Continuamente escuchamos y hacemos la invitación a conocer y caminar por las calles empedradas de Suchitoto. Esta imagen, en realidad es real, pues la mayoría de sus habitantes y visitantes prefieren caminar y circular literalmente en las calles empedradas de la ciudad. Pero ¿y las aceras? ¿Qué uso estamos dando u otorgando a las aceras en Suchitoto?
Es una definición general, la función más importante de una acera es el tránsito de las personas que va a pie por la ciudad. Esto implica que las aceras deben estar adaptadas a las necesidades de los peatones, y considerar todas sus circunstancias y facilidades para su libre tránsito. Pero esta realidad, -por diversas razones y circunstancias- en Suchitoto -como en muchos otras ciudades- dista de la realidad.
El concepto y la finalidad de las aceras o andenes, es ordenar el tránsito, pero sobre todo cuidar la seguridad e integridad del peatón en las calles y avenidas, por eso debe transitar por las aceras, es decir, sobre a un lado del pavimento, un poco más alto que la calzada de la calle o cualquier otra vía pública.
Estas estructuras forman parte de la seguridad vial de todas las ciudades, para que sus habitantes puedan movilizarse libremente con relativa seguridad y resguardo de los vehículos automotores que circulan por las calles.
Sin embargo, la realidad es que casi siempre -por diversas circunstancias- se privilegia más el paso de los vehículos que el de las personas que transitan a pie. En Suchitoto, la nomenclatura de la cuadricula de la ciudad es pequeña y está compuesta por un par de calles y avenidas que concentran de manera más o menos ordenada la distribución de redes viales que conectan el casco urbano de la ciudad.
Por mucho tiempo caminar a pie por las calles de Suchitoto, no había sido preocupación de la ciudad, sin embargo, el aumento desproporcionado de vehículos en los últimos años, ha empezado a preocupar a la ciudadanía y poner su mirada en el uso apropiado de las aceras y la necesidad de un control vehicular. Esto por ende, nos lleva a revisar y reflexionar sobre el uso que estamos dando a las aceras y nuestra cultura o costumbre de hacer uso correcto de ellas. Si bien es cierto que -casi- todas las calles tienen sus aceras, la realidad es que no todas las aceras cumplen su función de facilitar el tránsito o paso de peatones. Hay aceras demasiado altas, con muchos desniveles, en mal estado, ocupadas o demasiado angostas. La falta de control en el crecimiento de la ciudad en el tiempo, junto a las diferentes características de los terrenos y construcciones de la ciudad, hacen que algunas aceras no cumplan con su fin de facilitar el paso de peatones. Mientras que por otra parte los comercios y negocios se han ido apropiando de varias aceras, (y hasta parte de las calles) obligando a los de a pie a caminar por las calles.
Ni hablar del acceso universal a personas con algunas discapacidades o personas mayores con dificultades de andar. Lastimosamente por su diseño y particularidad la ciudad se convierte en todo un desafío para facilitar la circulación y movilidad de estas personas, que tienen que sortear mil obstáculos para movilizarse.
¿Qué soluciones hay? Desde hace un par de semanas un grupo de arquitectos y urbanistas de México y El Salvador trabajan junto a la municipalidad en proponer algunas soluciones a esta situación en la ciudad. En una siguiente nota compartiremos sus propuestas.