El pasado viernes 5 de noviembre, en las instalaciones de la Casa de las Mujeres, se presentó la película documental “Nicaragua, patria libre para vivir (Los nietos de la revolución sandinista)” del cineasta y periodista español Daniel Rodríguez Moya. La película documental dura 113 minutos, y fue grabada en el 2018, durante los meses más críticos de las protestas contra el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
El documental cuenta con el testimonio de más de 40 personajes, y ofrece un estilo directo y una narrativa que va de lo más puramente literario a lo estrictamente periodístico para presentar el papel de la Iglesia Católica, las feministas, la comunidad LGBT o el carácter esotérico del régimen. Este film es una serie de testimonios que nos acercan a la realidad que ha vivido Nicaragua en los últimos años, bajo el domino del regimen Ortega Murillo, y reflexiona sobre los abusos, atropellos, asesinatos, desapariciones y todo tipo de violaciones a los Derechos Humanos que han ocurrido en el vecino país.
El documental narra cómo, las protestas iniciaron luego de que el gobierno reformara el reglamento de la Ley de Seguridad Social para aumentar la aportación monetaria de empleadores y empleados, pero la violenta represión de las primeras movilizaciones rápidamente las convirtió en un levantamiento en contra del presidente Daniel Ortega.
El miércoles 18 de abril del 2018, el día en el que se publicó oficialmente la reforma del Seguro social (INSS), miembros de la coalición opositora, activistas feministas, estudiantes, y líderes indígenas se manifestaron contra la reforma.
Y desde entonces la violencia fue en escalada, con la visibilización de las protestas cívicas, diversas organizaciones mundiales de Derechos Humanos se pronunciaron, denunciando el uso excesivo de la fuerza por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, al que también han acusado de recurrir a grupos parapoliciales para tratar de acabar con la revuelta. Sin embargo, para el gobierno no eran más que hechos vandálicos que buscaban un golpe de estado bajo el patrocinio “Yankee”.
Las violaciones incluyeron detenciones ilegales y arbitrarias; prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa, exilió, desapariciones, cortes a los servicios básicos como medida desesperada para detener las movilizaciones, y así una serie de intimidaciones y violaciones. Sin embargo, como podemos ver en el documental estas no cesaron, más bien aumentaron unificando a diversos sectores de toda Nicaragua con un mínimo común ético “el alto a las violaciones y el clamor de cese a la represión».
El documental hace alusión al importante papel de la juventud y las mujeres feministas en estas movilizaciones, a los sectores olvidados y vilipendiados durante mucho tiempo que, con valentía y coraje, barricadas y escudos improvisados hicieron frente a la represión y el uso de armas de guerra por parte del estado.
En efecto, al igual que acontece en las tiranías descritas por algunas escritoras y escritores latinoamericanos, la dictadura nicaragüense se ha caracterizado por la total concentración del poder y la riqueza nacional en manos de una pequeña cúpula que han ejercido el poder en función de sus propios intereses personales, sin sentido institucional alguno, sin barreras materiales ni lógicas y con un absolutismo lindante con lo absurdo. Y, así, cada uno a su turno, han quitado de su camino a tanto opositor, encarcelando y reprimiendo con las típicas fuerzas militares, policiales y paramilitares».
La presentación de esta película documental, surge como un acto solidario para las y los exiliados, víctimas de la represión de cara a las elecciones que se realizarán este 7 de noviembre del 2021, en donde Daniel Ortega podría reelegirse por tercera vez como presidente de Nicaragua.
Al finalizar el documental, los testimonios de algunos exiliados hacen brotar las lágrimas pues en ellos hay un profundo sentimiento de nostalgia por regresar a su tierra, con su familia y amistades. Así también, tristeza y dolor, por tantas desapariciones y asesinatos que se dieron.
Con la asistencia de unas 60 personas, al finalizar la proyección del documental, se realizó un pequeño foro, donde algunas lideresas de Suchitoto resaltaron la importancia de la organización ciudadana para afrontar estas crisis y a estos pequeños caudillos que tanto daño le hacen a nuestra Centroamérica tan dolida.
El documental destaca entre otras cosas, como el periodismo debe estar comprometido con la verdad, y no con una posición neutra ante estas violaciones de Derechos Humanos, pues el periodismo, siempre debería de estar al lado de las víctimas y no de los victimarios.
Por Gerson Tobar
