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La crónica de los días desde los Hospitales

¿Qué ocurre cuando una persona se contagia y luego es llevada a un hospital? Los síntomas del virus, por lo general, no aparecen hasta que la persona infectada ha estado propagando el virus durante varios días.

Día 1- La garganta es el lugar donde a menudo comienzan los síntomas, como dolor de garganta y tos seca. Otros síntomas incluyen fiebre, fatiga y dolor muscular. Un estudio muestra que los síntomas más comunes son fiebre (88% de los casos), seguidos de tos seca (68% de los casos), fatiga y debilidad general del cuerpo (38%) y tos con flema (33%).

Días 2-3- El virus se propaga por las vías respiratorias a los pulmones, lo que puede ocasionar la dificultad para respirar.

Días 7- Cuando las membranas de los pulmones se inflaman, es más difícil que funcionen correctamente. Para este tiempo una persona es admitida al hospital si sigue con problemas para respirar. En promedio, las personas se quedaron sin aliento dentro de los cinco días posteriores al inicio de sus síntomas. Se observaron problemas respiratorios severos en aproximadamente ocho días.

Día 8- Dificultad respiratoria aguda: Si los pulmones no están funcionando correctamente, es muy probable que el paciente tenga neumonía. El virus también puede causar náuseas, diarrea o indigestión si infecta las células del sistema gastrointestinal. (En los casos más graves, COVID-19 puede provocar insuficiencia orgánica y la muerte).

Día 10- Unidad de Cuidado Intensivo para los que tienen peores reacciones.

Día 12- La fiebre cesa, aunque puede cesar días antes

Día 12- 13- La persona puede respirar mejor. El tiempo estimado de recuperación es de dos semanas para casos leves y entre tres y seis semanas para casos más graves.

Día 18- La muerte puede ocurrir para los más afectados.

A nivel hospitalario, en el peor de los casos la situación es muy dura, desde el momento que un paciente ingresa con temperatura y otros síntomas de COVID, se despide de sus parientes, se ingresa en un área aislada y controlada, se le examina y diagnostica como sospechoso COVID. Luego, se hacen pruebas y otros exámenes, mientras tanto si presenta dificultad respiratoria se le suministra oxígeno y cuando este no puede ser suministrado por mascarilla, o “naricera” (cánula), se necesita intubar y conectar a un respirador que hará el trabajo de los pulmones.

Este procedimiento ya se considera de máxima urgencia e implica el uso de equipo especializado, estamos hablando de requerir la máxima capacidad del personal para brindar la atención que se necesite. Sumado a esto, muchos pacientes presentan otras enfermedades crónicas de base que comprometen más su situación. Aquí estamos ya ante la necesidad de personal de cuidados intensivos, personal de UCI.

En este punto se induce al paciente en coma y es así como permanece por varios días (pueden ser hasta 8 semanas) mientras su organismo responde al tratamiento con respiración mecánica.  La ventilación mecánica NO es una máscara de oxígeno puesta en la boca mientras el paciente está cómodamente acostado. NO. La ventilación invasiva para el Covid-19 es una intubación dolorosa – que por eso se hace bajo anestesia – y cuando se induce el coma el paciente ha de quedarse de 2 a 3 semanas sin moverse, muchas veces boca abajo, con un tubo insertado desde la boca hasta la tráquea y que permite respirar al ritmo de la máquina a la que está conectado.

El paciente no puede hablar ni comer, ni hacer nada de manera natural. La molestia y el dolor que se siente, obligan a administrar sedantes y analgésicos para asegurar la tolerancia al tubo durante el tiempo que se necesite la máquina – por ello se induce el coma-. Es un coma artificial. A 20 días de este tratamiento, un paciente joven pierde el 40% de masa muscular, asociado a traumatismos de la boca o de las cuerdas vocales, así como de posibles complicaciones pulmonares o cardiacas. Es por esta razón que las personas ancianas o ya débiles, no soportan el tratamiento y mueren. Mientras tanto su contacto con el mundo exterior y su familia cesa.

Hay que hacer un paréntesis para explicar que el personal de una UCI es altamente capacitado, es una especialidad de la medicina: los intensivistas. Y con ellos las enfermeras, que al igual que las de Sala de Operaciones, se han especializado en este tipo de atención.

