“…a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”
(La Salve, oración católica)
Este 2023 con un ambiente más húmedo de lo normal ha llegado el “Dos de Finados”, días antes el vuelo de los azacuanes y la floración de las campanillas en los senderos -esas campanulas rosadas que describía Juan Cotto en su poema “Suchitoto” – abrían las puertas al verano interrumpido por una tormenta tropical ha dejado cuantiosos daños en el país.
Aun así, esta fresca mañana muchas familias han llegado al cementerio a cumplir su devota tradición, que más que eso, es una ofrenda de amor para sus seres queridos que han partido a la eternidad, pero que su recuerdo les mantiene vivos o al menos se les tiene presente en este dos de noviembre.
En el contorno del cementerio entre hojuelas, empiñadas y hasta ayote en miel, se encuentran todo tipo de flotes y coronas que laboriosas manos han elaborado semanas antes. Hay para todos los gustos y de acuerdo a los recursos de cada quien. También hay personal de funerarias publicitando los diferentes servicios que ofrecen para esos días de difícil consuelo.
Entre oraciones, abrazos, suspiros y canticos, entran al panteón personas trayendo en sus manos ramos de flores naturales, de papel o parafinadas, coronas de ciprés, de mirto o “flores de jardín” que han cortado de sus patios solariegos.
Entre una algarabía desde niños hasta adultos -mujeres y hombres- se ofrecen a cambio de unos dólares, limpiar, lavar, pintar, restaurar o mejorar las lapidas, tumbas, cruces y uno que otro mausoleo, donde descansan aquellos que se nos han adelantado.
De acuerdo a la fe de cada quien, así es el esmero o el recuerdo que les lleva cada “Dia de Finados” al panteón suchitotense a ofrecer una flor, una oración o una canción por el eterno descanso de algún familiar o un apreciado ser que mora en este camposanto. Muchos otros aprovechan esta fecha para estrechar saludos a personas que quizá solo este día logran ver.
Como cada año, religiosamente Imelda Artiga se ha hecho presente con sus flores primaverales para ser colocada en la lápida de su familia. Desde el cantón San José Palo Grande doña Lina Martínez “mamá Lina” con su cesta llena de júpiter y dos amores ofrenda sus flores a sus padres, su esposo e hijos que ahí reposan, Don Arnulfo ha llegado desde cantón El Cereto, a colocar unas dalias en la tumba de su madre y de su hijo.
Toñito – el ruiseñor- Ruiseñor- trae un amplio repertorio para quienes solicitan las canciones que le les gustaban y o les recuerdan a algunos difuntos, Carolina Mena – de Noticas La Gaceta Suchitoto – inmortalizando con su cámara esta colorida tradición tan propia de nuestra gente desde la más sencilla hasta de aquellos con mejores posibilidades económicas.
En Suchitoto, como ante sala a este día, el 1 de noviembre la parroquia Santa Lucía celebra el Dia de Todos los Santos con una hermosa práctica en que una camándula de niñas y niños van ataviados con trajes que recuerdan a algún Santo o Santa de la Iglesia, fomentando con ello una espiritualidad en la feligresía y fortaleciendo una bonita y sana tradición propia de nuestros pueblos.
Muchos se sienten afortunados de tener donde colocar una flor, aquí o en los murales que recuerdan las masacres, no así quienes por el conflicto armado no saben dónde están sepultados sus familiares y otros desaparecidos por la delincuencia, estas personas el único consuelo es elevar una oración.
Independiente del recuerdo que trae a las personas a “coronar”, hace del cementerio un espacio de convivencia, de fe, de esperanza, oraciones, abrazos y ganancia económica para muchas familias.
Que estas tradiciones perduren por siempre y que nuestros difuntos descansen en paz. Amén.
Por Elmer Martínez
