Por  Andy MacDougall

Este libro notable y revelador hace mucho en su alrededor de 200 páginas. Es la experiencia autobiográfica de un español que trabaja para una ONG en América Central; es una historia política y popular de la región. es una historia de amor. Expresamente, ni ficción ni memorias, aunque incorpora algunos elementos de ambos, es a su vez impactante, trágico, inspirador y conmovedor.

Después de leer el primer capítulo, me detuve y pensé «la gente necesita saber esto». Esta fue una reacción que se repetiría en varios puntos a lo largo de mi lectura. Estas son historias e historias contadas desde una base de profundo afecto por la gente común, sobre todo, de El Salvador, donde el libro se encuentra en gran parte; sin embargo, nadie está a salvo de las críticas y ningún aspecto de la vida o la historia está recubierto de azúcar o idealizado.

El libro tiene palabras feroces para el papel que los colonizadores españoles y, más recientemente, el gobierno de los EE. UU. Han desempeñado en el sufrimiento y la opresión de la gente de América Central, cuya extensión, en ambos casos, puede no ser conocida por muchos. El libro tampoco se esconde de la violencia y el sexismo de la vida moderna en la región. Otro aspecto clave y extremadamente relevante del libro es su tratamiento del tema de cruzar la frontera hacia los EE. UU. Y todo, en su realidad arenosa y dolorosa, que eso conlleva.

El autor, Francisco Martínez Criado, es un carpintero andaluz que pasó seis años trabajando para una ONG en América Central, principalmente en El Salvador (Suchitoto). Allí desarrolló un gran vínculo con la región y su gente y mucha frustración con la forma en que operan las ONG, con toda su burocracia e hipocresía. Este libro es el fruto de sus experiencias, las historias que vivió y contó, junto con una historia bien recibida e investigada para proporcionar contexto.

Entre otras cosas, Martínez enseñó habilidades de carpintería a jóvenes vulnerables, con los cuales podían amueblar sus hogares y su comunidad y ganar algo de dinero. Fue una ruta lejos del ciclo tóxico de la violencia de las pandillas que consume a tantos niños y jóvenes y envuelve a las comunidades con miedo. Algunos de estos jóvenes más tarde intentarían hacer una nueva vida en los Estados Unidos. Lo que uno tiene que pasar, exponerse y arriesgarse incluso a intentar llegar a la frontera no tiene que pensar … excepto que tenemos que, ahora más que nunca, ¿cómo podemos esperar entender una situación si ignoramos deliberadamente una gran parte de la historia? Si bien no es el núcleo de la narrativa, lo que este trabajo tiene que decir sobre el cruce fronterizo es una lectura esencial en un momento en que, a nivel mundial, los refugiados y los migrantes están en algunos sectores, siendo cada vez más demonizado.

Uno de los hilos de este libro, y nuevamente basado en la realidad, es la historia de una pareja poco probable: Violeta, una guerrillera salvadoreña con el FMLN, y Ventura, un ex sacerdote en prácticas de España que se ofreció como voluntario en un campo de refugiados en Honduras. en la década de 1980. La Guerra Civil salvadoreña, que duró de 1979 a 1992, matando, desapareciendo o desplazando a más de un millón de personas, es una parte clave del libro y vemos su impacto de largo alcance y aún se siente de varias maneras. Logrando nunca llegar a ser demasiado denso, el trabajo explica los antecedentes, el desarrollo y la resolución de este conflicto, mientras ofrece vislumbres de la vida dentro de él. Aprendemos hasta qué punto los Estados Unidos (cuando les conviene) financiaron el gobierno militar, cuyos escuadrones de la muerte paramilitares aterrorizaron a la población civil. Quienes hablaron, especialmente San Óscar Romero, arriesgaron sus vidas. Descubrimos también que los tratados de paz lejos de poner fin a la violencia.

Además de proporcionar un resumen general del conflicto, Martínez nos lleva dentro de la vida o de los involucrados, atrapados en él o, directa o indirectamente, lidiando con las consecuencias años después. Nos encontramos con guerrilleros de todo el mundo, vemos el viaje de un hombre para convertirse en un temido gángster, aprendemos cómo las familias del campo aprendieron a diferenciar entre guerrilleros y fuerzas gubernamentales que los castigarían por alimentar a los guerrilleros. Vemos personas conducidas a la violencia, huyendo de la violencia, personas que aprovechan al máximo sus situaciones, personas que tienen menos que nada, personas que han sido abandonadas y olvidadas, personas que intentan ayudar y personas que les dan la espalda.

Otra parte interesante de este trabajo es que, como mencioné anteriormente, no se trata simplemente de política e historia, también busca transmitir la cultura y la mitología de El Salvador. El lector aprende sobre su comida, dioses, mitos, leyendas, fantasmas y más. Como el libro insiste en sus páginas iniciales, el verdadero protagonista es el pueblo salvadoreño. Su folklore y rituales son, por lo tanto, cruciales para darle al libro su auténtico sabor.

Este libro no es obra de un observador distante, Martínez ha profundizado más que eso y profundizado en el alma de Centroamérica, escribiendo no sobre la gente sino con la gente. Con ese fin, su uso del lenguaje también es notable, ya que incorpora palabras y frases locales en su prosa, lo que se suma a ese sentimiento de cercanía al tema. De hecho, a menudo olvidé que estaba leyendo un escritor de España

Evidentemente, el género de Las Cenizas del Comal es difícil de definir, pero podemos decir que este es un libro de cuentos: real, imaginario y folklórico; Un libro de vida, muerte, esperanzas, miedos, injusticia, rebelión y frustración. Sobre todo, como una revelación y una ventana a un mundo menos conocido, aunque con Martínez como nuestro guía, no estamos mirando por la ventana, sino reunidos alrededor del fuego junto a los protagonistas.