La tradición del día de la cruz se mantiene viva en muchos de los hogares de Suchitoto. En las vísperas de cada 3 de mayo las familias acostumbran a colocar en los patios de sus casas una cruz de “jiote” y decorarla con frutas de temporada como mangos, naranjas, guineos, cocos, sandías y “coyolitos”; granos básicos como el maíz, frijoles y arroz. También son adornadas con manualidades de papel, entre ellas: flores, cadenas, nidos y canastas. Esta es una celebración religiosa que anuncia la llegada del invierno y donde las y los devotos piden que la cosecha de este año sea buena y abundante.
Algo que también se ha vuelto una costumbre, dentro de esta tradición, y que no puede faltar como parte de la decoración de la cruz son los famosos “dulces de gallitos”, llamados así por su peculiar forma, pero para que año con año puedan acompañar la ofrenda, hay unas manos que se encargan de su elaboración.
En el mercado de Suchitoto encontramos a una mujer con un pequeño canasto, en el tenía su venta de dulces de gallitos. Su nombre es Claudia López, originaria de San Luis Aguacayo, ella es una de las últimas dos mujeres de ese cantón que se resisten a dejar en el olvido la tradición de elaboración de dulces.
Claudia tenía ocho años cuando su madre, Mercedes, le enseñó por primera vez a elaborar los gallitos. Durante el tiempo habían venido realizando este oficio juntas, pero hace 7 años Mercedes falleció, dejando a su hija como la encargada de seguir con el oficio. Desde entonces, Claudia se ha dedicado a la preparación de los dulces y a transmitir la tradición a sus hijos.
“Mi mamá me decía que me fijara bien para que aprendiera porque ella no todo el tiempo iba a estar conmigo, <<tenés que aprender>>, me decía. <<Vaya, mamá>>, le decía yo. La primera vez que ella ya no estuvo conmigo, yo como pude me puse a hacerlos, después ya los hacía bien”, dice Claudia al recordar las palabras de su madre.
Claudia expresa que ha decidido enseñarle a su hijo José, de 12 años, cómo elaborar los gallitos para que continúe con la tradición generacional de su familia, “de los varones él es el que va a quedar ahí, coronando Aguacayo”, también, dijo que su pequeña hija, de casi 4 años, ha empezado a involucrarse en las pequeñas tareas de la preparación de los dulces, “hace el intento de ayudarme, tiene casi 4 años, hasta un vídeo le tomé a ella empujando el dulce, va a ser bien inteligente mi niña”, agrega con una sonrisa.
En la conversación que la Gaceta Suchitoto sostuvo con Claudia, nos contó el proceso que ella realiza para la fabricación de los gallitos. Dijo que el primer paso es agregar azúcar y agua en un recipiente, luego mezcla los ingredientes principales hasta que el azúcar se haya deshecho en su totalidad, al completar este paso lo pone al fuego, cuando ya está hirviendo le echa dos taponadas de limón y cuando la preparación “ya está en el punto exacto” lo retira del fuego. Posterior a esto espera que el dulce esté a temperatura ambiente para empezar a moverlo, aquí es donde interviene su hijo, José, él es el que se encarga de batir la preparación.
“La forma de gallito se la damos con los dedos de las manos”. También hace flores y para colorearlas usa colorantes comestibles.
La comercialización de los dulces de gallitos la hace únicamente durante los últimos días de abril y los primeros 3 días de mayo, por esa razón su fuente de ingresos económicos no es solo esa. Claudia sobrevive de la venta de sandía, yuca, mango, chicharras y papas fritas en Aguacayo, también aprovecha para vender cuando hay encuentros futbolísticos en la cancha del cantón, aunque confiesa que a veces las ventas son malas, lo que para ella significa pérdidas.
Claudia pretende continuar con la tradición de elaborar dulces de gallitos y seguir enseñándoles a sus hijos, “yo voy a seguir con esto, junto a mis hijos, mientras Dios me de vida”, finaliza.
Por Carolina Mena
