En los últimos meses, diversas comunidades de Suchitoto han decidido organizarse para reparar con sus propias manos y recursos las calles y accesos comunitarios. Frente a la falta de respuesta y acción municipal, los pobladores han recurrido a la autogestión para resolver problemas de infraestructura que afectan su calidad de vida. Esta situación, aunque demuestra la capacidad y resiliencia de las comunidades, plantea preocupantes interrogantes sobre el papel de las autoridades y sus obligaciones con los habitantes de las comunidades en el contexto de una trasformación territorial y administrativa que se supone traería mayores beneficios a los distritos.

En Suchitoto, un municipio con vastas áreas rurales y caminos que conectan a comunidades enteras, tener vías en buen estado no es una cuestión de comodidad, sino de supervivencia. Las intensas lluvias y el paso del tiempo deterioran continuamente los caminos, y sin una intervención pronta y oportuna, las personas pueden quedar aisladas, afectando la economía local, el acceso a servicios de salud, educación y hasta la seguridad alimentaria. En este contexto, las implicaciones de que las comunidades deban asumir tareas que corresponden al gobierno central y local son profundas y cuestionan su función misma.

Por un lado, es innegable reconocer que estas iniciativas comunitarias son encomiables y muestran un alto nivel de organización y solidaridad. Vecinas y vecinos que se unen para colectar fondos, materiales y que en la mayoría de los casos trabajan hombro a hombro para mejorar las condiciones de su entorno inmediato, representan un ejemplo de empoderamiento local y ciudadano. Son comunidades que no esperan pasivamente a que «les solucionen la vida», sino que actúan con determinación y autonomía. Sin embargo, este empoderamiento surge no de la elección, sino de la necesidad.

¿Por qué las comunidades tienen que ocuparse de algo que debería ser responsabilidad del gobierno local? La respuesta puede tener diversas explicaciones, que van desde la incapacidad para gestionar adecuadamente los recursos, o bien en la falta de planificación o voluntad política para atender las necesidades reales de las comunidades y cantones o la falta de recursos. En cualquier caso, la falta de información sobre la situación financiera y de recursos de la nueva municipalidad es lo que principalmente genera muchas dudas sobre la administración económica del nuevo municipio y sus 5 distritos. Porque mientras la alcaldía sigue recibiendo un pequeño porcentaje de fondos del gobierno central (FODES), ayuda de la cooperación extranjera, y las contribuciones tributarias municipales; las comunidades y población en general no tienen la menor idea si se están manejando adecuadamente las arcas del municipio. Lo que, si tienen claro es que deben asumir con sus propios recursos y esfuerzos lo que, en principio, ya han pagado con sus impuestos municipales.

La trampa de la «falta de recursos»
Uno de los argumentos más recurrentes por parte de las autoridades locales ante las demandas por el mal estado de las calles y accesos es la «falta de recursos». Sin embargo, esta explicación empieza a perder fuerza cuando vemos cómo, se destinan fondos municipales a proyectos que parecen tener mayor valor simbólico o electoral que práctico, como la organización de eventos con «misses» o la inversión en la remodelación o revitalización de espacios que ya funcionan adecuadamente.

Por otra parte, es de insistir, que la falta de trasparencia y una rendición de cuentas no permite conocer a cabalidad a la ciudadanía cual es la verdadera situación financiera del municipio Cuscatlán Norte. ¿Cuánto dinero recauda de impuestos en los 5 distritos? ¿Cuánto dinero recibe en concepto de cooperación? ¿Qué proyectos se están priorizando y gestionando con la DOM? ¿Existe un plan de mantenimiento vial? Si existe ¿por qué no lo conoce la ciudadanía?
Por supuesto que al señalar todo esto, no se puede negar que la municipalidad está haciendo esfuerzos por resolver las demandas y emergencias de las diferentes comunidades de los 5 distritos. Pero frente a la falta de información pública de un Plan de Mantenimiento Vial, resulta muy difícil evaluar y medir las prioridades, inversión e intervenciones, y saber cómo y cuándo se resolverán las demandas de las comunidades.

Ante esta falta de información surgen dudas que no permiten entender si esta situación es realmente un problema de falta de recursos o falta de prioridades. Es evidente que, en un nuevo municipio administrando 5 distritos como Suchitoto, con su amplia extensión y diversidad de necesidades, los recursos no alcanzarán para todo. Pero ¿Cómo saber cuáles son o están siendo las prioridades del municipio?

El silencio administrativo y la ausencia de una planificación visible generan un vacío que las comunidades intentan llenar, pero que no deberían tener que hacerlo por su cuenta, si la municipalidad no está siendo lo suficientemente clara y trasparente con la ciudadanía.

Por tanto, es momento de que las autoridades municipales de Cuscatlán Norte reconozcan su responsabilidad y trabajen de manera efectiva y transparente. Si no hay fondos, es su deber explicar por qué y cómo se planea obtenerlos o resolver los problemas de las comunidades. Si existen limitaciones, deben ser francas con la población, pero también proactivas en buscar soluciones en colaboración con las comunidades. No es posible asegurar en redes sociales que se tiene un «Plan de Mantenimiento Vial», sin darlo a conocer al público. La autogestión de las comunidades no es el fin de la política municipal; es una respuesta desesperada a su ausencia. Y mientras las comunidades sigan reparando sus propios caminos, se seguirá ampliando la brecha de comunicación y entendimiento entre las comunidades y la municipalidad.