Apuntes de un viaje a Suchitoto

Estamos en cuarentena. Es toda una nueva experiencia. En estos días mi rutina empieza como cualquier otro día levantándome temprano para salir, a veces con ropa casual, la vida nos ha cambiado y ahora soy yo quien se queda en casa. Gricelda se prepara para ir al hospital, yo regreso a la casa para revisar correspondencia y empezar la rutina de esperar. Hablo con los compañeros por teléfono que están igualmente en sus casas. He dejado un noticiero solamente para la mañana, durante el día hay avances sobre la pandemia del coronavirus, hay mucha incertidumbre, algunos preocupados no solamente por el riesgo de contraer la enfermedad, sino también por perder el trabajo .

Pero en medio del escenario que todos compartimos, se da también la oportunidad para redescubrir la lectura, retomar la escritura, hablar con los amigos que siempre han estado ahí, pero a quienes pocas veces llamamos. Es tiempo para reinventarnos, aún no sabemos cuánto nos cambia la vida por esta pandemia, nuestras relaciones sociales también cambiarán. No compartimos tanto tiempo juntos como parejas esta situación nos está llevando a enfrentar en muchos casos, la realidad en la que nos encontramos sobre que hacer en el tiempo que ahora estamos obligados a compartir y que muchos casos no lo vemos como una oportunidad para pasar tiempo junto a nuestra familia y nuestros hijos, en otros casos nuestros padres, y esto nos debe llevar a un replanteamiento de nuestro uso del tiempo.

Se vuelve importante también la reflexión sobre nuestra vulnerabilidad, la importancia de la vida y la inminencia de la muerte. La revisión de la realidad en el cual la naturaleza nos ponen en un plano de igualdad, una situación en la cual no hay distinción de clases, capacidad económica, raza, nacionalidad, ideología política, Y tantas otras trivialidades que nos alejan los unos de los otros. Estamos enfrentados a un enemigo que no respeta ninguna diferencia, que nos trata todos por igual, y que frente a esta nueva situación, solamente la unidad, la solidaridad y la valorización de la vida por sobre todo lo demás, es lo que realmente cuenta.

De nuevo, independiente de nuestra idea de un Dios, es el momento de ponernos en paz, alzar la vista hacia el cielo, y pedir por nuestra familia y nosotros. Las medidas han sido duras, pero frente a la realidad que nos abruma, debieron empezar antes y debieron ser quizá más drásticas.

Es en esta situación en la cual consideré oportuno recordar la maravillosa experiencia que fue pasar un fin de semana en Suchitoto.

Gricelda & Alejandro

83362188 3477507205653600 2626206900449968128 n

Preparando el viaje

Estamos de viaje, es solo el fin de semana; pero es importante porque es una deuda pendiente. Al paso de los años, y desde nuestro regreso al pueblo en 1992, hemos visitado durante muchos fines de semana nuestro cantón Aguacayo, y nuestro “pueblo” como le llamamos con cariño, Suchitoto; sin embargo después de tantos años mi amante y yo nunca nos habíamos quedado a pernoctar. Habíamos estado en el pueblo hasta tarde, pero siempre hicimos el viaje de regreso por la noche. Estamos de viaje para pagar esa deuda.

El viaje surgió si mucha planificación, hablé con Claudia López quien un dia antes del viaje hizo por nosotros en la reserva del hotel y nos acompaña junto a Vilma Cisneros y Henry Andres, el hijo de Claudia. Siempre han sido excelente compañía. Salimos temprano, el viaje por carretera fue tranquilo, muy poco tráfico, disfrutamos verde del camino y en poco tiempo estuvimos en Suchitoto, llegamos hasta el centro frente a la iglesia y empezamos a buscar nuestro hotel. El hotel estaba al poniente, pasando por el parque San Martín hasta el fondo. Al final de esa calle y pasando por varias casas muy bonitas modernizadas por cierto, hay un arco que es la entrada al hotel.

Aquí de pronto todo cambia, Suchitoto no es un lugar fresco, de hecho es muy caliente; pero aquí es diferente, hay árboles frondosos, mucha vegetación y el ambiente se vuelve fresco y agradable. Estacionamos y llegamos a la recepción de La Posada de Suchitlán para registrarnos, se trata de una casa vieja muy bien acondicionada que tiene vista hacia el lago, me quedé realmente sorprendido de lo que han logrado en ese lugar.

