Karen Hernández es una de las jóvenes más sobresalientes de la música en Suchitoto. Con 21 años Karen esta convencida que la música es su mundo, su pasión y el camino para alcanzar sus más grandes sueños.
Con la vena de la música heredada de su padre, Karen a sabido desde pequeña que la música, el arte exige sacrificios, pero con certeza de lo que quiere y plena convicción de que esta es su pasión, ella los ha ido superando uno a uno.
Delatada por el brillo de sus ojos al hablar de su pasión por la música, con una hija en sus brazos y las limitantes de una joven de comunidad, Karen enarbola grandes sueños llenos de luz, convirtiéndose en una gran promesa para la música en Suchitoto. Ella nos cuenta parte de su historia.
Karen, ¿cuéntanos un poco de tu origen y días de infancia en Suchitoto?
Nací acá en Suchitoto, mi papá es de Cabañas y mi mamá es originaria de Suchitoto. Mi infancia la he vivido totalmente aquí, con mis abuelos, mis tíos, toda mi familia, hemos vivido siempre acá, hasta el momento tengo 21 años y aún estoy acá.
Comencé estudiando en la escuelita del Cantón El Caulote; hice tres años allí, (primero, segundo y tercer grado), luego me cambié a la escuela Isaac Ruiz Araujo, ahí estudié cuarto, quinto y sexto; luego séptimo y octavo lo hice nuevamente en la escuela de El Caulote y noveno lo comencé en Ana Dolores, pero terminé yendo siempre a “la escuelita”; fue el último año y me gradué ahí.
Luego de eso, estudié en el Instituto (INSU), primer año de bachillerato y el segundo año, lo terminé en la escuela de Los Almendros, Cantón El Zapote, ahí hice el último año, tomé el bachillerato de dos años y ahí me gradué.
Mi vida ha sido así, un poco variante; bueno como eso es de todo niño, que nos gusta ir a otras escuelas, conocer diferentes amistades, yo he sido de las que les gustan los amigos y lo que me ha llamado bastante la atención, han sido las bandas de las escuelas, eso como que era mi mayor atracción.
¿Cuéntanos de tus primeros acercamientos con el arte?
Yo comencé yendo a el Isaac, me cambié para esa escuela, porque en el Isaac tenían instrumentos, veía eso de las bandas y me llamaba la atención. Luego en la escuela Ana Dolores me gustaba, porque veía que solo era de niñas y me llamaba mucho más la atención de ver que solo niñas tocaban variedad de instrumentos, eso de ver a una niña tocando trompeta, trombón y cosas así, era algo que me inspiraba demasiado.
Llegué al Instituto Nacional de Suchitoto y eso fue lo que más me impactó, porque fue ahí cuando yo inicié con el saxofón, ese fue el instrumento del que yo me enamoré desde el primer instante, desde que lo vi. Yo jamás había visto ese instrumento, tal vez en una orquesta, pero nunca les había puesto atención, o sea, no los había visto tan de cerca, que sintiera que hasta la piel se me erizaba al escuchar ese sonido, más cuando los estudiantes hacían sus “solos”, eso era algo que me llegaba y me enamoré del instrumento, y fue entonces cuando hablé con el instructor y comencé.
¿Cómo llegas a interesarte por la música, de donde viene la vena musical?
Cuando yo iba al Kinder, me gustaba bastante cantar las canciones del kínder, como “Estrellita”, “La Pomponte”, cosas así; como mi papá y mis tíos son músicos; bueno, son fanáticos a la música, porque no somos músicos perfectos, siempre estamos aprendiendo.
Cuando yo tenía 4 años, estaba en el kínder y yo llegaba a mi casa y mi papá me animaba, él tenía un piano y se ponía a tocar y me decía: “ahora cantemos las cancioncitas que se aprendió”; y al siguiente día que llegaba al kínder, la maestra nos enseñaba otra canción, entonces yo llegaba a mi casa y le decía: “Papá, ahora me puedo otra canción” y yo me sentía muy emocionada, él me las acompañaba y hasta las cantaba conmigo, me enseñaba como afinar.
