Intercambio de Semillas Criollas en Suchitoto: Sembrando soberanía desde las manos campesinas

El pasado sábado 3 de mayo, la plaza central de Suchitoto floreció con colores, voces y memorias durante la celebración del encuentro de Intercambio de Semillas Criollas, una jornada organizada por la Concertación de Mujeres de Suchitoto, la Colectiva Feminista y la Mesa por la Soberanía Alimentaria (MpSA). En un ambiente festivo y entre el liderazgo de mujeres, centenares de personas —campesinas, productoras, defensoras del territorio y visitantes— se dieron cita para conocer, compartir y resguardar el más valioso de los patrimonios: la semilla.

La actividad, que se realizó en el marco del Día de la Fertilidad, y el contexto del Día de la Cruz permitió el intercambio libre de semillas nativas cultivadas y protegidas por generaciones. Mucho más que un festival, el evento fue una acción de resistencia frente a las amenazas crecientes contra la soberanía alimentaria en El Salvador. “Sin semillas no hay soberanía alimentaria”, sentenció el comunicado leído públicamente por la Mesa por la Soberanía Alimentaria (MpSA), conformada por 19 organizaciones y redes nacionales, que desde el 2013 trabajan por una política de alimentación justa, sustentable y en manos de los pueblos.

Las semillas que se compartieron en Suchitoto son el resultado del conocimiento ancestral de pueblos indígenas y comunidades campesinas, históricamente resguardadas y reproducidas por mujeres. Este legado vivo, sin embargo, se encuentra hoy bajo asedio. El reciente anuncio del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) sobre el reemplazo del tradicional programa de paquetes agrícolas por una tarjeta de “Bono Agrícola” —que solo podrá ser utilizada en agroservicios privados para la compra de insumos— ha sido denunciado como una estrategia de privatización que favorece a empresas importadoras y pone en riesgo la biodiversidad nacional.

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Según la MpSA, esta medida debilita el rol de cooperativas nacionales que producían semillas híbridas a partir de variedades criollas, muchas de las cuales se resguardaban en el Banco de Germoplasma del CENTA, hoy marginado con un 40% menos de presupuesto. Además, el nuevo esquema reduce la libertad de decisión de los productores, fomenta el uso de semillas importadas sin transparencia genética y abre la puerta a la contaminación de variedades locales.

A esta situación se suma la imposición del Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados (OVMs), ratificado por el actual gobierno sin consulta previa a los pueblos indígenas ni a las comunidades campesinas, lo que pone en riesgo la salud humana, la seguridad alimentaria y el equilibrio ecológico del país.

En el comunicado, la MpSA también advierte sobre el silencio institucional del MAG frente a la actual temporada agrícola 2024-2025. Sin claridad sobre políticas públicas, sin diálogo con productores y sin incentivos para la producción nacional, muchas familias campesinas han optado por reducir sus cultivos o limitarse al autoconsumo, ante la falta de condiciones dignas para sembrar.

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En respuesta, la Mesa por la Soberanía Alimentaria (MpSA) exige al gobierno detener el avance privatizador, proteger el material genético nacional, fortalecer al CENTA, y construir un plan nacional que enfrente la crisis climática desde una visión agroecológica, sustentable y feminista. “Defender las semillas es defender la vida”, declararon las organizaciones participantes.

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El evento concluyó con un grito colectivo que resonó en la plaza: “¡Por nuestra soberanía alimentaria, defendamos el agua, tierra y semillas!”

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Desde Suchitoto, el intercambio de semillas no solo preserva la vida campesina, sino también el derecho de los pueblos a decidir qué sembrar, cómo alimentarse y cómo resistir.

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Comunicado:

Sin semillas no hay Soberanía Alimentaria

La Mesa por la Soberanía Alimentaria (MpSA); integrada por 19 organizaciones y redes a nivel nacional, unidas desde 2013 por el objetivo común de alcanzar la Soberanía Alimentaria en El Salvador, en el marco del contexto actual y del día de la fertilidad, expone al pueblo salvadoreño:

Semillas

Las semillas han sido cuidadas, reproducidas y seleccionadas por manos indígenas y campesinas, especialmente en manos de mujeres, convirtiéndose ahora en patrimonio para la humanidad.

Dicho patrimonio se encuentra en riesgo por ambición agroindustrial desmedida, que busca y está privatizando la vida y el trabajo milenario de los pueblos originarios.

