En Suchitoto la vida cultural y artística se promueve como el mejor atractivo para el turismo nacional e internacional. Mas de una docena de festivales locales e internacionales se realizan cada año, dotando de vida cultural y actividad comercial al casco urbano del municipio. Cada año miles de personas visitan la ciudad y recorren las calles del pueblo encantador. Decenas de negocios grandes y pequeños, formales e informales dependen del flujo de turísticas que mantiene viva la economía y dan sustento a centenares de familias del municipio.

Sin embargo, la cultura expresada en sus actividades artísticas no es algo que surge del aire, la cultura es el resultado del trabajo de gestores, artistas, artesanos, grupos, organizaciones y colectivos. Este sector del pueblo que lo conforman en su mayoría un pequeño ejército de jóvenes, que no ha contado con un apoyo sostenido y constante, que vaya más allá de facilitarles un espacio y la enseñanza en talleres de acercamiento a las artes. Esto es más que poco, pero no es suficiente, en un municipio que centra buena parte de su actividad turística y comercial en la cultura.

En las circunstancias actuales la continuidad de algunos espacios es totalmente incierta, como incierta es a veces la manera en que la vida cultural y turística volverá a recuperarse, porque las restricciones de congregar a muchas personas será de las últimas medidas a retirarse y la mayoría de personas estarán recuperándose económicamente y priorizando en otras cosas. Volver a la normalidad de antes, parece ser que no será posible, por lo que habrá que replantear y repensar una nueva forma de resurgir fortalecidos y transformados de esta crisis.

Por el momento todos los espacios culturales están cerrados, sin embargo, esperemos que este cierre no incluya también el cierre de la posibilidad de repensar y replantear la gran deuda de dialogar y construir en colectividad.

Quizá estos tiempos y los retos de la pandemia, nos obliguen a volver a la gran pregunta de siempre: ¿para qué sirve el arte? Dentro de sus múltiples respuestas cabe la certeza de que es una forma de registrar la historia, las experiencias y de no olvidar. Siempre lo describimos como algo transformador, inherente y humanizante. Por ello, en medio de esta crisis debemos retomar su espíritu liberador y comprender que la pandemia nos puso a todos en el mismo río de la vulnerabilidad, y aunque no todos estamos en iguales condiciones, es tiempo de mirarnos y dialogar para salir de nuestras zonas de confort. Porque una cosa es clara, las cosas no volverán a ser como antes. Es tiempo de reinventarse y unirnos para generar cambios con nuevas estrategias y formas de reactivar, reconectar y desarrollar los talleres, los festivales, los encuentros y sacar adelante la vida cultural de la ciudad.

Sin embargo, esta crisis nos pone ante una crisis ya preexistente en el ámbito cultural del municipio: la desarticulación del sector y  la dificultad histórica para organizar formalmente al gremio de artistas. Si bien es cierto existen organizaciones y algunas alianzas para realizar eventos, falta mucho por trabajar en cuanto a trabajar en unidad por el bien común del desarrollo cultural. Ojala esta crisis nos pueda acercar un poco más para construir en colectividad y unidad. Y no seguir tras la lógica capitalista de que sobrevirán los más fuertes. En esta crisis nos transformamos o algunos desaparecerán.

¿Cómo vamos a resurgir y volver a los talleres de arte, a la actividad cultural, a los festivales? Por hoy, a casi 2 meses de cuarentena, la mayoría de estudiantes de los talleres están en casa y sus materiales de aprendizaje como instrumentos están guardados en los espacios culturales que están cerrados. Distanciados. La mayoría de artistas no tienen sus propios instrumentos o materiales para continuar su formación y no todos tienen acceso ilimitado a datos de internet para seguir tutoriales.

Frente a tanta incertidumbre y cambios es urgente dialogar. No habrá mejor oportunidad que esta para conectarnos, crear liderazgos, alianzas, coordinaciones y entretejer nuevas formas de interlocución entre artistas, industria y espacios de presentación, y salidas conjuntas, además de empezar a pensar en un diagnostico, censo y alguna previsión social para las y los jóvenes artistas. Es urgente repensar como volveremos a reactivar la vida cultural.

Sin duda para reactivar y volver a la vida cultural necesitamos fortalecer la solidaridad organizativa y colectiva y superar los esfuerzos aislados e individuales, sin cohesión. Porque si algo tenemos que rescatar de esta pandemia es el valor de la solidaridad.

Se preguntarán ¿Por qué tanto escándalo por el arte y la cultura, cuando hay otras necesidades urgentes en el municipio? Porque la cultura y todos sus protagonista se constituyen en actores sociales que más allá de sus propias necesidades, contribuyen a dinamizar la economía, el turismo y el tejido comunitario; ayudan a mitigar y superar las crisis y a crear conciencia y empatía social. La creatividad, por su lado, no se detiene, el arte forma parte de la vida misma de quienes se dedican a sus diferentes ramas y aún sin contar por el momento con un trabajo remunerado, las y los artistas siguen creando, cada quien desde sus posibilidades.

Así que debemos sacar provecho a la crisis para propiciar y fortalecer la organización, a mediano y largo plazo. Es el momento para construir diálogos entre las diversas organizaciones, disciplinas y la formalización del gremio de artistas de Suchi, que por fin se unan y presenten demandas y propuestas para crecer juntos y juntas.

A este punto es necesario hacer una evaluación honesta de los destinos financieros de las arcas municipales hacia el tema de cultura en la ciudad. No se puede seguir dejando huérfanas a las organizaciones, colectivos y artistas del municipio. Luego de esta pandemia se debe luchar y exigir fondos para la cultura, que se destinen al fortalecimiento y reactivación de la vida cultural del municipio y sus actores.

Pese a saber que los y las artistas de Suchitoto son una fuerza viva importante de la vida turística y económica del municipio, debemos reconocer su labor y entrega para mantener la alegría y entusiasmo, que por cierto necesitaremos mucho para salir y empezar de nuevo. No debemos volver al aplauso y el refrigerio como formas únicas de estímulo. Debemos trascender, en este nuevo inicio necesitaremos más organización y coordinación para crear estrategias creativas de una nueva vida cultural que sea empática, atractiva y solidaria  con todos y todas.

Seguiremos insistiendo que lo peor que puede pasar con esta crisis del COVID 19 es que no pase ni cambien nada. No podemos volver a la normalidad de antes. Debemos aprovechar este tiempo para reconstruirnos en comunidad, dirigiendo nuestra perspicacia crítica, nuestras energías creativas, nuestros talentos sociales y nuestras disposiciones de colaboración, hacia el apoyo y la co-creación y lucha por un nuevo Suchitoto, mas unido y cohesionado para enfrentar el futuro.