Ahora a su edad, él tiene su voz un poco dañada, porque cuando yo estaba pequeña, como de 5 o 6 años, él me enseñaba a hacer segundas voces y hacía esas voces altas, por cierto, cantábamos canciones de Pedrito Fernández, esas rancheritas como de: “Madrecita querida…”, canciones así, que son altas y él hacía esa voz y me decía: “Mire, si yo la puedo llegar hacer, usted también”, y yo le decía: “No papá, pero es que es muy alta”, hubieron muchas veces que hasta lloré junto a él, pero yo siempre estaba ahí, a pesar de que me sentía mal y lloraba de que no pudiera llegar hacer esas notas, siempre el interés estuvo ahí, gracias a él.
Luego, cuando cumplí 6 años, él me metió a su grupo (Gavilanes de Suchitoto) y cantaba canciones como cumbias, de los sepultureros y siempre las de Pedrito. Mi papá me grababa algunas canciones con una computadora antigua que teníamos, de escritorio, primero grabábamos la guitarra y luego las voces y ahí quedaban; no muy bien, porque no era un estudio profesional, si no sólo por grabarlas y tenerlas; me hizo un disco como de 7 canciones y tengo ese recuerdo, es admirable que hasta se me eriza la piel solo de recordarlo, todo lo que pasé con mi papá.
En esa edad de 6 años yo andaba en el grupo con él, él comenzó a enseñarme con un güiro a que agarrara la base, ahí fue cuando comencé con los instrumentos, ahí me comenzó a llamar la atención todo, comencé con el güiro, agarraba el ritmo, a veces me perdía, pero luego fui sintiendo la música, sentí que ya tenía el ritmo y luego me puso con las congas, el comenzaba con el güiro y me decía: “Agarra el ritmo”, y yo hacía el pulso con el instrumento.
Luego como a los 8 años, me comenzaron a llamar la atención instrumentos melódicos, como el piano; cuando sientes la música es algo que te llama la atención todo, quieres estar en una cosa y otra; mi papá tenía un piano pequeño que lo había comprado con el pensamiento de que tal vez yo podía aprender y comenzó mi papá a enseñarme las primeras clases como de teoría, me decía: ”Vamos a hacer la escala natural, vamos a comenzar con la escala de Do, cantémosla primero: “Do, Re Mi…” y ya la cantábamos y luego comencé a utilizar los deditos, hacer las escalas con ambas manos y si me gustó. Algo malo que yo he tenido es que he dejado todos los instrumentos a medias, no me he perfeccionado en ninguno.
¿Qué lugar o talleres dirías han sido claves en tu aprendizaje?
Me di cuenta que estaba el Centro Arte para la Paz, cuando llegaron a la escuelita donde estaba estudiando; tenía 11 años cuando comencé a llegar al Centro Arte para la Paz. Hna. Peggy me abrió las puertas, me apoyó y me dieron una flauta dulce, con eso comencé, estuve como dos años recibiendo clases de flauta y es así como ahora manejo un poco el instrumento. Luego de eso escuché que había un coro muy grande, eran dos coros y logré aplicar en uno. En este lugar fue donde conocí a maestros que me apoyaban en la música para cantar.
¿Quiénes te han apoyado o impulsado a seguir en la música?
Hna. Peggy fue la que me brindó el apoyo para que yo estudiara ahí y conociera a los maestros, el maestro que me daba las clases de flauta dulce, le llamábamos maestro Manaen. Después de los coros, conocí a otra persona: Osiris Flores; él cantaba y daba clases de guitarra y me llamó la atención, yo llegué un día al salón y me permitieron que yo estuviera en ese taller, fue así como comencé a tocar la guitarra y me fascinó tanto porque podía tocar y a la vez, cantar. Los primeros días fueron complicados porque eso de cantar y digitar un instrumento al mismo tiempo, sentía que me perdía al tratar de unir las dos cosas de un solo; a veces al pensar que iba a meter la voz, paraba de un solo de tocar el instrumento y ya no seguía, hasta que llegó el tiempo de controlar las dos cosas y aquí estoy, hasta el momento he seguido.
