En las entrañas de las comunidades se guardan las más hermosas historias de vida, lucha y resistencia de las juventudes de Suchitoto. Con gran dedicación y esfuerzo son decenas de jóvenes que luchan por alcanzar sus metas y sueños, para convertirse en personas útiles al servicio de sus familias y comunidades.

Esta es la historia de Esmeralda Flores, una joven soñadora cuyo espíritu resiliente encuentra su fuerza en la tierra y comunidad que la vio crecer. En Suchitoto, la vida es un delicado equilibrio entre la resistencia y la perseverancia para poder alcanzar los sueños, así ha sido de generación en generación. Las juventudes deben apostarlo todo y tener la firmeza de creer en que lo imposible es posible. Es en este contexto donde Esmeralda descubre la maravilla de una infancia impregnada de libertad y conexiones profundas con sus ancestros, la naturaleza y el sentido de comunidad y compromiso heredado por su padre y madre.

Su determinación la llevaron a concluir sus estudios universitarios sin perder la conexión e identidad con su comunidad a la que sigue dedicando tiempo y energías mientras lucha por alcanzar sus sueños personales.

Esmeralda Flores

Nací un 28 de marzo de 1995, en una casa humilde en la comunidad Valle Verde, soy la sexta de 7 hermanos.

A mis 7 años ingresé al programa “Plan Padrino” de Plan El Salvador, dónde se tenía una persona que hacia el rol de padrino o madrina, en mi caso mi madrina me enviaba cartas y fotografías con unos paisajes tan hermosos de Inglaterra, yo también le escribía cartas y cada año por parte de Plan nos tomaban fotografías para enviárselas a mi madrina; cuando cumplí 18 años me entregaron una recopilación de todas mis fotografías (lo cual es un tesoro para mí) porque en ese tiempo no era común tener fotografías.

 A mis 14 años fui parte de un grupo de mujeres emprendedoras, hacíamos pan francés, semita y budín para vender en la comunidad. En ese tiempo también era parte del grupo de facilitadoras del “Rincón de cuentos” financiado por la fundación “Nuevos Horizontes” que actualmente es la que más apoyo ha brindado a mi comunidad en la construcción de: escuela, viviendas, becas universitarias y áreas de recreación.

Luego participé en una gran cantidad de procesos formativos, pues el ser de comunidad te da una ventaja porque los proyectos se trasladan a estas zonas, quiero destacar que a mis 15 años fui parte del proceso de construcción de la política Municipal de Juventud de Suchitoto en el cual participaba todos los fines de semana, en mi comunidad fuimos 5 jóvenes elegidos para dicho proceso que se logró con la coordinación de la Fundación de Educación Popular CIAZO y la cooperación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID.

Los años de escuela

Estudié básica en el Centro Escolar Caserío Valle Verde, aún tengo el recuerdo de aquellos años de aprendizaje inicial junto a  mis queridas maestras; dónde siempre me destaqué por mis calificaciones y la facilidad de participar en cualquier evento.

La escuela no contaba con bachillerato por lo tanto debía elegir entre las opciones que tenía en la zona: El Bario, Los Almendros y el Instituto Nacional de Suchitoto, al cual muchos jóvenes aspirábamos ir, pero era un “lujo” porque implicaba invertir más;  pude estudiar mi bachillerato en el INSU porque mi hermano que reside en los Estados Unidos me apoyó, de lo contrario me hubiese quedado estudiando en El Bario.

Estudié bachillerato general en el INSU en la promoción 2012-2013, seguía destacándome por mis calificaciones, me eligieron para participar en un evento de la Asamblea Legislativa “ Diputada por un día”, debo confesar que siempre me ha gustado participar en espacios públicos donde pueda expresarme libremente.

Éramos pobres pero teníamos amor

Mi infancia y adolescencia estuvieron marcadas por muchas limitaciones económicas, aún recuerdo que crecí al lado de mi madre caminando hacía la “cantarera y la Pilona” para lavar la ropa y halar el agua para nuestra casa.

De adultos tenemos esa idea romántica de decir que éramos pobres o carecíamos de algo, pero se tenía lo más importante “amor” y la familia completa.

El gran reto: estudiar en la Universidad

En el 2013 inicie el proceso para ingresar a la Universidad de El Salvador, aún recuerdo las visitas de don “Frank Cummings” al INSU donde nos hablaba de la universidad y las diferentes carreras, así como la posibilidad de acceder a una de sus becas, logré ingresar a la universidad de El Salvador en la segunda ronda de admisión y elegí la carrera de Trabajo Social, siempre me decían que era buena para esa carrera o que podría ser periodista, psicóloga o abogada. No me arrepiento haber estudiado eso, pero lastimosamente el mercado laboral es muy reducido.

Solicite la beca que tenia don Frank Cummings en coordinación con la parroquia Santa Lucia, me entregaban  mensualmente $60.00.

Por otro parte para los jóvenes que residimos en las comunidades el estar en la universidad implica una serie de dificultades entre ellas estar a la hora en cada clase por lo que se vuelve casi obligatorio vivir en San Salvador o sus alrededores por lo cual tuve la dicha que se me apoyó con vivienda, “ la Casita Layco” fue mi hogar por 5 años compartiendo con 20 estudiantes más, este es un programa que también tenía Frank Cumming, Palo Alto Friends Meeting(Roberto Broz) y también tenía el apoyo de la Alcaldía Municipal de Suchitoto.

Mi hermano que reside en los Estados Unidos ha sido como un padre para mí y me ha apoyado en todo mi proceso de formación.

