“Rescatando nuestros alimentos ancestrales” es el lema del Festival Raíces 2024.
En el parque central de Suchitoto, Cuscatlán, se llevó a cabo el Festival Raíces el pasado domingo 13 de octubre, donde la comunidad, turistas locales y extranjeros pudieron disfrutar de un evento que promueve el intercambio de semillas ancestrales, trueques, alimentos agroecológicos, degustación de comida ancestral y típica y conocimientos ancestrales.
Los organizadores de esta actividad cultural fueron la Concertación de Mujeres de Suchitoto, Colectiva Feminista y la Mesa por la Soberanía Alimentaria, más el apoyo de otras organizaciones como CRC, que buscan el rescate de las semillas y mantener las costumbres y prácticas ancestrales.
En las costumbres ancestrales tenemos las riquezas, sabemos que si las semillas están en manos de campesino tendremos alimentación sana. Esperamos que todas las comunidades de Suchitoto y zonas aledañas se empoderen y puedan sembrar y tener sus propias semillas criollas, nos dijo María Angélica Gonzales, quien es habitante del cantón Palo Grande, sindica de CRC y permacultora.
Todos tenemos la responsabilidad de preservar nuestra cultura y tradiciones, nos dijo Daniel Ernesto Morales, Coordinador de la Asociación Ecológica de Permacultores y Permacultoras del distrito de Suchitoto, perteneciente a Cuscatlán Norte, quien aclaro lo siguiente: Ya tenemos casi 12 años de estar desarrollando este festival. Antes lo desarrollábamos en San Salvador, en la Plaza Libertad, frente a la Catedral. Pero como las cuestiones políticas han cambiado, los gobernantes locales han cambiado, al ver que nosotros somos promotores de soberanía alimentaria y agroecología, se nos ha limitado el derecho de podernos pronunciar en ese tipo de espacios.
Por eso es que la Mesa de Soberanía Alimentaria, que ahí estamos inmersos casi las 30 organizaciones que trabajamos con agroecología a nivel nacional, decidimos hacerlo descentralizado. Es por ello, que estamos haciendo pequeños festivales, ya no uno grande, sino que pequeños festivales en Nahuizalco, en Suchitoto, en Sonsonate, en San Miguel y en varias partes de El Salvador.
El lema de este año es rescatando nuestros alimentos ancestrales. Porque nosotros, con la soberanía alimentaria, lo que estamos haciendo es defender agua, tierra y semillas. Pero también estamos rescatando el conocimiento ancestral, sus saberes y sus tradiciones y su conocimiento acerca de la gastronomía con la que nuestros pueblos fueron grandes hace mucho tiempo, prehispánicamente hablando, y también con qué se curaba. Entonces todo ese conocimiento se ha ido perdiendo con el correr de la transculturización aquí en El Salvador y lo que nosotros queremos es rescatar, devolverle esa vitalidad a nuestro pueblo, que fue lo que nos hizo grandes en algún momento.
En los festivales raíces siempre hacemos dos eventos pequeñitos en el acto protocolario y uno de ellos es la invocación ancestral.
Agradecemos a la Madre Tierra por todos los beneficios con los que ella nos beneficia tres veces al día en nuestro plato. Agradecemos a los elementos y agradecemos por la vida en sí. Pero también más adelante, ya antes de finalizar el evento, hacemos un intercambio de semillas para que la gente entienda que no solamente de maíz y frijol es que se puede sobrevivir en El Salvador, sino que también hay semillas, tubérculos, otros productos vegetativos que constituyeron la base alimentaria de nuestro pueblo, lo que hizo grande a nuestro pueblo. Eso era lo que nos hacía fuertes y saludables anteriormente. Si ahora vivimos menos y si ahora estamos más enfermos es porque nuestro cuerpo ha dejado de consumir aquellas plantas con alto valor nutricional, aquellas semillas con alto valor medicinal que antes consumían nuestros pueblos. Y eso es lo que pretendemos nosotros con este tipo de eventos.
Fátima Landaverde, habitante de Ichanqueso, facilitadora y coordinadora del evento, nos dijo que las mujeres son las que tuvieron el papel fundamental al domesticar las semillas y a partir de esto el establecimiento de las sociedades en tierras y dejar de ser nómadas. El cuidado de las semillas ha estado principalmente bajo el cargo de las mujeres, tanto para preservar raíces, para mantener la planta, mantener el huerto, mantener el sembradío, que es propio de los lugares más cercanos al hogar, han sido las mujeres quienes los han hecho. Y son las mismas mujeres que hoy en día están guardando esta semilla, porque principalmente son mujeres las que están trabajando en la conservación de la semilla criolla y nativa.
Si hay personas que quieran unirse a este esfuerzo pueden ponerse en contacto con nosotros hay una página en Facebook e Instagram de la Mesa de Soberanía Alimentaria, también está la página de la Colectiva de Mujeres para el Desarrollo Local, la página de la Asociación Ecológica de Permacultoras y Permacultores, también la de la Concertación, CRC en el esfuerzo ahora con el área agroecológica, entonces a través de estas páginas puede comunicarse con nosotros y nosotras podemos también intercambiar o informar de lo que estamos haciendo o de lo que le interesa a la persona.
La Plataforma Global El Salvador, que tiene su sede en Suchitoto se hizo presente en este gran festival, Bismar Salazar, coordinador de la plataforma, dijo lo siguiente: Creo que uno de los problemas que tenemos en El Salvador ha sido precisamente eso. ¿Como llevar y garantizar el alimento para el salvadoreño? Entonces creo esta es una iniciativa que precisamente aporta y ayuda. Pero que más allá de que sea un festival, es un instrumento que puede aportar a la sociedad. Y que precisamente esto da pie a que, primero, que repensemos un poco este tema de la agroindustria, y segundo, de que pongamos lo local por encima de cualquier otra cosa.
Para cerrar esta nota, Daniel Ernesto Morales agradeció a todas las organizaciones que han sido parte de este evento, como es la Colectiva Feminista, la Concertación de Mujeres, los permacultores y permacultoras, ALGES, Plataforma Global, CRC y las demás organizaciones y comunidades que hicieron posible que la edición del Festival 2024 se llevara a cabo en Suchitoto.
Por Elvis Salguero