Había una vez una defensora de los derechos humanos de las mujeres: la historia de Matilde Escobar

Había una vez una defensora de los derechos humanos de las mujeres: la historia de Matilde Escobar

Esta es la historia de una niña que soñaba con ser psicóloga, pero que se convirtió en una valiente y decidida defensora de los derechos humanos de las mujeres suchitotenses. 

Había una vez una niña llamada Matilde que creció en medio de una guerra civil. Casi durante toda su infancia, por la situación de violencia que atravesaba el país, en muchas ocasiones sus padres tuvieron que cambiar de casa para protegerla a ella y a sus hermanos. 

Matilde no pudo disfrutar su niñez. No tuvo derecho a jugar. Cambiaba de escuela hasta dos veces por año. Desde que era adolescente soñaba con ser psicóloga, pero no llegó a cumplirlo porque cada día solo intentaba sobrevivir a la violencia que otros provocaron, aunque también tuvo dificultades económicas que le impidieron alcanzar sus metas.

A medida que crecía, se dio cuenta de que muchas mujeres de la comunidad sufrían violencias. Ella decidió no quedarse de brazos cruzados y se atrevió a hacer algo al respecto. En el año 2000 se encontró con una asociación llamada “Capacitar El Salvador”, la cual daba atención psicológica y terapia corporal a personas con traumas de la guerra. Este fue su primer campo de lucha. 10 años después conoció una organización que defiende el derecho de las mujeres a vivir libres de violencias. Desde el año 2011 es parte de la Concertación de Mujeres de Suchitoto. 

Conversó con muchas mujeres rurales y descubrió las violencias más profundas que sufrieron. Ellas no sabían que vivir libres de violencia es un derecho humano. Matilde dijo que quería ayudar a estas mujeres, así que organizó talleres de sensibilización para la prevención de la violencia. Sin saberlo se había convertido en una defensora de las mujeres. 

Un pacto entre mujeres Maty Escobar Suchitoto

Al principio no fue fácil. Muchas personas de la comunidad, incluso su familia, no estaban de acuerdo con lo que Matilde hacía. Se burlaban. Pero ella nunca se rindió. Continuó hablando sobre las violencias. Poco tiempo después empezó a ver cambios en las comunidades, las mujeres ya no tenían miedo y empezaron a denunciar a sus agresores. 

Tiempo después ya no solo daba talleres de prevención de violencia, sino que también atendía y escuchaba a las mujeres que estaban pasando por una situación de violencia. Las asesoraba para que supieran en qué instancias públicas debían denunciar o poner una demanda. 

“Acompañar no es solo llevar a las mujeres al centro judicial, sino que estar con ella, escucharlas y ser un apoyo emocional; soy defensora de derechos humanos porque quiero que sientan que no están solas, que pueden contar conmigo”. 

Los días siendo defensora suelen ser cansados y algunas veces tristes cuando los resultados de las audiencias no son favorables para las mujeres y eso le genera a Matilde impotencia y tristeza, pero se arma de mucha paciencia y valentía para seguir ejerciendo su labor. La fuerza también la acompaña: “soy muy sensible ante las situaciones de violencia que viven las mujeres, pero esa sensibilidad también me permite tenerles empatía”. 

Matilde es una defensora de derechos humanos y su trabajo es reconocido en todas las comunidades de Suchitoto. Gracias a su dedicación y esfuerzo, muchas mujeres ahora pueden vivir libres de violencias. Esta inspiradora historia es solo un recordatorio del poder transformador de las mujeres que buscan lograr un municipio libre de violencia.

Reportaje elaborado por Carolina Mena, con el apoyo de la beca Exprésate de la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF).

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