En una época donde los viajes suelen apuntar hacia destinos lejanos y turísticos, hay quienes optan por mirar hacia adentro, hacia las raíces, hacia los caminos que la memoria, la naturaleza y la historia aún resguardan en silencio. Son exploradores del alma rural de Suchitoto, en busca de descubrir sus rincones mágicos pero escondidos. Tal es el caso de Yaneth Vanegas y el profesor y fotógrafo Edwyn Guzmán, una pareja de Suchitotenses y exploradores de corazón que cada fin de semana se sumergen en la geografía íntima de Suchitoto para redescubrir sus tesoros rurales y compartirlos a través de la fotografía, el relato y la experiencia viva de caminar al encuentro con la naturaleza.

Su motivación no es otra que el amor y respeto por la tierra y la urgencia de reconocerla, valorarla y conservarla. En tiempos donde el desarrollo a menudo significa cemento, industrias, explotación, ruido y olvido, esta pareja de caminantes oriundos de Suchitoto nos recuerda que hay una enorme riqueza y belleza en lo sencillo, en caminar sin prisa al encuentro de la naturaleza y el trinar de las aves, en la frescura de un río, en la sombra generosa de un árbol milenario, en las flores y frutos o en la historia de comunidades rurales que resisten y persisten cuidando y cultivando la tierra.

“La idea de recorrer las zonas rurales nació por la necesidad de conocer los lugares de mi infancia, allá en los años 70 y 80”, cuenta Yaneth. Nacida en Suchitoto, pero forzada a migrar a San Martín en 1980 por el conflicto armado; desde aquel entonces su relación con el municipio se había mantenido suspendida en el tiempo. No conocía más que retazos del lugar donde nació. Fue hasta que su esposo (Edwyn) la invitó a recorrer senderos y parajes que su vínculo con la tierra empezó a renacer. “Ahora, con la seguridad que se respira, podemos conocer nuevos sitios y reconectar con nuestra historia”, agrega.


La mirada que captura la vida
Ambos comparten la pasión por caminar y encontrarse con la naturaleza, pero sobre todo por documentar sus experiencias y recorridos y dejar un legado visual que dé cuenta del esplendor y belleza natural que aún guarda la ciudad de Pájaros y Flores. Para el profesor Edwyn, la fotografía es más que un arte: es una forma de memoria viva. Con una larga trayectoria como fotógrafo en Suchitoto, Edwyn registra paso a paso los recorridos. “Nos motiva poder fotografiar y dejar un legado de imágenes sobre el medio ambiente de Suchitoto”, dice, mientras su lente captura la luz que atraviesa los árboles o el vuelo libre de las mariposas y pájaros.

Encuentros con la naturaleza y la historia
Entre los muchos recorridos, uno de los lugares que más los ha impresionado es el río El Amate. Para llegar, deben cruzar el famoso puente de hamaca que conecta con Zacamil, luego seguir el cauce entre la vegetación y dejarse sorprender por aves, árboles altísimos y una enorme roca que, según cuentan, parece un platillo volador dormido a la orilla del río. Todo ese recorrido los lleva hasta la “poza escondida”, un sitio que parece salido de un cuento, donde el agua canta y el tiempo literalmente se detiene.


Pero no solo la naturaleza los ha marcado. También han sido tocados por las historias humanas de las personas que habitan estos caminos. En Zacamil, han conocido historias y testimonios de personas que cuentan cómo tuvieron que abandonar todo durante la guerra y luego regresar a repoblar con esperanza y determinación. Son múltiples historias de lucha, de sobrevivencia, de amor por la tierra y de renacer entre los escombros del pasado.


Compartir para inspirar
La mayoría de sus experiencias y vivencias quedan guardadas con ellos, sin embargo, siempre hacen un registro celoso de imágenes y videos con relatos que comparten en redes sociales (Suchitoto Noticias) con un solo objetivo: inspirar. “Queremos motivar a otros a salir, caminar, conocer, maravillarse. A veces basta con llevar a la familia a una poza cercana al pueblo, darse un chapuzón, escuchar a los pájaros, saborear un mango recién cortado o sentir el néctar del chupamiel”, dice Yaneth con una sonrisa.


Retos y aprendizajes del camino
Como todo viaje, este también tiene sus desafíos. Terrenos resbalosos, perros sueltos, calor sofocante o lluvias intensas. Pero todo se sobrelleva con preparación: ropa cómoda, botiquín, agua, celular con datos, y dulces para la energía. No se trata de turismo convencional, sino de un senderismo que conecta cuerpo y alma, memoria y espíritu.

Aunque no han pensado en organizar recorridos turísticos, su propósito de registrar fotográficamente la hidrografía y geografía del municipio es, sin duda, un aporte invaluable. Un archivo visual del estado actual de nuestros bienes naturales que nos sirva para apreciar y valorarlos como parte fundamental del equilibrio y convivencia con la tierra y el compromiso por cuidar y defenderla.


Pese a que ya han recorrido muchos lugares rurales de Suchitoto, ambos guardan aún sueños y lugares por redescubrir. Yaneth anhela visitar la Cueva Hedionda en Zacamil, y Edwyn sueña con recorrer nuevamente los senderos del histórico volcán Guazapa. Son caminos que los esperan, como esperando también que más personas se animen a emprender sus propios recorridos, para descubrir los grandes tesoros que aún tiene la naturaleza en Suchitoto.

“Si no valoramos nuestros recursos ahora, los perderemos”, afirman con convicción. Y es que ese es el mensaje más importante que quieren dejar: valorar lo que tenemos, cuidar la tierra, el agua, los animales, los árboles, la naturaleza. Todo lo que nos da alimento, belleza y sentido. Todo lo que define a Suchitoto más allá de su patrimonio y casco urbano.


La experiencia de Yaneth y Edwyn nos invita a mirar hacia adentro, a descubrir los rincones mágicos que habitan en los entornos rurales de Suchitoto. A comprender que el desarrollo no debe venir de afuera ni significar la destrucción de la naturaleza y lo que somos, sino un reencuentro con lo que nos hace únicos: nuestra relación con la tierra, la memoria y la comunidad.


En una época donde lo superficial gana terreno, estos dos exploradores nos recuerdan que la verdadera riqueza está en los senderos que nos conectan con la raíz, con lo esencial y con ese Suchitoto profundo, verde y resiliente, que aún guarda secretos para quienes se atreven a caminar y descubrirlo.
Fotos cortesía: Yaneth Vanegas y Edwyn Guzmán