Rumbo privatizador e importador de nuestras semillas

El 24 de abril de 2024 el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), por medio del quinto y actual ministro de agricultura, en 6 años, anunció tácitamente la PRIVATIZACIÓN del programa de paquetes agrícolas, sustituyendo la entrega de semillas híbridas producidas por cooperativas con apoyo del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal «Enrique Álvarez Córdova» (CENTA) por la entrega de una tarjeta llamada “Bono Agrícola” que sólo puede ser usada en agro servicios privados para la compra de semillas e insumos agrícolas, dicha acción dejará varias secuelas para la agricultura nacional, entre ellas:

  1. Las semillas criollas y nativas que eran la base para que el CENTA produjera las variedades híbridas y que son resguardadas en su banco de germoplasma, corren peligro de privatizarse, perderse o ser cedidas a empresas extranjeras para su explotación y lucro comercial.
  2. La semilla base que era utilizada para producir semilla certificada por cooperativas y productores nacionales, ahora será semilla importada y no generará fuentes de empleo en el país.
  3. La tarjeta del “Bono Agrícola” es una estrategia privatizadora que fomenta el uso de semillas importadas con regulaciones difusas o inexistentes y que pone en peligro la biodiversidad nacional.
  4. Las personas que reciben el bono agrícola no tienen opciones mínimas para elegir lo que desean usar, su libertad se limita a la disponibilidad de insumos con la que cuentan los agro servicios de turno.
  5. Un alto riesgo de contaminación de nuestras semillas criollas y nativas, al promover la importación y comercialización, por la gran agroindustria, de semillas sin antes transparentar y garantizar su origen genético.
  6. Este tipo de políticas solo beneficia a las empresas importadoras y no genera ningún beneficio para incentivar la producción nacional.

Éstas medidas se suman a una política pública que tácitamente busca asfixiar al pequeño campesinado que produce nuestros alimentos.

Peligro de transgénicos

La imposición del Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados (OVMs) para usos agropecuarios en Centroamérica, el cual fue ratificado por el actual gobierno en 2024 sin consulta ni consentimiento previo, libre e informado a Pueblos Indígenas y comunidades campesinas pone en peligro la producción, la alimentación y la salud de la población salvadoreña, ya que este tipo de semillas requiere pago a una empresa privada para su producción, necesita un paquete tecnológico basado en venenos altamente peligrosos para la salud humana y de la naturaleza, además de la contaminación genética a nuestras variedades de semillas.

Incierta temporada agrícola

En medio del inicio de los preparativos para la temporada agrícola 2024-2025 nos encontramos en medio de un silencio institucional, el MAG no ha informado sobre sus planes o generado advertencias para la presente cosecha, no hay acercamientos con las personas que producen nuestros alimentos y tampoco muestra interés en hacerlo.

La incertidumbre marca la presente temporada agrícola, y ésta situación limita la producción nacional ya que una mayor cantidad de personas productoras han decidido no sembrar, sembrar menos o solo hacerlo para el autoconsumo, ya que su labor no es reconocida por el mercado y no hay políticas públicas para incentivar la producción nacional.

Ante la difícil situación de las familias campesinas la MpSA exige:

  1. Que el gobierno actual impulse una política sostenible, que resguarde el material genético y la biodiversidad nacional representada en las semillas.
  2. Que el MAG impulse apoyos reales para incentivar la producción nacional de alimentos, que involucre la aplicación de prácticas agroecológicas.
  3. Impulso de la diversificación productiva por medio de un fortalecimiento del CENTA, hasta ahora marginado con un 40% menos de su presupuesto asignado en 2024.
  4. El nombramiento de funcionarios capaces al frente del MAG vinculados y con apertura al sector campesino.
  5. Detener el avance privatizador de nuestras semillas, reconstruyendo el Banco de Germoplasma del CENTA.
  6. Construir un plan nacional para enfrentar la crisis climática que afecta constantemente la producción nacional de alimentos, así como detener cualquier actividad nociva para el medio ambiente, como los megaproyectos y la minería metálica.
  7. Apoyar la producción agroecológica indígena y campesina, con especial énfasis a la producción de alimentos en manos de mujeres.

Suchitoto, El Salvador 3/05/2025

¡POR NUESTRA SOBERANÍA ALIMENTARIA, DEFENDEMOS AGUA, TIERRA Y SEMILLAS!

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Fotos cortesía: Carolina Mena, Casa de las Mujeres Suchitoto y Mesa para la Soberanía Alimentaria.

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