Cada 18 de mayo, el mundo celebra el Día Internacional de los Museos, una fecha instaurada por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) hace casi 25 años, para recordar el papel fundamental de estas instituciones en la sociedad. Más allá de ser guardianes de objetos antiguos, los museos son espacios de memoria, identidad y diálogo social. Este año, el lema invita a reflexionar sobre su rol en la construcción de ciudadanía y desarrollo sostenible, desafiando las desigualdades que persisten en nuestras comunidades.

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En Suchitoto, un pueblo cargado de historia y simbolismo, hablar de museos es hablar de resistencia cultural. Lugares como la Casa Museo Alejandro Cotto, el Museo de la Memoria Viva del Centro Arte para la Paz, Museo de La Moneda o los pequeños espacios comunitarios de memoria son testigos silenciosos de un pasado que, muchas veces, corre el riesgo de caer en la indiferencia y el olvido.
En un contexto donde la globalización avanza con discursos uniformadores, estos espacios cumplen una función vital: reforzar el sentido de pertenencia, preservar la diversidad cultural y ofrecer a las nuevas generaciones herramientas y espacios para comprender y conocer sus identidades.

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Sin embargo, una pregunta sigue siendo pertinente: ¿cómo pueden los museos de Suchitoto aportar a la construcción de comunidad en medio de la desigualdad, la migración forzada, el centralismo cultural y el desinterés político?

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El museo como espacio de comunidad, no solo de exhibición
La definición de museo que propone el ICOM es bastante ambiciosa: «una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, difunde y expone los testimonios materiales del hombre y su entorno para la educación y el deleite del público». Pero llevar esta misión a la práctica en pueblos como Suchitoto requiere más que buenas intenciones.

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En Suchitoto, como en muchas comunidades de El Salvador, los museos enfrentan muchas carencias estructurales: presupuestos insuficientes, falta de personal especializado, políticas culturales centralizadas, desinterés de los gobiernos y una población que a veces percibe estos espacios como «cosas de turistas», “cápsulas del pasado” o “espacios aburridos” desvinculadas de sus intereses y problemáticas cotidianas.
Por tal razón, es necesario replantear el museo como un espacio vivo, que no solo conserve, sino también dialogue, cuestione, eduque y acompañe los procesos sociales de la comunidad, un espacio que sirva de encuentro y reconocimiento con nuestras identidades.

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En una ciudad donde el tejido social se construye a partir de la memoria de la guerra, la lucha por el medio ambiente, el añil, el maíz, las tradiciones y expresiones artísticas populares, los museos pueden ser plataformas para dar voz a las historias locales, promover la investigación desde las necesidades del territorio y crear redes de participación y encuentro comunitario.
Actividades pedagógicas, exposiciones itinerantes, proyectos con jóvenes, alianzas con las escuelas, recuperación de oficios tradicionales y espacios para la memoria colectiva son algunas de las acciones que pueden conectar a los museos con la vida cotidiana de Suchitoto.

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Pero esto solo será posible si existe una voluntad política real de fortalecer estos espacios, con inversión, legislación adecuada y la participación decidida de la comunidad. No se trata solo de acumular objetos tras vitrinas, sino de transformar esos objetos en herramientas y recursos vivos de reflexión y acción.

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En estos tiempos, el reto es grande: pues significa competir con la atracción de las redes sociales, la oferta del entretenimiento superficial y la indiferencia de las políticas públicas. Sin embargo, los museos tienen la oportunidad de ser contracultura, de ofrecer espacios de encuentro, diálogo y aprendizaje profundo en un mundo saturado de inmediatez.
En Suchitoto, existen muchos sitios patrimoniales, tradiciones y expresiones que tiene una historia, y los museos no pueden ser tumbas de la memoria, sino deben de esforzarse por ser espacios abiertos al presente y al futuro.

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Un compromiso compartido
Sin embargo, responsabilizar de todo esto a los museos, sería injusto sin el apoyo de las instituciones, los gobiernos y la sociedad. Porque construir museos vivos es una tarea que involucra a todos y todas: instituciones, gobiernos locales, sector privado, y sobre todo a la comunidad. Así como los museos son responsables de preservar la memoria, la comunidad también debe asumir la responsabilidad de cuidar, apoyar y fortalecer sus museos.

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En este Día Internacional de los Museos, Suchitoto tiene la oportunidad de preguntarse: ¿qué tipo de museos queremos para el futuro? ¿Qué historias queremos seguir contando? ¿Cómo podemos hacer que nuestros museos sean mejores espacios de transformación social? La respuesta como siempre no está en los discursos grandilocuentes, sino en las pequeñas acciones cotidianas que convierten al museo en un espacio de encuentro, reflexión y orgullo comunitario.


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En este Día Internacional de los Museos 2025, reconocemos el aporte de todos los museos y otras iniciativas por la memoria de Suchitoto, muchas gracias por todo su esfuerzo, empeño y trabajo y feliz día de los museos a todas las personas que hacen posible todos estos espacios dedicados a la historia y memoria en Suchitoto.
- Museo La Memoria Vive (Centro Arte para la Paz)
- Casa Museo Alejandro Cotto.
- Museo Comunitario Guazapa Tour (Sitio El Zapotal)
- Pinacoteca Teatro Alejandro Cotto
- Museo de La Moneda
- Museo de los Platos
- Estudio y Galería Bellas Artes
- Casa del Escultor
- Galería Museo de Lucía Cañas
- Colecciones privadas.
- Museo del Agua y Jardín Botánico (en gestión)
Fotos cortesía: Centro Arte para la Paz, Edwyn Guzmán, Oscar Orellana, Museo de la Moneda, Museo de los Platos