cómo fue la experiencia de escribir y publicar sus libros estando en el extranjero?

El amor por nuestra tierra, por nuestro amado Suchitoto, al igual que el amor y el orgullo por la patria, se lleva en el alma, en el fondo del corazón y estando ausentes de nuestro pueblo los recuerdos y la nostalgia siempre están presentes.

Don Raúl considera que la importancia de escribir radica en contribuir a mantener y rescatar la memoria histórica de Suchitoto

En tiempos de tecnologías que distraen, considera de suma importancia estimular el hábito a la lectura en la niñez, la adolescencia y en los adultos. Si no hay interés en la lectura, ignoraremos por siempre la riqueza cultural de nuestros pueblos, nos recuerda.

Los libros: «Suchitoto en el principio» y «Suchitoto historia y leyenda» son auto publicaciones realizadas por cuenta propia y de manera independiente, con presupuesto y tirajes limitados, sin fines de lucro; la mayoría de ejemplares fueron regalados y algunos comprados por amigos que quisieron colaborar con este esfuerzo, nos dice.

Yo no gozo de una posición económica que me permita darme de vez en cuando «mis gustitos»; vivo de mi jubilación que no da para alardear de riquezas, pero si, he sabido balancear mis gastos y necesidades.

En mis dos trabajos se podrán encontrar errores gramaticales, de puntuación, letras indeseables que se atraviesan en el camino al escribir y errores que no se encuentran en otras obras de escritores consagrados a nivel mundial.

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 Al hablar sobre sus publicaciones, don Raúl se disculpa por las limitaciones económicas que no le permitieron tener una oportuna revisión de texto profesional por parte de la editorial que le ayudo a publicarlos. He ahí la diferencia; con dinero se borran o se tapan los errores y yo no contaba con eso, apunta.

Tenía algunos ahorros en el banco, del cual eché mano para gastos de impresión que me resultaron altísimos en una editorial de Pensilvania. No quisiera decirlo, pero si, envié gratis con envío postal incluido, muchos ejemplares a diferentes partes del mundo, pero no me quejo ni me arrepiento; era parte de un deseo de dejar por lo menos, una huella en el camino y gracias a Dios, dejo por de pronto… Dos.

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¿Qué consejo daría a otros escritores locales que aspiran a publicar su propio libro?

Todos llevamos un libro no escrito de nuestra propia vida y todo aquel que tenga la inquietud de escribir, le animaría a que lo haga; escribir un libro es la máxima y más valiosa experiencia que se puede lograr en la vida.

Autopublicar un libro tiene sus contratiempos y ninguna editorial o imprenta te lo hará de gratis; sin embargo, ahora con la tecnología se encuentran más oportunidades que pueden facilitar la misión.

No te detengas, anímate, toma en cuenta que, al escribir tu libro, estas escribiendo la historia de tu vida, eres tú mismo en cuerpo y alma el que queda plasmado en sus páginas para toda la vida.

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¿Dónde se pueden conseguir y comprar sus libros?

Hice dos tirajes muy limitados de cada libro y por ser auto publicaciones, no se venden en ninguna librería ni. Sin embargo, hice algunas pequeñas donaciones a: Casa de la Cultura, Instituto Nacional (INSU), Escuela «3 de Mayo», Ana Dolores Arias, Eugenia Cristina Bonilla y Alcaldía Municipal. Supongo que en alguno de esos lugares se podría encontrar algún ejemplar para ser leído dentro de su biblioteca. Al final para terminar, algunos ejemplares sobrantes los tuve a la venta en «Casa Melgar» de Rutilio Melgar en Barrio Santa Lucia, más no puedo dar por seguro que aún se encuentre algún ejemplar.

Para concluir le preguntamos si tiene entre sus planes futuros algún nuevo proyecto literario relacionado con Suchitoto y nos dijo: La inquietud de seguir escribiendo siempre está presente; perdí mucho material guardado en mi anterior computador y eso me detuvo en el camino, agregado a otras dificultades que no he podido resolver.

—Nada más que agradecer al periódico Gaceta Suchitoto por la oportunidad que me ha concedido; de igual manera agradecer a los lectores de la presente entrevista y a  quienes adquirieron mis dos libros y que me regalaron sus opiniones y parte de su tiempo.

—Que Dios me los bendiga a todos en cualquier lugar del mundo o en alguna galaxia lejana del universo, ya sea en Plutón, en la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter o Venus, esperando también que las librerías de esos lugares hayan adquirido suficientes ejemplares de: «Suchitoto en el principio» y «Suchitoto, historia y leyenda», para cumplir con la demanda de los suchitotenses extraterrestres.

Fotos cortesía: Raúl González.

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