Decir NO a la minería metálica: una reflexión desde Suchitoto

 

En el corazón de El Salvador, Suchitoto se alza como un ejemplo de resistencia y compromiso con la defensa del medio ambiente. Desde su historia ancestral, este pueblo ha sido un santuario y defensor de la biodiversidad y tradiciones que conectan a las personas con la tierra. Hoy, esa conexión está amenazada por las ambiciones de la minería metálica, actividades que, bajo la promesa de desarrollo económico, esconden la devastación ambiental, social y cultural de nuestros territorios.

La minería metálica, aunque prohibida desde 2017, ha vuelto a entrar en la discusión pública, tras la reactivación de la misma por el gobierno central. Este tipo de explotación es una de las actividades más destructivas para el medio ambiente. Su impacto incluye la deforestación masiva, la contaminación de ríos y mantos acuíferos con sustancias tóxicas como el cianuro y el mercurio, y el desplazamiento forzado de comunidades que quedan atrapadas entre la pobreza y la imposibilidad de vivir en tierras devastadas. Además, la minería genera conflictos sociales al dividir comunidades, exacerbar desigualdades y fomentar la militarización de los territorios.

Las repercusiones de estas actividades no se limitan al medio ambiente. La salud de las comunidades se ve gravemente afectada por la exposición a sustancias tóxicas, lo que provoca un aumento en enfermedades respiratorias, cáncer y problemas dermatológicos, entre otros. En muchos casos, las poblaciones más vulnerables —niños, mujeres embarazadas y ancianos— son las que sufren los peores efectos.

El modelo de desarrollo que prioriza el lucro sobre la sostenibilidad está enraizado en una visión cortoplacista que ignora las consecuencias de sus acciones. Porque no existe ningún tipo de minería sustentable. En este contexto, es imperativo que las comunidades, las organizaciones sociales y las instituciones gubernamentales adopten una postura firme para proteger los recursos naturales que son esenciales para la vida. Suchitoto, con su historia de resistencia y organización comunitaria, se une al rechazo de la expansión de estas industrias depredadoras. 

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El Significado de decir No a la minería

Rechazar la minería metálica no es simplemente oponerse a una industria; es un acto de amor por la vida, la tierra y el agua. Es entender que los recursos naturales no son una mercancía más, sino el sustento de las comunidades actuales y futuras. En Suchitoto, donde el agua es considerada el mayor bien y fuente de vida, permitir la minería sería aceptar su potencial contaminación.

 

La minería metálica trae consigo daños irreversibles: contaminación de fuentes hídricas con metales pesados, deforestación masiva y desplazamiento de comunidades. Decir no es una declaración de soberanía y de protección de los bienes comunes frente a intereses corporativos que priorizan las ganancias sobre el bienestar de las personas.

Si bien en Suchitoto, el término «oro» no suele referirse al metal precioso, sino más bien al añil, conocido como el «oro azul». El oro azul tuvo una gran importancia histórica y cultural en la región debido a su relevancia en la economía durante la época colonial y su conexión con la identidad del pueblo.

En cuanto a la presencia de oro como metal precioso, no existen registros históricos o actuales que indiquen que Suchitoto tenga yacimientos significativos de este mineral, lo cual no significa que estos territorios no pueden ser afectados por futuros proyectos de extracción minera en otros lugares. 

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Cómo mostrar nuestro rechazo

El rechazo a la minería metálica debe ser activo, consciente y colectivo. No podemos delegar una responsabilidad que tiene que ver con nuestras vidas.  En las comunidades de Suchitoto, existen diversas formas de articular esta resistencia:

  1. Organización Comunitaria: Fortalecer las asociaciones locales y comités ambientales es fundamental para informar, educar y movilizar a las comunidades. La unidad y la acción colectiva son el principal  motor del cambio.
  2. Educación Ambiental: Realizar talleres, charlas y actividades culturales que sensibilicen sobre los impactos de la minería. Es crucial que las juventudes y toda la población  comprendan las razones de porque no es conveniente para nuestras comunidades la minería  y que conozcan los riesgos reales y se conviertan en defensoras del medio ambiente por convicción, conciencia  y conocimiento.
  3. Incidencia Política: Exigir a las autoridades locales y nacionales que revoquen las leyes que permiten la minería metálica, y que mejor implementen medidas de protección medioambiental, frente al estrés hídrico y el cambio climático.
  4. Manifestaciones Pacíficas: participar de marchas, vigilias y concentraciones son herramientas poderosas para visibilizar el rechazo comunitario. Desarrollar actividades comunales de  expresión artística y cultural donde se reflexione e integren mensajes de resistencia y concienciación social. 
  5. Alianzas Estratégicas: Trabajar con organizaciones nacionales e internacionales que apoyen la lucha contra la minería. Unirse a peticiones nacionales como de la Iglesia católica de El Salvador que desarrolla un amplio proceso de recolección de firmas de cartas ciudadanas, en todas las parroquias del país, para decir NO a la minería, SÍ a la VIDA. solo la unidad y solidaridad amplificarán las voces y fortalecerán los recursos para la resistencia. 

El Rol de la Cultura en la Resistencia

Suchitoto, conocido como la capital cultural de El Salvador, tiene en las artes una herramienta poderosa para esta causa. Desde la música hasta el teatro, las expresiones artísticas pueden transmitir mensajes de esperanza, resistencia y amor por la tierra. Imaginar expresiones que cuenten la historia de la lucha ambiental, canciones que celebren la naturaleza y denuncien los daños de la minería es una manera de involucrar a toda la comunidad.

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Por un futuro sostenible

Decir no a la minería metálica es decir sí a la vida, a la sostenibilidad y al bienestar de nuestras comunidades. En Suchitoto, este rechazo no debe ser solo un eslogan, sino una acción constante y comprometida. Es un llamado a proteger lo que nos define como pueblo: nuestra tierra, nuestra agua y nuestra gente.

Que el eco de nuestra resistencia no se apague e inspire a otras comunidades a alzar la voz. Porque defender la naturaleza es defender la vida misma. Y en Suchitoto, la vida y la naturaleza siempre han sido y será nuestra mayor riqueza. Nuestro oro es y ha sido verde.

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