(I parte) En el marco de un contexto de violencia originado por el conflicto armado, en el año de 1986 nace en Suchitoto el Comité de Repobladores de Cuscatlán, una organización social que en aquel entonces buscaba que las personas que habían sido capturadas a la fuerza en los operativos militares durante la guerra civil, y desplazadas a refugios como Mesa Grande y Colomoncagua en Honduras, regresaran y repoblaran las comunidades de Suchitoto.
“Había una estrategia llamada “sacarle el agua al pez” y consistía en sacar a toda la población de la zona rural que estaba bajo control de FMLN, de la guerrilla, y lo que pretendía era llevársela, porque consideraban que esta población era parte fundamental de la guerrilla para su existencia, dado que de la población civil nosotros nos proveíamos de información, de alimentación, y por supuesto mucha logística la movía la población civil”. –Expresa Agustín Durán, actual miembro de la Junta Directiva del CRC.
El Comité de Repobladores de Cuscatlán buscaba que las personas desplazadas hacia los refugios regresaran a su tierra natal por dos grandes razones: la primera era que gran parte de esta población era familia de las y los combatientes, en este grupo de personas civiles se encontraban madres, padres, hijos e hijas, hermanos y hermanas de quienes se hallaban aguerridos en combate en contra del ejército salvadoreño. La segunda razón era que todas estas personas eran de origen campesino, y estar recluidos en un refugio significaba un impacto muy grande en su vida, ya que no podían realizar el trabajo en la tierra como agricultores y agricultoras.
Es así como inicia la lucha por repoblar las comunidades de Suchitoto, lucha encabezada por personalidades que ahora son reconocidas por sus grandes aportes: Ovidio Flores, Venturita Alas, Norberto Ruíz, Agustín Galdámez, Luis Escobar, Alfonso Rivas, Pedro Vázquez, Tito Olmedo, comandante Chano Guevara, y muchos otros comandantes de la guerrilla que también eran los estrategas. De estos, muchos de sus fundadores ya fallecieron.
“Estas personas establecen las bases de lucha para que la gente regrese y se empieza a pensar en los territorios que esta gente iba a ocupar, es así como se logra el primer retorno que viene a la Comunidad El Bario, se empieza a retornar la gente de los refugios y luego se va repoblando La Mora, Valle Verde, San Antonio, el Cenicero, y van naciendo esas comunidades auspiciadas por el CRC guerrillero de aquel tiempo.
La lucha a partir de ahí es por garantizar la legalidad y el respeto de la gente, o sea, después de andar huyendo en las montañas y que fueron capturadas, regresan, pero ya con un carácter legal, ya el ejército debe respetarlas y ya hay cierta garantía por parte de los organismos internacionales para su protección.
Se hacen contactos con CARITAS para que nos ayude a la alimentación de esta gente, a resolver sus necesidades básicas. La IB, que es la Iglesia Bautista juega un papel muy importante ahí; el mismo alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados, Derechos Humanos, Comité Internacional de la Cruz Roja, y se empieza todo ese trabajo por proteger y conseguir la legalidad para que tuvieran respeto. Aquí nacen esas comunidades”. -agrega Agustín Durán.
A finales de 1986 y principios de 1987, desde el seno de la organización, inicia la gestión de traer a las personas que se encontraban en los refugios al exterior del país, logrando en octubre de 1987 el objetivo con el que nace dicha organización, traer al primer grupo de desplazados a los refugios de Mesa Grande y Colomoncagua, a repoblar Santa Marta, Cabañas; y Copapayo y Zacamil I y II, Suchitoto.
Es en este momento donde se crea una organización más grande llamada: Comité de Repobladores de Cuscatlán y Cabañas CRCC. “Entra Cabañas y entonces este organismo adquiere un carácter de alguna manera legal y reconocido a nivel internacional y son a través de los cuales se canaliza toda la ayuda internacional de las organizaciones humanitarias, a través de CRCC, para que la ayuda vaya hacia Cabañas y Cuscatlán”. –Durán.
Desde esta organización, CRCC, se garantiza para las personas ropa, calzado, lo básico para la alimentación, seguridad y la legalidad de las personas; se garantiza la vivienda, se empieza a trabajar por garantizar tierras para que la gente trabaje y se forman ahí los asentamientos humanos, en tierras de terratenientes, “no se invaden tierras de gente pobre que tiene poco, sino que la mayoría de asentamientos se genera en las haciendas”. –agrega Durán. (1/2 partes)
Por Carolina Mena