Luego de registrarnos nos fuimos a buscar nuestra habitación, esta es parte de un “Bungalow” si se puede llamar así de dos habitaciones, las dos habitaciones grandes frente al lago.

la posada de suchitlan

Las habitaciones son grandes Y bien equipadas, nada que envidiar a otros hoteles, hay dos camas grandes, una sala con un mueble donde está el televisor, sus mesitas auxiliares, amplios ventanales, y atravesando la habitación, una puerta que da a la terraza. El baño es amplio, bien equipado con bonitos detalles de decoración y hasta amenidades. La terraza es amplia y tiene una mesa redonda con sus sillas metálicas muy bonitas, la mesa está vestida. La terraza está frente al lago, un mirador hermoso, un paisaje que se extiende por 180° desde el cual se puede disfrutar del contraste de colores que ofrece la vegetación, el lago y el cielo. Es hermoso.

Decidimos salir a caminar por el pueblo, es tarde y nos encaminamos al parque, disfrutamos del ambiente tranquilo y apacible del pueblo, la gente caminando por esas calles empedradas que tantas veces en mis años mozos recorrí mientras iba a estudiar al Instituto Nacional, experiencia que marcó mi vida por el tipo de enseñanza que en aquellos años se impartía. Estudiábamos plan básico, así se llamaba, una reforma pasó a ser el tercer ciclo.

Mis días de estudiante en aquellos años, implicaba una caminata diaria de 12 km!, (Aguacayo está a 3 km de Suchitoto, e íbamos a clase por la mañana, regresábamos a almorzar al pueblo, y luego regresamos a clases por la tarde, al final del día habíamos caminado 12 Km). Algunas veces alcanzábamos por las mañanas un camión pequeño de color celeste GMC que manejaba una de las hijas de un vecino de Aguacayo que fabricaba jabón, a quienes con cariño conocíamos como “los jaboneros”.

Llegamos a la plaza frente a la iglesia y nos acomodamos en una de las pupuserías, había muchas personas esperando, pero luego de un rato nos sirvieron y cenamos. Habían varios extranjeros esa tarde frente al parque, estaban disfrutando de la paz, que es uno de los más hermosos atractivos de este pueblo.

91916047 896296790808811 2963350189529628672 n

Regresamos caminando al hotel y al llegar Claudia fue a su habitación y sacó una botella de vino tinto, una botella de vino blanco y queso. Nos acomodamos frente al lago en la mesa de la terraza. Departimos hasta tarde recordamos personas y momentos, reímos de buena gana y ya tarde nos retiramos.

Nos gustó mucho la cama, que aunque amplia y firme, no nos alcanzó, al igual que la noche nos quedó debiendo… Fue como una luna de miel, Gricelda estaba hermosa, con un agradable aroma, fue como un reencuentro, como cuando hay una reconciliación, una experiencia que repetimos con frecuencia como si fuese la última vez que hemos de encontrarnos en un espacio íntimo, para disfrutar de nuestro amor, como cuando era clandestino. Ese es el encanto que encontramos en esta habitación, silente cómplice de nuestro amor…

Desperté temprano para salir a la terraza y tomar una hermosa foto. Regresé a la cama y luego de un rato nos levantamos y fuimos a disfrutar de la vista, vaya si vale la pena!.

Nos preparamos para salir, vamos a desayunar en el hotel y luego  la aventura. Atravesamos el jardín para encontrarnos en el restaurant con las Cisneros. Hay varios huéspedes desayunando, nos atendieron de inmediato, estábamos en una mesa en la terraza que da hacia el lago, es realmente hermosa la vista, había algunas aves volando sobre el lago. Después de un sabroso desayuno, salimos a caminar de nuevo.

Fuimos al centro para buscar zapatos para Gricelda, los que trajo no son buenos para la caminata. Nos econtramos a Paquito Ventura, un Aguacayense quien cumplió sus primeros 100 años el año pasado!!!

Llegamos frente a la iglesia de Santa Lucía, ahí esperamos un rato y encontramos algunos amigos a quienes saludamos. Un momento después estamos ya en camino, en un recorrido montados en un colorido “trenecito”, hay una guía, con su uniforme y equipo de amplificación de voz. Es una cipota joven muy entusiasta, nos habla durante el recorrido de los lugares por los cuales vamos pasando.

Llegamos hasta un triángulo donde antes había una gasolinera salimos del pueblo, vamos hacia una caminata a Cinquera, a  la quebrada las Ánimas a solo 1 km y medio del centro de la ciudad.

De nuevo estamos frente al ambiente rural y nos encaminamos hacia un lugar de particular belleza. Vamos hacia “Los Tercios.” Realmente desconozco el porqué del nombre sin embargo asumo que se debe a nuestra forma de recoger y atar la leña, lo que llamábamos “tercios de leña”.

