Ana Cecilia Romero, una mujer productora agrícola de la comunidad Ichanquezo, ubicada a unos 15 minutos del centro de Suchitoto. Hace más de dos años cultiva sus alimentos en el huerto de su casa, ha sembrado pepinos, cebollas, chiles, tomates, ayotes, chipilín, güisquiles y cebollines. También, tiene una parra de lorocos, un tanque con peces, hace quesadillas artesanales y vende frescos.
Las mujeres productoras juegan un papel importante en el desarrollo del municipio, pues sostienen la economía rural y solidaria. Además, con su trabajo y la comercialización de productos orgánicos a un precio justo, están ayudando a reducir la crisis económica y alimentaria de las familias de Suchitoto.
Ana Cecilia, quien ha destacado como lideresa en su comunidad, es una de las muchas mujeres beneficiadas con los programas y proyectos de la Colectiva Feminista y la Concertación de Mujeres de Suchitoto.
De la Colectiva Feminista le invitaron a capacitarse para poder cultivar sus propios alimentos. Iba hasta la Universidad Luterana, junto a otras mujeres, a recibir sus clases. Ahí le enseñaron a hacer abonos y repelentes amigables con el medio ambiente. Dice que le enseñaron qué sembrar, cómo sembrar y la manera en la que debe preparar la tierra.
Dejó de usar productos que contienen químicos. “Antes se ocupaba del agroservicio pero ahora ya no ocupo nada de eso. Para el gusano ocupo semillas de aguacate porque yo lo he aprendido en las capacitaciones, se me cultivan pepinos grandes por la buena tierra que yo preparo”, agrega.
La Colectiva Feminista también le apoyó con un tanque para el almacenamiento de agua para el regadío de su huerto y que la falta de abastecimiento del líquido, en la comunidad, no le sea un problema para cultivar.
Este año ha sacado al menos cuatro cosechas, aunque menciona que “el tomate no me sirvió por la lluvia, pero las veces pasadas he sacado buena producción”. Ana, incluso antes de tener listos los productos para cortar, ya tiene quien se los compre, “yo mando mi cosecha para la iglesia, allá lo venden”. Sin embargo, también los comercializa en otros espacios.
Ofrece sus productos en el mercadito de la comunidad, una iniciativa que desde el mes de mayo de 2022 ha impulsado la Concertación de Mujeres para que ella y otras mujeres tengan un espacio donde vender sus cosechas y otros productos hechos a mano.
“Gracias a Dios me ha ido bien, yo empecé con 40 frescos y ahora ya tengo una hielera, hago 100 frescos para vender en un día”. De lunes a sábado ofrece frescos de frutas de temporada, “yo vendo con los niños de la escuela y la gente que pasa por ahí a comprarles verduras a las otras compañeras. Gracias a Dios siempre vendo 600 frescos semanales a $0.25”.
La Concertación de Mujeres de Suchitoto le dio los insumos y recursos necesarios para que pudiera emprender en el mercadito con su venta de frescos naturales.
Trabajar en la agroecología no solo le ha ayudado a su empoderamiento económico, sino que también a su salud física y emocional, “cuando una pasa solo en la casa, haciendo el oficio y sin entretenimiento, se enferma. Yo solo con dolor de cabeza pasaba. Y mire ahora, desde que yo cultivo y voy a vender siento que me he reanimado”.
¿Cómo se siente con el acompañamiento de las mujeres de las organizaciones?
“Estoy bien contenta, tengo 54 años y nunca había estado en algo como esto. Siento que ahora hay un gran apoyo a la mujer, la apoyan bastante a una. Antes yo compraba las cosas y mire ahora si yo quiero ejotes voy a cortar a mi huerto, yo de todo tengo. Cuando salen mis pescados yo los vendo y con eso voy comprando semillas y cosechando. No doy caro porque soy consciente de la necesidad”, finaliza.
Mujeres como Ana Cecilia son un ejemplo de empoderamiento, desarrollo rural, económico y frutos del trabajo de las organizaciones de mujeres de Suchitoto.
Por Carolina Mena
