Apuntes sobre embarazo en adolescentes y el aborto… La desigualdad salvadoreña

Preámbulo

Han pasado varios años ya desde que el tema del embarazo en adolescentes ocupó estas líneas, como también lo ha sido con el aborto, el tiempo que ha transcurrido no ha sido capaz de darnos una solución y como el tiempo por sí mismo solo esconde los temas, hay que replantearlos, y el silencio no es una opción con la que comulgue, ni es mi estilo.

Han sido muchas las notas, ensayos y publicaciones en los que el tema se ha debatido, habiendo sido las principales y más objetivas propuestas planteadas ignoradas por la indiferencia, tanto de los lectores/ actores, como de las autoridades que supuestamente representan nuestros intereses (¿los nuestros?). Este ensayo resume algunos datos de publicaciones recientes relacionadas.

Los que alzamos la voz en defensa del trato igualitario, justo u objetivo de los temas en controversia, hemos ganado…si, hemos ganado la estigmatización y hasta el acoso de algunos sectores; pero pienso que defender hacer lo correcto es defender la vida.

Nuestra sociedad necesita evolucionar hacia un pensamiento más equitativo, en donde la Ley sirva para proteger a las personas, y no un instrumento punitivo en manos de algunos sectores, en donde la vida humana sea en centro del quehacer del estado, como lo entendemos.

Son temas pendientes porque las reforma de Ley –en el caso del embarazo en adolescentes- solo prohibió, después de un largo debate, los matrimonios con adolescentes, es decir los violadores –que si los tipifica la Ley- ya no se pueden casar con las víctimas; pero cada año registra un promedio de más de 14,000 embarazos en adolescentes cada año, por lo que sigue siendo un tema pendiente. El aborto no es diferente, la Ley primaria se reformó para peor, pretendiendo defender la vida.

A esto se suma que la pandemia aumenta estas cifras de una manera alarmante, las condiciones de encierro son un riesgo mayor que cobra más víctimas cada día, y no me refiero al COVID-19, sino a las adolescentes embarazadas durante la pandemia.

Pero en el contexto general hay tantos temas que resolver como causas de los mismos, que no podemos soslayar esta necesidad y de nuevo hay que escribir, por incómodo que resulte, hay que volver a exponer los temas, llevarlos al debate, revisarlos y quien sabe, tal vez esta vez logremos que permeen el pensamiento de la sociedad, tal vez estemos más cerca de hacer lo correcto, y nuestro rol debe ser no desistir en el intento.

embarazos adolescentes

Antecedente

Los Acuerdos de Paz sentaron bases para la democratización en el sistema político y claramente se enfocaron en:

  • el tránsito de la guerra a la paz,
    • la desmilitarización del régimen y
    • el inicio de una nueva concepción y práctica del poder político.

Los acuerdos de Paz solo resolverían el tema de la guerra. No pretendieron resolver los problemas existentes en la sociedad y por tanto, no se crearon mecanismos para combatir las causas que a la vez persisten de diferentes maneras, algunos han mutado.

La tenencia de la tierra tuvo algunas intentonas de cambio; pero estas fueron aplacadas en el tiempo, aun con la reforma agraria de los 80s. La injusta distribución de la riqueza, el problema estructural de la pobreza, el deterioro ecológico y las desigualdades existentes entre hombres y mujeres, para mencionar algunos persistentes. Se negoció, pero sin adoptar medidas que pusieran en riesgo el sistema neoliberal vigente. Y es por ello que pasados casi 30 años, la sociedad sigue reclamando lo que se da en llamar los Segundos Acuerdos de Paz.

Hay que destacar que los Acuerdos de Paz fueron redactados totalmente en masculino, literal y simbólicamente hablando, a pesar del involucramiento de mujeres en las comisiones negociadoras y firmantes de los mismos.

La mayoría de mujeres estaba en desventaja frente a los hombres, pues las políticas económicas y sociales no ofrecían escenarios para superar la desigualdad e inequidad que hacía la diferencia entre ambos.

Históricamente la mujer ha ocupado un segundo plano, se le ha marginado y excluido de cualquier expresión cultural y étnica donde pueda participar y demostrar su capacidad, por lo que se deben crear nuevos espacios para todas las mujeres en todas las áreas, incluyendo los espacios jurídicos, tanto legislativos como en la aplicabilidad de las leyes, partiendo que la mayoría de población es femenina.

Se han promovido muchas reformas legales; pero se siguen vulnerando derechos, aun cuando hay presiones legales y políticas, no basta con la consagración del principio de igualdad, a nivel del ordenamiento jurídico constitucional, sino que es prioritario tener presente la igualdad real, que es el mayor obstáculo para el desarrollo de dicho principio, que además se consigna en diferentes leyes.

La violencia contra mujeres no es más que una clara evidencia de la violación de sus derechos humanos, ante ello sólo una minoría de las víctimas denuncian tal agresión, la mayor parte soportan en silencio, pero lo más triste es que otras no viven para contarlo.[1]

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Sobre el embarazo en adolescentes.