Él ha sido el maestro que más me ha apoyado –Osiris Flores- y principalmente mi papá, porque a pesar de que he asistido a mis clases, yo llegaba donde mi papá y le preguntaba: “Mire papá, esta canción me ha gustado y yo solamente le he encontrado estos acordes y no sé qué más lleva” y como él manejaba un poco la afinación de oído, entonces comenzaba a buscar el acorde: “Éste es, yo siento que este lleva, no sé si llevará más, pero yo siento que ahí lo lleva”, entonces él ha sido mi apoyo principal.
¿Sigues con tu proceso de aprendizaje musical?
Siempre sigo y principalmente con Osiris Flores y mi papá que siempre me apoya.
¿Prefieres cantar o tocar un instrumento? ¿Qué instrumentos tocas?
El instrumento que más me ha llamado la atención es el saxofón, y mi maestro Osiris me llama la atención y me dice: “Lo principal que debes hacer es agarrar la guitarra, porque ahí estas manejando dos instrumentos, es tu voz y la guitarra, sí tienes que dedicarle tiempo al saxofón, pero tienes que dedicarle mucho más tiempo a tu voz y a tu guitarra”. Pero lo que realmente me gusta más, es el saxofón, me encanta más que cantar, porque yo siento que con él me identifico, aunque tal vez no pueda tocarlo perfectamente bien. Hace como dos meses comencé a recibir clases con el maestro Jonathan Sánchez, siempre en el Centro Arte, gracias a Hna. Peggy que ella nos permite y me ha dado trabajo y permite que yo pueda reforzarme siempre con los instrumentos ahí con los maestros.
Los otros instrumentos que manejo son, la flauta dulce y la guitarra, como mencioné anteriormente y un poco la percusión, pero es algo que no lo estoy haciendo directamente.
¿Cuál es uno de tus mayores sueños en la música?
Yo siempre he soñado con hacer un grupo norteño o tropical y que sea muy reconocido, comenzar a componer algunas canciones, darme a conocer con el público. Por el momento sigo con el grupo de mi papá, ……..pero yo sé que en algún tiempo, él no va a estar y de alguna manera, yo quiero dar a conocer a la gente que ese grupo existió y que existe todavía, aunque mi papá ya no esté.
¿Cuáles dirías han sido tus mayores logros hasta hoy?
El mayor logro ha sido llegar a grupos un poco más reconocidos de acá de El Salvador, que me han brindado trabajo con el saxofón; por ejemplo, “Golpe Norteño”, es un grupo de San Vicente, en un pueblo llamado Tecoluca. Ellos me comenzaron a apoyar por mi talento, me dicen que no es algo muy común que una mujer toque ese instrumento, muchas personas ya me conocieron con ellos, porque soy como la atracción de su grupo, una mujer en un grupo solo de hombres. Entonces esa ha sido un poco mi trayectoria perfecta, y lo otro ha sido lograr perder el miedo y sacar eventos como solista con guitarra, aunque por ratitos me pierdo un poco, porque aún estoy aprendiendo y espero seguir perfeccionándome con mi guitarra para cantarle a la gente.
¿En qué iniciativas musicales participas actualmente?
“Gavilanes de Suchitoto”, “Golpe Norteño y el Compa Rafa” y “La Herencia Norteña” y de vez en cuando en algún evento con Osiris Flores como dúo y, como solista con canto y guitarra; también toco el saxofón, coloco las pistas y sobre las pistas toco el saxofón.
¿Qué significa para ti dedicarte a la Música en Suchitoto?
