De nuestra serie “Recortes” compartimos un trabajo de investigación etnográfica escrito por Gabriela Paz, quien en el 2007 como parte de sus estudios de antropología realizó sobre la celebración del día de muertos en la comunidad El Bario.
Gabriela Paz López, es una antropóloga sociocultural y feminista salvadoreña. Nació en Nicaragua, en el contexto de la guerra salvadoreña. Su familia materna es oriunda de Suchitoto, Cuscatlán. Es feminista y activista por los derechos humanos de las mujeres. Ha trabajado en diversas investigaciones: memoria histórica, vulneración de derechos humanos de mujeres y jóvenes entre otros.
Trabajó en 2003 en la Comunidad El Bario, como voluntaria con un grupo de estudiantes de la Universidad de El Salvador, en un proyecto de recuperación de la memoria histórica a través de la narración oral en la Organización Centro de Paz (CEPAZ). Este trabajo le permitió conocer la historia de su país, y su pueblo y forjó importantes líneas en su vida.
Día de muertos Comunidad El Barío.
El Barío es una comunidad campesina perteneciente al cantón Platanares de Suchitoto departamento de Cuscatlán, que fue conformada en julio de 1986, como un intento de repoblamiento de la zona, respaldado por CRIPDES (Coordinadora de Repoblaciones de El Salvador) y la CASA (Cooperativa Agrícola San Antonio) conformada por los miembros de la comunidad. En este asentamiento se concentraron poblaciones dispersas del municipio de Suchitoto, así como de los departamentos de Morazán, Cabañas y Chalatenango, que durante la década de 1970 fueron desplazados por el conflicto armado a albergues temporales como la Montaña, Calle real, Mesa Grande, del hermano país Honduras.
La población repobladora concentraba a gran número de militantes del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), que se organizaron en posiciones civiles y militares a partir de la década de 1970, apoyados por la Iglesia Católica local, bajo la franca de la teología de la liberación o como ellos les llaman «la iglesia de los pobres para los pobres», las mujeres se organizaron en AMES (Asociación de Mujeres Salvadoreñas ) y COMADRES (Comité de Madres de Presos y Desaparecidos Políticos).
En los primeros años de repoblar, la población de la comunidad hacía esfuerzos colectivos de organización: cultivaban juntos y repartían las cosechas, se reunían constantemente a discutir sus problemas para encontrarles soluciones, existían grupos clandestinos que se preparaban para los ataques del ejército oficial: hacían zanjos, «buzones»: trincheras, barricadas y se preparaban conjunto a los grupos de la guerrilla para salir en las «Guindas»: momentos de huida y persecución a la cual se veían sometidas poblaciones civiles ante el ataque directo de las Fuerzas Armadas.
A partir de los Acuerdos de Paz, la comunidad se vio beneficiada por el programa de transferencia de tierras asignándoles las tierras de la hacienda El Barío de la cual antes del repoblamiento muchos habían sido colonos, es decir vivían en la tierras de sus patronos a cambio de trabajar en sus tierras. Actualmente, las personas en la comunidad se vieron beneficiados por los proyectos de «reconstrucción» y apoyo de la post guerra impulsados desde organizaciones no gubernamentales, que a partir de los acuerdos de paz florecen en todo el país.
Hoy en día El Bario cuenta con servicios de agua potable y luz eléctrica (2007), existe una escuela que cubre desde primer ciclo hasta bachillerato que da cobertura no solo a la comunidad sino a poblaciones aledañas. Las casas en su mayoría son de bahareque repellado, no todas cuentan con los servicios de luz eléctrica, los insumos químicos agrícolas, son repartidos entre los pobladores «originarios» a través de CASA aunque algunos tienden a hacerse de ellos por cuenta propia, se cuenta con una panadería y una tienda comunales, un camión «arenero» y un tractor en calidad de corporación que pertenece a todo aquel miembro de la cooperativa. En la comunidad para el 2010, habitaban alrededor de 260 familias, se reconocen a sí mismos como: excombatientes, mujeres y hombres, lisiados (desde una perspectiva de organización), jóvenes, niños y niñas.
En la actualidad, los múltiples proyectos que son dirigidos hacia la comunidad se orientan a la organización juvenil, se busca impulsar el desarrollo de la comunidad a partir de ofrecer otras expectativas a una población joven que según algunos mayores: –«ya no se interesan por cultivar las tierras, quieren andar bolos y fumando, el trabajo no les interesa» — (entrevista con un hombre mayor de la comunidad, 02.11.2007). Se logra percibir un malestar generado por el actual contexto de relevo generacional, donde los y las jóvenes de la comunidad se comienzan a apropiarse de espacios como la ADESCO (Asociación de Desarrollo Comunal), espacios que en un pasado reciente ocuparon miembros reconocidos como líderes tradicionales: excombatientes.
Por otra parte, al discutir con las personas jóvenes sobre cómo se plantean el futuro, también logra percibirse un sentimiento de incertidumbre constante, muchos aspiran a salir del esquema campesino de cultivar las tierras, bajo una economía de subsistencia, que cada día se plantea más difícil para ellos. Algunos planean viajar hacia Estados Unidos, cada vez son más los jóvenes de la comunidad que se marchan, según me cuentan a lo largo de los últimos 5 años se han marchado cerca de 22 jóvenes de la comunidad a diferentes destinos; Irlanda, Australia, España pero la mayoría viajan a Estados Unidos por vías ilegales. Este es breve esbozo del contexto de cambio, que se caracteriza por un relevo generacional de amplio espectro.
Gabriela Paz, antropóloga sociocultural y feminista salvadoreña.
“Recortes” es un ejercicio de investigación sobre hechos y sucesos que han marcado y han ido moldeando la historia contemporánea del municipio que han sido publicados en libros, revistas o en medios de comunicación nacional o internacional. Haciendo uso de bibliografías, hemerotecas, archivos y la internet iremos compartiendo información y datos importante como un ejercicio de memoria que nos permita conocer el pasado para entender nuestro presente y dibujar un mejor futuro en Suchitoto.