El incremento en los precios de los productos de la canasta básica, incluyendo el de las tortillas, ha afectado la economía de las familias, principalmente aquellas donde las mujeres son las únicas proveedoras del sustento en el hogar.
María Cruz tiene 46 años de edad. Es arrendataria de un pequeño puesto en el mercado de Suchitoto, ahí es donde vende tortillas. Inició con el oficio hace 23 años al no encontrar otra alternativa para sostener económicamente a sus hijos.
La comerciante dice que tener este negocio le ha ayudado a darles alimentación, vivienda y estudio a sus seis hijos, “a pesar que se ve un trabajito bien pobre y humilde, me siento orgullosa porque desde aquí he logrado sacar adelante a todos”.
En este oficio le ayudan dos de sus hijas, Jenny y Verónica. De lunes a domingo se preparan para la venta desde las 4:50 a. m. para tener tortillas hechas para el desayuno. El trabajo no solo consiste en palmear la masa, sino que también deben cocer el maíz, lavarlo y luego llevarlo al molino.
Las tortillas es uno de los productos más consumidos por las familias, pero el alza en el precio del maíz ha influido en el tamaño y precio de las mismas, lo que perjudica no solo a los consumidores, sino que también a las comerciantes.
Para septiembre de 2021 el costo del quintal de maíz rondaba los $25. En julio de 2022 este subió a $30. María comenta que, años atrás, llegó a comprarlo hasta en $12.
“Es bastante triste ver que el maíz sube, aquí está a $30 pero hay lugares que está a $36 ¿por qué le digo eso? Porque hay muchas personas que vienen acá y me preguntan por el precio del maíz”, agrega.
María tomó medidas para reducir el impacto que traería a su bolsa el elevado costo del maíz, ahora las tortillas “se hacen más pequeñas para no subirles de precio” y así seguirlas vendiendo a cuatro por una cora. Si el cliente lo desea las elaboran más grandes pero el precio aumenta.
La tortillera expresa que, incluso, ahora compra menos maíz pues la producción ha disminuido, “hoy es poco lo que se muele porque al tamaño de la tortilla se le ha mermado, pero antes eran guacaladas las que yo hacía”. En su pequeño puesto tenía tres guacales con masa para la venta de un solo día o al menos eso esperaba ya que no todos los días llega la misma cantidad de clientes.
El tamaño de las tortillas ha hecho que la clientela de María disminuya, “he tenido bastantes clientes que se me han retirado. Aunque uno no quisiera subirle el precio a las tortillas tiene que hacerlo porque hay que sacar lo del papel, la bolsa, el molino, la cal y el maíz”.
La mujer paga $1.25 diario por el alquiler del puesto donde vende, en el mes son $37.50. La venta de tortillas le deja de ganancia entre $15 y $20 en el día, estos debe repartirlos con sus dos hijas por el trabajo que realizan. Cuando el dinero no le alcanza, opta por hacer un préstamo para invertirlo en la compra de maíz, el cual deberá ir pagando con intereses.
María no tiene casa propia, alquila una en el barrio Santa Lucía, de Suchitoto, por ella paga $100 mensuales. “Tal vez uno quiere comprar tomates, cebollas y otras cosas pero el dinero no alcanza y más cuando uno paga casa es bien difícil, pero con la ayuda de Dios vamos adelante siempre porque él nunca nos deja solas. Solamente las personas que tienen más posibilidades tienen mejores condiciones de vida. La venta ayuda solo para ir sobreviviendo con lo básico”, concluye María.
El Banco Central de Reserva (BCR) informó que los precios de los alimentos continúan al alza, lo que hará que la pobreza aumente más en los próximos meses.