Por Elmer Martínez
Dedicado a la profesora Gezabel Chávez.
En esta fecha que se celebra el Día del Maestro, a través de estas líneas que Noticias La Gaceta Suchitoto ha tenido a bien publicarme, quiero reconocer con inmensa gratitud, respeto y cariño el trabajo y enseñanza de las diferentes generaciones de maestros y maestras que han llevado bajo la lluvia o con el radiante sol el pan del saber a cada rincón del municipio del pájaro y la flor, extensivo a quienes ejercen este magisterio a nivel nacional, quienes en tiempo de pandemia han demostrado con honor su noble vocación.
A finales de marzo del 2020 el avance de la pandemia del COVID-19 llevo al gobierno de El Salvador a decretar una cuarentena a nivel nacional para salvaguardar la vida de la población, esto cambió drásticamente el diario vivir y que incluyo el cierre de todos los centros de estudios. Las escuelas de Suchitoto quedaron sin la alegría de sus estudiantes y las campanas que anuncian el inicio, recreo o finalización de la jornada enmudeció. En las siguientes semanas la “nueva normalidad” daba inicio en el sistema educativo del país.
El personal docente cumplió con su himno que dice: “Noble apóstol que siempre en la lucha a la ciencia la haces triunfar”, buscó estrategias para impartir clases virtuales, algo complejo porque el alumnado no contaba con las herramientas tecnológicas necesarias, ni los padres de familia sabían cómo involucrarse en este tipo de aprendizaje de sus hijas e hijos.
El Ministerio de Educación ha proveído de computadoras portátiles a la comunidad educativa, una herramienta indispensable de aquí en adelante, los alumnos han tenido que ingeniárselas para ir aprendiendo el uso de las diferentes plataformas para cada materia que cursan, guiados por maestros y familiares quienes han asumido un rol sumamente importante en esta modalidad. “Formar actitudes, procesos y habilidades educativas digitales con las nuevas generaciones, que puedan dar respuesta a los problemas sociales en armonía con el medio ambiente, bajo la práctica de una cultura de paz” es para Edwyn Guzmán profesor de la escuela Cristina Bonilla el reto en estos tiempos de pandemia.
Mientras para el profesor Christian García director del Complejo Educativo Los Almendros, “el mayor reto afrontado ha sido motivar a los estudiantes en el área rural a que continuaran en las clases pese a las limitantes del recurso tecnológico como el internet. En algunos eso les creaba ansiedad y estrés que lleva al desinterés aunado a ello que en muchos casos quienes están a cargo de los educandos son personas adultas mayores a quienes también se les dificulta el manejo de la tecnología para clases virtuales”
Cada profesor se ha reinventado en su rol a fin de continuar sus clases “Mi mayor satisfacción como docente durante la pandemia 2020 fue buscar la forma de no dejar de comunicarnos con los estudiantes y sus encargados y mantener el desarrollo de las guías educativas a la perfección con los estudiantes que atendí quienes son muy dinámicos. ¡Ah, cuando nos encontramos de forma presencial fue una tremenda, alegría, yo quería abrazarlos! Creo que como docente he asimilado los retos que de la noche a la mañana nos tocó enfrentar” comenta Ana María Caballero, maestra del centro escolar Isaac Ruiz Araujo.
En la ciudad de Suchitoto, las clases virtuales han sido más llevaderas, a diferencia del área rural. Lugares alejados en lo geográfico y con lo tecnológico, como Pepeistenango, donde el profesor Orlando Martínez, del centro escolar del cantón ha tenido que ingeniárselas aún más para dar continuidad a la guía escolar y la señal de internet afecta. Actualmente en las clases presenciales una satisfacción para este maestro es “Que los alumnos asisten y participan de las diferentes actividades guardando siempre los protocolos de seguridad del Covid-19 conscientes que es para protección de ellos y sus familias, es decir de todas y todos”
La administración de un centro escolar, de por sí es compleja, no se diga en un periodo de cuarentena. Sandra Padilla directora de la Escuela Ana Dolores Arias manifiesta que “El reto más grande ha sido buscar las estrategias para poder continuar con las clases fuera de la escuela y hacer que los estudiantes trabajen desde casa. Ahora que regresamos es un reto tratar de superar la brecha que se creó durante todo este periodo y nivelar a nuestros estudiantes.” Unido a ello, esta maestra al igual que muchos de sus colegas han dado seguimiento a la entrega de uniformes, paquetes escolares y paquetes alimenticios, lo cual requiere una logística bastante interesante e intensa, pero con una gran satisfacción de saber que se está atendiendo con esmero a los alumnos. “Nadie dice que es fácil adaptarse a esto, pero el espíritu de servicio de cada colega, hace que cualquier sacrificio valga la pena, esa es la satisfacción que uno tiene en su corazón” señala la maestra Padilla.
