El 8 de marzo de 2025, la Casa de las Mujeres en Suchitoto celebró su décimo aniversario. Pero, ¿Qué sería de nosotras sin este espacio? ¿Dónde nos reuniríamos las mujeres? ¿A dónde acudiríamos aquellas que necesitamos asesoría legal o atención psicológica? Su existencia es fundamental en la vida de muchas de nosotras.

Mi historia con la Casa de las Mujeres comenzó cuando tenía 16 años, justo cuando la Casa había sido inaugurada. Tuve la oportunidad de recibir una beca de estudios dirigida a mamás adolescentes. A lo largo de estos 10 años, he recibido acompañamiento legal y psicológico, además de formarme en derechos sexuales y reproductivos. También tuve el privilegio de impartir talleres de comunicación a mujeres adultas, juventudes, y desarrollar un proceso de formación con niños y niñas para prevenir la violencia.
Mi cercanía con este espacio me ha permitido ser testigo de la importante labor que realizan las organizaciones que conforman la Casa de las Mujeres en Suchitoto. He visto cómo cientos de mujeres llegan para participar en diversos talleres, mientras que otras se acercan buscando orientación sobre cómo solicitar la cuota alimenticia para sus hijos. Aquí se reúnen las defensoras de derechos humanos y ambientales, las parteras, las agroecólogas, las emprendedoras, las juventudes y la diversidad sexual.

¿Qué sería de nosotras sin esta lucha, sin el sueño que muchas mujeres construyeron y que hoy todas hacemos posible? Estaríamos desprotegidas. La Casa de las Mujeres ha sido y sigue siendo un lugar lleno de sororidad. Nos ha permitido a muchas de nosotras transformar nuestras vidas y, juntas, avanzar hacia una sociedad donde todas podamos vivir libres de violencia.

Todo esto no habría sido posible sin las mujeres valientes que, con esfuerzo y perseverancia, lucharon por la creación de este espacio. Ellas, mujeres organizadas y feministas, hicieron realidad el sueño de contar con un lugar seguro para todas. A ellas, a las que soñaron y trabajaron para que la Casa de las Mujeres existiera, les debemos mucho. Son ellas las que abrieron camino y, con su incansable lucha, nos inspiran a seguir sus pasos y continuar defendiendo nuestros derechos desde nuestra diversidad.
Por Carolina Mena