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La participación ciudadana es uno de los pilares fundamentales de la democracia, ya que permite a la sociedad tener una voz en los asuntos que ocurren en sus territorios y comunidades. En el contexto de la política, la participación ciudadana se refiere a la posibilidad de los ciudadanos de involucrarse activamente en el proceso político, ya sea a través de la votación, la manifestación, la protesta, la presentación de propuestas y sugerencias o como activistas y miembros de partidos políticos.
Sin embargo, a pesar de la importancia de la participación ciudadana en la política, muchos ciudadanos no se sienten invitados a involucrarse en procesos políticos. Esto puede deberse a una serie de factores, como la falta de confianza misma en los políticos, los procesos y las instituciones o partidos políticos, la falta de información y la falta de transparencia o incentivos para participar.
Uno de los grandes retos del municipio es precisamente comprender el valor e importancia de crear iniciativas que fomenten la libre y respetuosa participación ciudadana, así como la creación de espacios para que los ciudadanos puedan expresar sus ideas, opiniones y sugerencias y que estas sean escuchadas y tomadas en cuenta. No se trata de dejar que la gente hable y digan lo que quieran, se trata de que sean escuchadas y sus opiniones tomadas en cuenta. Uno de los mecanismos útiles pero cada vez menos usado es la implementación de mecanismos de consulta ciudadana, como audiencias públicas, consultas populares y encuestas, que permitan a los ciudadanos expresar sus opiniones y que estas puedan tener un impacto en el proceso político y las transformaciones que necesita el municipio.
Además, es urgente y de vital importancia que los políticos y las instituciones (partidos) políticas trabajen para recuperar la confianza de las y los ciudadanos. Esto puede lograrse a través de algo que cada vez es más difícil encontrar: la transparencia y la rendición de cuentas, donde la ciudadanía pueda tener acceso a la información relevante y que los políticos sean responsables de sus acciones y promesas. Esta sin duda una de las deudas más grandes de las instituciones políticas del pasado y del presente.
La participación ciudadana también puede ser fomentada a través de la educación cívica, que enseña a los ciudadanos sobre sus derechos y responsabilidades en la sociedad y en el proceso político. Pero la educación cívica no es algo que baje del cielo, o que estas instituciones están interesadas en promover, esto implica de cada ciudadano y ciudadana lectura, informarse, pero no a través de youtubers o influencers, sino de fuentes confiables que puedan ayudar a comprender mejor las cuestiones políticas y a tomar decisiones informadas.
De modo que uno de los retos en el municipio, sigue siendo la participación ciudadana activa para una democracia saludable y efectiva. Si bien en parte es responsabilidad de los políticos y las instituciones políticas fomentar la participación ciudadana y crear espacios para que las y los ciudadanos puedan expresar sus opiniones y sugerencias. Al mismo tiempo, los ciudadanos tienen la responsabilidad de involucrarse activamente y trabajar para crear una sociedad más justa y equitativa para todas y todos.
Como se ha mencionado en otros artículos de este periódico, la participación ciudadana no solo implica votar en elecciones, sino también involucrarse en la toma de decisiones que directamente atañen a la comunidad. Los ciudadanos tienen el derecho y la responsabilidad de participar en la elaboración de políticas públicas y en la fiscalización y contraloría de las acciones de los gobernantes. No se puede permitir que se gobierne sin una transparencia real y una verdadera rendición de cuentas documentada.
Cuando las y los ciudadanos están involucrados en la toma de decisiones y en el control de las acciones de los gobernantes, se establecerán mecanismos para prevenir la corrupción, el abuso de poder y para asegurar que los recursos públicos sean utilizados de manera eficiente y equitativa en las comunidades.
En resumen, la política es una actividad que debe ser ejercida con responsabilidad y transparencia, pero también es una actividad que debe ser desarrollada con la participación activa de las y los ciudadanos.