Cada año instituciones y ONGs reportan el alarmante aumento de estos casos, detrás de cada uno de ellos se esconde una tragedia, por lo que no me atrevo a decir simplemente “aumentan las cifras”. Las cifras son frías para describir el fenómeno.

Como se ha descrito ampliamente en múltiples informes de diferentes fuentes, solo en el primer trimestre del año se registraron 144 embarazos en niñas entre 10 y 14 años. Sin embargo, la actualización de estos hasta el mes de junio refleja un aumento a 258 casos, es decir, 118 niñas más que se sumaron a la lista durante los meses de abril, mayo y junio. Es decir un aumento del 79.16% respecto al número del primer trimestre del 2020. Mirando hacia atrás, en 2015 se registraron 83,478 embarazos a nivel nacional, siendo 25,132 correspondientes a niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años de edad.

Además, los embarazos en adolescentes entre los 15 a 19 años pasaron de 3,835 en marzo a 6,581, reflejando un aumento del 71.60% durante el segundo trimestre de este 2020. Los titulares como “Cada día 117 niñas y adolescentes consultan en el sistema de salud por riesgos en embarazo o parto…” [2] deberían sonar las alarmas, sin embargo son tan efímeros como la vida del periódico que lo publica: un día.

Pero los embarazos en la adolescencia y la juventud solo son resultado de la realidad que enfrentan los jóvenes y que son múltiples los factores de violencia que van mas  allá de lo político, económico y social, pues hoy en día la cultura de violencia a la que ha llegado a ser expuesta la población infantil y joven a raíz de la transnacionalización y desregulación de los medios de comunicación y el acceso irrestricto de la información audio visual que estimula la violencia a temprana edad.

En este marco la violencia, adquiere por lo menos cuatro formas: violencia económica, violencia social, violencia de género y violencia contra la niñez y adolescencia, los cuales son temas que merecen desarrollo

Es en las adolescentes mayores de 15 años en quienes ya se observa un mayor número de embarazos, la inscripción prenatal antes de las doce semanas no ha superado el 66.2%, en el grupo de edad de 15 a 17 años. Por lo que se sugiere que en este grupo de edad deben realizarse mayores acciones educativas para incentivar la inscripción precoz, en caso que se dé un embarazo.

Los casos ocurren en un momento en que las niñas y adolescentes estuvieron en medio de un confinamiento obligatorio y otras medidas de restricción a la libertad de tránsito impuestas por el gobierno ante la emergencia global por la COVID-19. El 50% de las situaciones de violencia sexual ocurren en el domicilio particular. 

Las organizaciones de la sociedad civil se pronunciaron también sobre los riesgos de dicho confinamiento para las mujeres este tipo de medidas, ya que “la cuarentena no es lo mismo para todas las mujeres y, para muchas, representa peligro de convivencia con su agresor”, y “Las niñas no están yendo a la escuela. Este aumento demuestra que esos embarazos son el resultado de abusos, de agresiones sexuales, de violaciones en el seno de los hogares. No hay compromiso institucional para encarar esta realidad. Nos encontramos en una situación en la cual, quienes se deben hacer cargo de proteger a las niñas, no lo están haciendo”[3],  

Dada esta realidad, el aumento de embarazos de niñas y adolescentes, en particular, es de esperarse, ya que “tampoco se están priorizando los servicios de salud sexual y reproductiva”.

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Las medidas adoptadas por el Gobierno nos han afectado de diferentes formas y las medidas para prevenir el coronavirus han limitado dramáticamente el acceso a la salud sexual y reproductiva, así como los demás servicios de salud relacionados, sin que se haya ofrecido o brindado medidas alternativas. El sistema de salud se volcó a la atención de los pacientes por coronavirus, quedando las demás especialidades, salvo emergencias, en espera (salvo que el coronavirus no es el único problema). Esta situación también conlleva otras consecuencias: el sub registro. Dadas las limitaciones expresadas, muchas adolescentes no fueron inscritas en el programa de atención pre natal del MINSAL. Independiente de las causas, este hecho –no registrarlas- trae como consecuencia embarazos de alto riesgo, partos prematuros y hasta abortos espontáneos.

Por otro lado y no menos importante. asumir la maternidad en una etapa temprana del propio del proceso de crecimiento biológico, psicológico y social; vivirla en el momento en que se deben resolver los propios conflictos de la edad, vivirla antes de haber logrado la propia identidad personal y la madurez emocional, conllevan a generar incertidumbre que interfiere con el desarrollo y logro de una madurez plena en el ámbito biopsicosocial[4]. La vida de la mujer queda profundamente afectada, si no truncada.

