En una actividad realizada en las faldas del Cerro Guazapa, la comunidad Santa Fe, de Suchitoto, inauguró el Bosque Memorial San Óscar Arnulfo Romero, un lugar que honra la memoria de las personas que murieron en la Guerra Civil de El Salvador.
La ceremonia de inauguración contó con la participación del Dr. Félix Latzo, ecologista salvadoreño nominado al Premio Nobel de la Paz, a quien se le rindió un homenaje por su trayectoria de más de 35 años en la protección de los bienes naturales. El Dr. Latzo, ecologista de origen salvadoreño, fue nominado al Premio Nobel de la Paz en el 2020 por presentar una solución para salvar al planeta, trabajando junto a niños de escuelas de todo el mundo.

“Es el primer salvadoreño en ser nominado a este reconocimiento por su esfuerzo en defensa del medioambiente. Junto a figuras como San Óscar Arnulfo Romero y el poeta Roque Dalton, el doctor Latzo es uno de los salvadoreños más reconocidos en el mundo por su legado”, explicó el profesor Christian García en la apertura de la actividad.

Foto: Diario El Mundo
En la inauguración, el Dr. Latzo compartió su testimonio sobre el origen de la propuesta ambiental Plantando América, la cual tiene como objetivo promover la reforestación, la educación ecológica y la conciencia climática.


Además, el Dr. Latzo relató cómo, ante la indiferencia hacia el medio ambiente en El Salvador en los años 80, decidió irse a Washington D.C., donde inició una investigación sobre los factores que explicaban esa apatía social y política. Allí desarrolló un método educativo basado en la siembra de árboles por parte de niños, acompañando el proceso con fotografías como elementos de seguimiento emocional y cognitivo.

Según explicó, la fotografía era la herramienta clave que permitía a las niñas y niños “entender con el corazón y el cerebro” el impacto de cuidar la naturaleza. «Lo que tenemos ahora no es solo cambio climático, es cambio climático acelerado, y eso es lo que está generando los problemas«, dice Latzo.

La actividad concluyó con un acto simbólico: la siembra de 100 árboles en memoria de las personas fallecidas durante el conflicto armado. En nombre de cada una de ellas, se sembró un árbol como gesto de reparación simbólica, reencuentro con la vida y esperanza de un futuro mejor.

A través de la siembra colectiva, las y los participantes de la actividad reafirmaron su compromiso por preservar la memoria histórica y el medio ambiente. Aseguraron que este acto fue “sembrar vida donde hubo muerte” y regresar a la tierra con el propósito de iniciar un proceso de sanación individual y territorial, en el que cada árbol plantado se convierte en un acto de resistencia, paz y reconstrucción.
Reportes: Carolina Orellana.
Redacción: Carolina Mena.
Fotografías: Bloque de Estudiantes de Periodismo de la Universidad de El Salvador y Carolina Orellana