La crianza de gallinas, patos, pollos y cerdos, siempre ha estado vinculada a la vida comunitaria en el campo y la ciudad. Casi en todos los hogares es común ver unas gallinitas rondado el patio o verlas correr en espacios más abiertos en la zona rural. Pero esta imagen bucólica hace mucho que dejó de ser tan hermosa. Las escenas de pastizales verdes y granjas caseras representadas en los libros de texto escolar han sido reemplazadas en la realidad por enormes naves o granjas de metal, jaulas de alambre y concreto, sin acceso al sol, a la tierra, en contenedores de encierro absoluto donde en muchas ocasiones los animales apenas pueden moverse. A esta forma de crianza de animales de corral, se le conocen como «granjas industriales» y se nos presenta como progreso y desarrollo moderno a veces en detrimento de las pequeñas granjas caseras que todavía existen.
Los sistemas de granja industriales de agricultura moderna centran su interés en la producción de la mayor cantidad de carne, leche y huevos, de la forma más rápida y barata posible, y en la menor cantidad de espacio posible. Las vacas, cerdos, gallinas, pavos, patos, conejos y otros animales son puestos en pequeñas jaulas o compartimentos, muchas veces sin posibilidad de ni siquiera poder darse vuelta. Se los priva del ejercicio para que todas las energías del cuerpo conduzcan al engorde rápido y producir carne, huevos o leche para el comercio y consumo humano.
Si usted investiga un poco se dará cuenta que a estos animales se los alimenta con hormonas de crecimiento para engordarlos más rápidamente, se les mantiene vivos con grandes cantidades de drogas y antibióticos y se los altera genéticamente para que crezcan más grandes o para que produzcan más leche o huevos que lo que la naturaleza originalmente propone.
Dado que el amontonamiento y los hacinamientos son una de los principales causantes de enfermedades, los animales en las granjas industriales son alimentados y rociados con grandes cantidades de pesticidas y antibióticos que permanecen en sus cuerpos y que se transmiten más tarde a la gente que luego se alimenta de ellos, lo que puede causar serios peligros en la salud de los seres humanos. Le invitamos a investigar la zoonosis y el origen de las gripes aviar o porcina como ejemplos de esto.
A pesar de que casi el 90% de los productos que consumimos en forma de carnes, huevos, y leches proviene de estos lugares. las granjas industriales son un método extremadamente cruel para criar animales, pero su rentabilidad la hace popular entre los empresarios. Pero más allá de esto -que ya es una crueldad para la vida animal-, también se suma la gravedad de todo el impacto medio ambiental y a la salud que generan en las tierras y las comunidades aledañas. Extrayendo grandes cantidades de agua, vertiendo a los ríos y quebradas cercanas todo el excremento y contaminando con polución el aire que respiran las comunidades cercanas.
Los técnicos saben perfectamente que las granjas industriales de producción avícola han implantado enormes problemas de polución, debido a las grandes cantidades de sustancias contaminantes (nitrógeno, fósforo y azufre) produciendo grandes volúmenes de estiércol que se depositan en el suelo. Ni hablar del olor desagradable de los residuos avícolas. El estiércol de gallina fresca contiene sulfuro de hidrógeno (H2S) y otros compuestos orgánicos, que causan perjuicio a quienes habitan cerca de las granjas avícolas.
Las granjas industriales avícolas si bien son un gran negocio para sus dueños, no lo son para las comunidades, pues conlleva más aspectos negativos asociados a la deposición de residuales, los cuales se generan en la polución de suelos y aguas, el polvo y el mal olor, que pueden conllevar a graves problemas de salud en las comunidades aledañas (zoonosis).Y si las operaciones de producción no se manejan adecuadamente, la descarga de nutrientes, materia orgánica, patógenos y emisión de gases, a través de los desechos puede causar una contaminación significativa de los recursos esenciales para la vida como el agua, las tierras y el aire.
Las granjas industriales han sido sujetas de muchos estudios por sus daños al medio ambiente y la salud de la población, si bien es cierto han superado muchos señalamientos, existen densos estudios técnicos, que muestran que muchas siguen desestimando el impacto ambiental, amparados en el progreso, la generación de empleos, la desinformación de la población y la falta de organización para defender los territorios y el medio ambiente en las comunidades.
En ese sentido las comunidades y organizaciones sociales de Suchitoto deben cerrar filas y unirse para rechazar este tipo de granjas en el municipio, pues ponen en peligro la calidad y caudal de los mantos acuíferos, la calidad del aire, la salud y el bienestar de las comunidades. Durante años Suchitoto ha demostrado firmeza al ser el gran defensor del recurso hídrico. Frente a una nueva amenaza las comunidades no han bajado la guardia y han salido firmes en el rechazo de la instalación de más granjas industriales en los territorios comunitarios. Las comunidades exigen a las autoridades locales y nacionales respeto a sus territorios e identidad.
Las comunidades no se oponen al progreso, si estos son proyectos sostenibles y amigables con el medio ambiente, no empresas industriales que solo buscan explotar el agua y contaminar el medio ambiente. Las comunidades han luchado por años en la defensa del agua, y están decididas a mantenerse firmes a que el agua siga siendo un derecho humano de las comunidades. (I parte)