¿Pero ha pensado cuántos de estos especialistas tiene el país?, muy pocos, de ahí la dificultad de las UCI, aun cuando se cuente con el equipo de monitoreo de signos vitales, bombas de infusión, las bombas que suministran oxígeno, entre otro equipo que se requiere, la realidad es que NO HAY SUFICIENTE personal sanitario para dar una respuesta a la emergencia, debiendo movilizar otras especialidades para paliar la necesidad.

Muchos pacientes con sus problemas de base no responden al tratamiento y fallecen, otros llegan muy tarde. La familia no recibe su cuerpo. Muchos han sido sepultados sin la intervención o acompañamiento de sus familiares, lo ha hecho el Ministerio de Salud y las Alcaldías;  cuando los familiares intervienen, se les notifica el fallecimiento y la funeraria que contraten se hará cargo del manejo bajo un protocolo aprobado para llevarlo y sepultarlo con mucha restricción para su familia. Es una cruel realidad y este es el escenario al que se enfrenta una persona que se contagia de COVID y sus familiares.

Hubo problemas con el cierre de la economía; al principio las Farmacias no daban abasto para suplir mascarillas, alcohol líquido y en gel, cloro y otros productos, era una locura. Los precios se dispararon con la demanda, los empresarios inescrupulosos abusaron, no hubo control de precios y  es impensable cuánto gastamos en 10  meses desde que estamos en esta situación, en lo que ahora son artículos de uso diario para prevenir el COVID-19. Los suministros de desinfección se han vuelto parte del presupuesto, como pagar la energía o el agua.

Con todo, nuestro mayor problema sigue siendo la capacidad limitada del sistema de salud para dar respuesta a la demanda de servicios. Se necesita de un equipo que incluye intensivistas, internistas, neumólogos, personal de terapia respiratoria −entre otros− además del personal de enfermería, el respaldo de laboratorio y demás personal de apoyo. Pero cuando se necesita intubar a un paciente se requiere el ambiente de unidad de cuidados intensivos (UCI).

¡Cuando esto inició en marzo de 2020, el sistema de salud (incluido el privado) no tenía capacidad para atender ni a 100 pacientes! El gobierno inició un proyecto de reconversión a nivel nacional para aumentar la capacidad del sistema y transformó la Feria Internacional en un hospital COVID para dar respuesta. El hospital El Salvador en su primera etapa ofrece 664 camas UCI y vestidores para médicos, oficinas administrativas, área de farmacia, bodega de medicamentos, laboratorio, banco de sangre, baños para hombres y mujeres y cuando esté terminado ofrecerá 1,064 camas UCI para atender la demanda. Se ha criticado esta decisión, pero de otra manera simplemente el sistema habría colapsado.

Solo como un ejercicio saludable, revisemos los datos −tomados mientras escribo estas líneas− arriba indicados para entender la gravedad de la situación. Antes indique que “…solo un 20 % de los casos requerirá atención médica y cerca del 2 % llegará a presentar cuadros de gravedad…” si esto es así, de los 46,242 casos confirmados (a la fecha, los números cambian cada día), al menos 9,248 personas necesitan de cuidado hospitalario y muy seguramente 924 estarán en grave riesgo de perder la vida!!!  Esas son las cifras frías, que cuando las escribí en la introducción no parecían importantes al lector, pero al verlas y contarme entre los casos confirmados, la vida cambia. El sistema hospitalario no está en capacidad de atender tantos casos y si hay una segunda crisis, será muy grave.

Uno de los aspectos que no puedo dejar de lado, es la escasa o casi nula valoración del trabajo y calidad de los profesionales de la salud, pudimos ver los anuncios ofreciendo las plazas para médicos internistas (su especialidad), por USD$600.00 o el caso de un neurocirujano con post grado en Salud Publica con 6 años de experiencia para jefatura en un hospital nacional por USD$600.00 al mes.

Recuerdo que en la misma página del periódico había un anuncio quizá más grande ofreciendo la plaza para Asistente del Administrador de un conocido club a 50 metros del redondel Masferrer en el Paseo General Escalón, frente a una taquería conocida como “Tacos Lips”, ofreciendo la plaza por USD$1,200.00 (sin mencionar lo que sucede con los abusos de los políticos y sus salarios) … Espero que la pandemia nos permita valorar más a quienes salvan nuestras vidas.   

Por Alejandro Gómez Lara

(4/5 partes) Espere en nuestra última parte, el testimonio del autor y sus días conviviendo con el coronavirus.

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