92215688 168271317623790 357619214950858752 n

Llegamos a un estacionamiento y ahí dejamos nuestro transporte, vamos a caminar. Un memento después estamos frente a un mirador natural que da al lago, es hermoso. Luego salimos hacia al sendero, esta señalizado, y empezamos a bajar, es bastante inclinado y Gricelda baja con cierta dificultad. Hay varias personas en el grupo que deciden quedarse.

Se trata de una cascada de mediana altura, un poco mas de 10 metros, en donde las paredes están formadas por roca de basalto que tiene la particularidad de ser hexagonales, y estar apiladas formando un muro por el cual cae el agua. Nuestros normales temblores y terremotos han deformado lo que antes debió ser un muro uniforme, habiendo caído muchas de estas rocas que ahora encontramos atravesadas al paso.

Estamos en verano el agua es escasa, esta vez no hay cascadas. Nos la perdimos. Pienso que el cambio climático nos pasa factura. Cuando era un cipote la cascada empobrecía durante el verano pero siempre tenía su caudal.

Llegamos y bajamos hasta el fondo para tomar las obligadas fotografías. Es impresionante lo que hace la natura, o mejor dicho, el Creador. Las piedras parecen haber sido cortadas a propósito, mucha simetría y muchas de similar tamaño, el nombre le va muy bien.

Después de tomar las fotos y oír los relatos de la guía sobre las leyendas de “…una familia adinerada y que una de sus hijas se enamoró de un joven indígena y de la guerra entre esas familias nace una maldición; esta maldición consistía en que toda la familia iba fallecer y que su almacén de  telas se iba a convertir en rocas.

Asimismo se dice que en las profundidades de la posa habita una pescadita de oro, y que  en el invierno le da vida a estas cascadas pero el que lo ve puede tener dos caminos, el de la locura o el de la muerte.

92145572 245790536560781 1609554365863952384 n

La caminata de regreso para algunos se dificulta. De nuevo nuestros años agregan peso y dificultan nuestro caminar. Regresamos agotamos el agua y de regreso, una agradable experiencia en Los Tercios. Estamos de regreso y vamos al hotel tenemos que entregar la habitación. Salimos en los vehículos hacia un restaurant, el 1800, en el barrio la Asuncion donde almorzaremos. Esta ubicado en las casas antiguas camino a la casa de Alejandro Coto, recuerdo habían antes ahí talabarterias, frente al triangulo. En Suchitoto no mediamos las distancias por “cuadras” sino por casas y puntos de referencia.

Llegamos y atravesamos el lugar, están trabajando habilitando habitaciones, atravesamos la construcción y llegamos a un espacio abierto bajo los frondosos arboles, que nos ofrecen sombra, ahí hay muchas mesas dispersas frente a un mirador hacia el lago, nuevamente estamos ante esa hermosa estampa de Suchitlán.

91914783 254179292275704 787157558488989696 n

Nos atienden con rapidez, y pronto estamos servidos, el menu tiene como especial la gallina india y carne asada, chorizos. No hay plato vegetariano, pero encontré en el menu un plato de guarniciones típicas (frijolitos, queso, plátano y aguacate). La gente estaba animada, muchas personas de todas las edades tomando las “selfies” en el mirador. Un lugar muy agradable.

Salimos por un buen café y un postre, fuimos a un hotel , El Tejado , es un hotel amplio muy agradable con piscina y un hermoso mirador, esta en el mismo sector de la casa 1800, pero no había pasteles, así que de nuevo salimos hacia el centro y visitamos La Casa de la Abuela al lado de la Iglesia Santa Lucia, un punto de parada obligado para un buen café y un pastel, hemos estado varias veces ahí, y de nuevo, no nos defraudaron, es un lugar que vale la pena visitar, excelente.

Pronto estaremos de regreso en Suchitoto, solo esperaremos a que sea superado el Coronavirus y repetiremos la experiencia!!!

Por Alejandro Gómez Lara

Alejandro Gómez Lara, consultor originario de Suchitoto especializado de la Organización Mundial de Turismo OMT en temas de Desarrollo Local y Turismo.
.
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Lo último

Espacio para Publicidad
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

2 comentarios en “Apuntes de un viaje a Suchitoto”

  1. El relato te transporta a esos viajes q forman parte de ti, la comida, las vistas, las personas. Es como una espuma que sigue a los paseantes, los envuelve y disfrutan juntos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

Publicaciones

Scroll al inicio