En el 2016 ingresé a un programa de becas que tenía la diputada Jackeline Rivera en coordinación con la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local.

 El año 2014 que ingresé a la universidad me marcó pues cuando estaba cursando mi primer ciclo de la carrera asesinaron a mi padre, Juan de Dios (mi padre) un líder histórico, hoy está por cumplir 9 años de fallecido y aún me duele como si hubiese sido ayer.

Luego de la Universidad: La búsqueda de oportunidades

Me gradué en el 2019 con “Cum honorífico” del cual considero que no te define el futuro pues en la actualidad pesa más el amiguismo que los propios méritos. La pandemia inició y con ella el tema del desempleo creció, sin embargo inicie como técnica social en un proyecto con el sistema de agua “ACRASAME-ZP” financiado por Fondos de Cooperación para Agua y saneamiento FCAS, administrado por ANDA, para mí era el trabajo perfecto, estar en el sistema de agua del cual mi padre fue uno de los fundadores y fue también directivo era una gran satisfacción, además el trabajo era cerca de mi casa, con un buen salario pero por ser proyecto era temporal, sin embargo valoro el aprendizaje profesional en ese tiempo, desarrollamos módulos en temas de organización comunitaria, género y agua, esa experiencia me llevó en el 2022 a otro proyecto pero este ya en San Salvador, como Oficial de Proyecto con la Fundación Muchas Más que trabaja por facilitar el accesos a la educación y el empoderamiento de niñas y jóvenes salvadoreñas de la cual también adquirí mucha experiencia.

A inicios de 2023 me incorporé a una consultoría que esta llevando la Concertación de Mujeres de Suchitoto en coordinación con FUSAL, he sido facilitadora de un proceso de formación con mujeres de la Libertad y Usulután.

Mi experiencia laboral se ha centrado en el desarrollo de proyectos; en Suchitoto las oportunidades laborales son muy escasas, lo cual incrementa los niveles de desempleo para las juventudes.

Las metas

Actualmente el tema de estabilidad laboral es el que más me roba el sueño; tengo un hogar estable. En un futuro me veo trabajando en una institución dónde pueda ejercer mi profesión de manera estable y con prestaciones laborales.

La apuesta por un emprendimiento con Aroma´s

Hace dos meses inicié un emprendimiento de elaboración de desinfectante multiusos, denominado AROMA´S. He establecido alianzas con tiendas de mi comunidad y la zona para su distribución, también tengo entregas a domicilio y una página de Facebook con el nombre de la marca (AROMA´S). Este producto es muy vendido pues es de uso diario y tiene un costo accesible, mi proyección es abastecer a las tiendas de muchas comunidades y que el negocio crezca cada vez más.

Sobre los sueños y prioridades de las juventudes en Suchitoto

Creo que la mayoría de las jóvenes tiene el deseo de superarse, pero considero que cada una tiene su prototipo de vida ideal según su realidad, para algunas el éxito se podría medir en tener una familia estable, trabajo, viajes, propiedades; pero para otras formar una familia no es la regla, sino la excepción.

En esta sociedad se nos ha enseñado que las mujeres tenemos un ciclo y se debe de cumplir porque si no has fracasado en la vida, una mujer profesional pero sin pareja e hijos no es feliz o viceversa, creo que cada una sabemos que es lo que nos hace feliz y siempre vamos a encontrar personas que juzguen nuestro crecimiento.

Muchas jóvenes han seguido con sus estudios superiores porque existen programas de becas, pero considero que también debe existir un programa de inserción laboral, porque muchas solo terminan la carrera, regresan al pueblo o comunidad, pero no encuentran un empleo.

La experiencia con el trabajo comunitario

Valle Verde es una comunidad muy grande y organizada, siempre están en funcionamiento todas las estructuras organizativas, como la ADESCO, equipo de fútbol masculino y femenino, Comité de jóvenes, comité de mujeres y la Pastoral.

Hemos tenido a lo largo de los años muchos proyectos en beneficio de la comunidad y todo esto se ha logrado porque ha existido organización.

En mi caso desde adolescentes he participado en espacios de formación, luego me fui a la universidad y eso hace que te desligues un poco y no asumas compromisos en los comités o ADESCO porque eres consciente que no estarás el 100% al servicio de la comunidad, cuando empecé a trabajar en el sistema de agua, asumí el compromiso de estar en el comité de mujeres porque sabía que estaría viviendo en la comunidad, ya tengo 3 años de estar en el comité.

Las juventudes y la comunidad

La juventud está un poco alejada de los gremios, algunos están enfocados en sobrevivir y no en estar organizados para el colectivo, también creo que los recursos se están yendo del municipio, tantos jóvenes que por falta de oportunidades deciden emigrar. También es de resaltar que muchos jóvenes se ven obligados a irse del municipio a trabajar a San Salvador porque aquí no hay fuentes de empleo para tantos profesionales que hay ya en Suchitoto.

Los faros de luz para Suchitoto

Siempre he aplaudido el trabajo de las organizaciones de mujeres como la Concertación de Mujeres de Suchitoto, la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, el trabajo de CORDES y el del Centro Arte Para la Paz. Son instituciones con programas para que los jóvenes puedan organizarse, emprender y lograr un desarrollo personal y comunitario.

Las luces personales

Definitivamente mi madre es la persona que más admiro, es una mujer sobreviviente de la guerra, una madre luchadora. Por otra parte, admiro y me siento tan bien con Margarita O’farril, una mexicana viviendo en Suchitoto. Manuel Ascencio ha sido un gran amigo y un ejemplo que todo es posible si lo deseamos con el corazón.