Yo me siento orgullosa de participar en la música y saber que soy de Suchitoto y me siento muy feliz cuando las personas me dicen: -“Qué bonito canta”, “Qué orgullosa me siento de verla a usted, con sus logros, de ver sus talentos, como maneja esos instrumentos”- aunque yo siento que no soy muy buena, siento el cariño de muchas personas, de muchas amistades y me siento orgullosa de eso, de ser de Suchitoto. Y a pesar de que en muchos lugares de El Salvador no apoyan a los artistas, pero yo sí siento que la gente acá en Suchitoto, la gente me ha abrazado, me ha apoyado y el mayor trabajo que he tenido en la música ha sido aquí en Suchitoto.
¿Consideras que existen las condiciones y oportunidades para forjar una carrera artística en Suchitoto?
Posiblemente, porque mi sustento ha sido esto, yo trabajo simplemente por la música y principalmente tengo una hija, ella ha sido mi mayor inspiración para seguir. Cuando tuve a mi hija, fue algo como para decir, esto no me va a detener. Yo llegué a mis 8 meses y fui a sacar el último evento embarazada; 8 meses y yo tenía aquel gran “cerro”, entonces la gente se admiraba y decían –“No, que ya no toque, porque le puede pasar algo”- y yo les decía -“No, pero estoy bien, no me está pasando nada”- y estaba ahí, aunque se me hinchaban un poco los pies, pero yo estaba ahí, porque no quería dejarlo. Yo sentía ese interés de seguir y ella era mi mayor motivación a seguir y no decir, no.
Entonces siempre he seguido, y ese el mayor motivo por el cual yo siempre trabajo, con lo de la música, yo paso estudiando, cantando, tocando la guitarra, esa es la parte que más me anima.
¿Qué tipo de música crees le gusta a la gente de Suchitoto?
Pues aquí en Suchitoto, a la gente le gusta más la música, romántica, música del tiempo pasado, del recuerdo y la cumbia. Si te buscan de una comunidad de acá, la gente te dice –“Yo quiero bailar, quiero algo que me anime, una cumbia”- Entonces, eso ha sido lo que más he conocido que a la gente le gusta. La música revolucionaria, también es lo que más buscan, porque a la gente mayor le gusta más eso.
¿Cuáles son tus metas dentro de la música?
Yo quisiera en algún momento ir a otro país a prepararme, poder seguir estudiando, yo sé que es bastante difícil, pero espero poder lograrlo.
¿A quién o quiénes admiras?
Admiro a mi papá, lo admiro demasiado y a Osiris Flores. Osiris ha sido como mi segundo papá, porque él estuvo muchas veces en momentos malos y buenos, siempre me apoyó, siempre estuvo ahí para darme un consejo, al igual que mi papá; son con las personas que más tiempo he estado y sin faltar mi mamá, porque me ha soportado tanto tiempo, me ha apoyado, me ha echado la mano como sea. Ella es quien cuida a mi hija, si voy a un evento ella ahí está y me anda llevando mis cosas, me anda ayudado se preocupa porque yo coma, me dice: “Tenés que estar bien”. Ellas son las tres personas a las que más admiro.
¿Cuál es tu mensaje para las y los jóvenes que como tú, les encanta la música y les gustaría aprender?
Yo les diría que no se desanimen, que sigan adelante, si les gusta eso, que sigan ahí y no dejen de hacerlo, no dejen de practicarlo si es algo que les llama la atención, es algo muy bueno y hasta te puede dar de “comer”; tú te diviertes, te limpias el alma, te sientes muy bien en ello y es una manera de sobrevivir.
No hay que dejarnos vencer por alguna cosa que nos pase, como me pasó con mi embarazo; no hay que quedarnos atrás, porque muchos te dirán que ya la regaste, porque te pasó esto, ya no vas a poder seguir, te arruinaste… No hay que quedarse así, por algún problema que haya pasado, hay que superar todo eso y salir adelante y jamás decaer».
Entrevista: Getsemani Villalobos. Fotografías cortesía Karen Hernández.
Getsemaní Villalobos soy arquitecta, tallerista y músico. Me atrae el arte y las historias de gente sencilla. Soy de Suchitoto y quiero dejar mi impronta aquí.
2 comentarios en “La historia de Karen Hernández, un talento de la música en Suchitoto”
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