“…El Fondo de Población de Naciones Unidas estima que debido al confinamiento por la pandemia al menos 53.000 mujeres no tuvieron acceso a métodos anticonceptivos modernos por la interrupción de los servicios de salud y se tendrán al menos 11.000 embarazos no deseados…”[5]

“El embarazo a edad temprana sigue siendo un impedimento para mejorar la condición educativa, económica y social de la mujer, en todas partes del mundo. Sobre todo, en el caso de las jóvenes, el matrimonio y la maternidad a edad temprana limitan en alto grado las oportunidades de educación y empleo, y es probable que produzcan efectos negativos a largo plazo sobre la calidad de vida de ellas mismas y de sus hijos e hijas[6]

Desde que se promovió el manual “De adolescentes para adolescentes” que nunca vio la luz por la imposición de los cánones morales de la Iglesia y la actitud de genuflexión de los Ministros de turno (MINSAL-MINED). Lo que hemos hecho como sociedad es esconder la cabeza como el avestruz. El problema está ahí, está gritándonos con cada adolescente embarazada y el MINSAL que ahora cuanta con dos manuales de salud sexual integral para niños, niñas y adolescentes, no ha hecho esfuerzos para difundirlo con el MINED. Aprovechemos el estilo de gobierno que integra las diferentes instituciones del estado para un fin, como lo ha hecho para la emergencia del coronavirus y logremos que el MINED se integre al esfuerzo de prevenir más embarazos en adolescentes.

Existen propuestas que no pierden vigencia ni importancia y trascienden gobiernos, la Asamblea Legislativa puede retomar este tema y revisarlo para que reformar la Ley, el Código Penal[7], ya que las Leyes como la Lepina[8] sancionan la violación de adolescentes, pero en aplicación práctica la ley se queda corta, cuando cada embarazo en adolescentes[9] es justamente la evidencia de una violación.

Necesitamos cambiar la permisividad y nuestra doble moral frente a este hecho. Los embarazos en adolescentes son de alto riesgo para los involucrados (el binomio madre-niño) y de alto costo para la sociedad, las jóvenes adolescentes con un embarazo (o dos antes delos 18 años) ya no continúan estudiando, y por tanto sus oportunidades de desarrollo personal se ven truncadas, ya no se diga las de sus pequeños hijos. Ya

(I parte)

Por Alejandro Gómez


[1] “Las garantías y derechos de la mujer salvadoreña frente a la constante desigualdad, violencia y discriminación para su realización, desde la perspectiva de la ley especial integral para una vida libre de violencia para las mujeres   http://ri.ues.edu.sv/id/eprint/11136/1/50108230.pdf

[2] https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/covid-19-embarazos-ninas-adolescentes-sistema-de-salud/814294/2021/

[3] Morena Herrera, https://arpas.org.sv/2020/08/embarazos-en-ninas-de-10-a-14-anos-aumentan-79-16-en-tres-meses-segun-minsal/

[4] Factores que predisponen al embarazo en las adolescentes inscritas en el programa de atención materna.pdf, Dras. Alicia Guadalupe Hernández Rivas, Teresa Carolina Morán Hernández, Cristina Guadalupe Flores

[5] https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-aumenta-abuso-y-embarazos-en-menores-salvadorenas-20200819-odsuy5iy25emrpsyvltyjmeeeu-story.html

[6] https://elsalvador.unfpa.org/es/news/19190-embarazos-en-niñas-y-adolescentes-durante-el-año-2017-en-el-salvador

[7] Art. 159.- El que tuviere acceso carnal por vía vaginal o anal con menor de quince años de edad o con otra persona aprovechándose de su enajenación mental, de su estado de inconsciencia o de su incapacidad de resistir, será sancionado con prisión de catorce a veinte años. (19) Quien mediante engaño coloque en estado de inconsciencia a la víctima o la incapacite para resistir, incurrirá en la misma pena, si realiza la conducta descrita en el inciso primero de este artículo. (9)(19)

Art. 163.- El que tuviere acceso carnal por vía vaginal o anal mediante engaño, con persona mayor de quince años y menor de dieciocho años de edad, será sancionado con prisión de cuatro a diez años. (9) (19) Art. 164.- El que tuviere acceso carnal por vía vaginal o anal con persona mayor de quince y menor dieciocho años de edad, prevaliéndose de la superioridad originada por cualquier relación, será sancionado con prisión de seis a doce años. (19)

[8] la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia LEPINA penaliza los diferentes tipos de uniones con menores de 18 años.(1) (9)

Está penalizado el hecho que una persona tenga relaciones sexuales con una adolescente, considerando estupro si se encuentra por debajo de 18 años, y violación si es menor de 15 años. (9)

Además, el país cuenta con leyes de protección a la niñez y adolescencia, así como a la mujer, en las cuales se puede interpretar de manera clara, que la situación por la que cursan las adolescentes cuando quedan embarazadas es una situación de violencia. (1) (10)

[9] El embarazo adolescente o embarazo precoz se produce cuando ni su cuerpo ni su mente están preparados para ello; entre la adolescencia inicial o pubertad –comienzo de la edad fértil– y el final de la adolescencia, que la OMS establece en los 19 años.

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