Para Lidia Cartagena maestra del Instituto Nacional, “La mayor dificultad en los primeros meses de pandemia fue el no poder comunicarme con los alumnos debido a las señales telefónicas y el que no todos contaban con el recurso tecnológico, además de acostumbrarnos como maestros el uso de las diferentes plataformas digitales que nos ha brindado el MINED, pero hemos puesto nuestra creatividad para poder impartir las clases y motivar al alumnado en la modalidad virtual y presencial. Todo es un reto, pero lo hacemos cumpliendo con nuestra misión de trasmitir conocimientos”. En cada centro escolar de Suchitoto, el personal docente además de las clases propias de su especialidad, desarrollan un papel importante en cuanto a la motivación de alumnos y padres de familia, lo cual es de reconocerles con gratitud.
Uno de los sectores más sensibles ha sido la parvularia, por la edad les es más difícil comprender por qué no pueden ir a la escuela a cantar, aprender juegos con sus compañeritos e irse adaptando al sistema escolar. Ha sido un reto, más que todo en el tema tecnológico, no se estaba preparado para esta situación. Martha Sally Rivera directora del Kínder Nela Escobar Chacón, dijo que “Para los pequeñitos que ya asistían a la escuela, les afecto al no tener ese espacio de compartimiento con otros de su misma edad, con quienes practicaban juegos lúdicos y que virtualmente es complicado puedan concentrarse y participar. Eche tanto de menos sus caritas sonrientes y su grito porque una escuela sin alumnos sin la algarabía de los alumnos no es una escuela”
Para María Emelinda Casco, “Una experiencia nueva y novedosa es dar calases virtuales, hemos aprendido mucho, gracias al MINED y quiero señalar que los padres de familia han sido un gran apoyo para el desarrollo de las guías y entrar a la plataforma. Ha la niñez que atendemos les gustaba ver a sus compañeritos en una pantalla del teléfono. Hoy que ya asisten a las aulas estamos felices de verlos, cumpliendo con todos los protocoles necesarios nuestro kínder tiene vida”
La enseñanza en el plano espiritual también ha tenido que adaptarse a los tiempos de pandemia, la Iglesia Católica -como madre y maestra- ha implementado un protocolo propio de acuerdo a sus espacios físicos y aprobado por el Ministerio de Salud que le permite desarrollar sus ritos religiosos: sacramentos, primera comunión, confirmación, bodas y bautizos, todo con el fin que ante la incertidumbre prevalezca la fe y esperanza en un Ser Supremo que no abandona a su pueblo como lo señale el libro del Dt. 23:2 “Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba» La Iglesia agradece y felicita a los docentes por lograr el cumplimiento del protocolo propio de esta pandemia, ya que los alumnos de la catequesis llevan el hábito de las medidas que implementan en la escuela. El cuido es una corresponsabilidad de todos señala el P. Adonay Orellana, párroco de Suchitoto.
El aprendizaje artístico en Suchitoto también ha sufrido los afectos de la pandemia. El Centro Arte para la Paz que dirige la Hermana Peggy, es un lugar orientado a sanar traumas y a fortalecer la autoestima y el autocuido, además es un semillero de disciplinas artísticas: Este lugar ha implementado clases virtuales en algunas áreas, pero no deja de ser más difícil la enseñanza. Cumpliendo con los protocolos establecidos ha reiniciado las clases presenciales, y Peggy enfatiza: “El arte es muy importante porque alimenta el alma y le da serenidad, algo tan necesario en estos tiempos en los que la sociedad estamos más que seguros que el arte es un método para la resiliencia en la vida en estos tiempos de Covid19”
Al igual para Aracely Nova directora de la Casa de la Cultura, este espacio se vio afectado sobre todo en los meses de cuarentena al suspender toda actividad “Ya tenemos asistencia de alumnos al centro de cómputo, desarrollar tareas, a la jugueteca y pronto iniciaremos los talleres de marimba, guitarra, flauta y teclado. Da mucha alegría tenerlos aquí, eso sí siempre cumpliendo con las medidas de bioseguridad” Bajo una nueva modalidad la formación artística en Suchitoto va alzando vuelo.
Si todos y cada uno ponemos de nuestra parte, esta pandemia se podrá frenar y podremos vivir a diario con nuevas medidas de seguridad en cuanto al tema de salud. Se espera que pronto se vuelva a correr libremente en los patios escolares, cantar en las aulas: “la a jugando esta, la e jugo y se fue, la i, la o y la u, se fueron a la escuela como tú” y a preparar creativamente la participación en los desfiles de aniversario del 15 de julio, el de antorchas y el de independencia el 15 de septiembre que Dios mediante será hasta el próximo 2022.
Definitivamente la pandemia del Covid-19 ha sido un antes y un después en la historia actual del mundo, que ha permitido al ser humano en su gran mayoría aflorar lo mejor de sí y debemos tener presente el compromiso de todas y todos: ser empáticos y solidarios, para dejar un mundo mejor a las presentes y futuras generaciones. Los maestros están haciendo su parte, hay que sumarse a ellos y reconocerles exclamando al unísono:
“Dulces Himnos cantemos de gloria al maestro abnegado loor. Y ensalcemos doquier su memoria entre cantos sublimes de amor”