Todo estaba planeado, la maleta estaba media hecha, para comenzar una semana más del último año de entrenamiento, de una maravillosa experiencia llamada “Soy música”, que comenzó en Suchitoto, en Agosto de 2017. Hasta que apareció justo unos días antes de la jornada, un virus que hizo suspender de manera indefinida todos los planes y la semana 11 tuvo que ser pospuesta por emergencia sanitaria. Parecía que solo era algo temporal, pero no fue así. Entonces, teníamos que reinventarnos y nos adaptamos a la nueva modalidad virtual, y así fue como reiniciamos nuestras capacitaciones en liderazgo musical comunitario, con las mismas ganas de siempre, de querer aprender y poder finalizar la meta de completar los tres años de entrenamiento que Musicians without Borders (MwB) nos habían estado facilitando.
Al principio no fue fácil, tener que pasar drásticamente de capacitaciones 100% presenciales a un modo 100% virtual. Muchas cosas eran nuevas, la manera de interactuar, intercambiar opiniones, adaptar las dinámicas al modo en línea, nos tuvimos que reinventar y aprender a ser muy resilientes.
Extrañamos mucho la convivencia, el acercamiento entre nosotros, los abrazos que nos podíamos dar, las charlas y las confesiones nos hicieron mucha falta y las noches de música en vivo que surgían espontáneamente, nada era igual. Aun así nos fuimos adaptando, y poniéndole nuestro característico toque de comunidad, la unión del grupo nunca faltó; esas pláticas entre sesiones, las risas y bromas se hicieron presentes. Aunque a veces la tecnología nos jugaba en contra; en cada sesión, no faltaban las recomendaciones de Miguel, quién moderaba las capacitaciones, frases como “apaguen los micrófonos” se hicieron repetitivas, o al inicio “los voy a mutear a todos”, siempre con la idea de que la charla fuera lo más productiva posible. Aunque el tiempo era realmente corto, lo supimos aprovechar detrás de pequeñas y medianas pantallas, a veces con mala señal, que nos sacaba por momentos de la reunión. Nos pasó de todo, como la vez que alguien iba a dar un resumen del trabajo en grupo y justo en ese momento se empezó a escuchar: “la papa, el tomate, la cebolla” … el típico camión de la verdura que apareció sin ser invitado a la conferencia… pero aun así seguimos.
Las réplicas con docentes y estudiantes también se suspendieron, todo se tenía que hacer a través de las pantallas. Aun así, la creatividad que cada uno llevaba dentro, comenzó a florecer, con videos cortos, que algunos de mis compañeros compartieron en redes, llegaron lo suficientemente lejos, para que toda esa creatividad se llevara a las pantallas de la televisión salvadoreña, con la ventaja de que llegaríamos a más niños y niñas para que pasaran un rato divertido con canciones y ritmos de Soy Música.
La convocatoria fue hecha para todos los que estamos en este programa, para que pudiésemos mandar un pequeño video, de una actividad sencilla, bonita y con una enseñanza. Por iniciativa comencé a mandar mis videos caseros con actividades de Soy Música, en los cuales no podía faltar el ambiente de pueblo como el de Suchi, donde los gallos cantan a toda hora y a veces grabar un video de 10 minutos era un poco difícil. En muchos de los videos, el kikirikí del gallo de mi casa quedó grabado, tanto así, que Pepe, quién nos daba sugerencias para los videos, en los mensajes y llamadas me preguntaba por el gallo; Pepe siempre me motivó y me inspiró a ser muy creativa y así entre los ruidos y cantos preparaba los guiones y videos para grabarlos en el INFOD.
Particularmente, para mí no era la primera vez que estaba frente a las cámaras, sí era la primera vez que iba a hacer un programa para la televisión abierta y los nervios estaban ahí, con la única ventaja de que el contenido era algo que dominaba y lo había ensayado varias veces. Afortunadamente fui superando mi temor y fui perdiendo los nervios, que aunque no se fueron del todo, llegué a controlarlos un poco.
Lo mejor de todo, es que fue una experiencia muy bonita que la llevaré siempre en mis recuerdos, además fue en las grabaciones donde conocí a algunos participantes que iniciaron su capacitación en el 2018, la amistad con algunos de ellos se hizo estrecha y más aún por estar en el mismo proyecto.
Otra de las enseñanzas, es el hecho significativo de aprender a desenvolverme (o al menos a defenderme) frente a las cámaras; en mi caso, siempre le he huido, por el pánico a ellas y en medio de una pandemia y gracias a la excelente metodología de Soy Música, he vencido en cierta manera ese temor. Lo único que no termino de superar, es el pánico escénico, como las entrevistas en vivo, me ha pasado, que me hacen una pregunta y me agarran con la mente en blanco y respondo lo primero que se me viene a la mente, aunque no sea exactamente lo que me preguntaron, me pasó con un foro en la Gaceta y me pasó en una entrevista en el Canal 10, es algo en lo que aún tengo que trabajar.
Se me dio la oportunidad de facilitar 2 sesiones virtuales a psicólogos de Consejería Escolar, para proporcionarles herramientas y actividades que luego podrían utilizar en sus consejerías. Para mí y el equipo que debíamos desarrollar las sesiones, era algo totalmente nuevo, nunca habíamos realizado talleres de Soy Música de forma virtual, así que tuvimos que pensar en actividades que se pudieran hacer a través de una pantalla y lograr que los participantes realizaran cada una de ellas, era todo un reto y al final conseguimos el objetivo; en mi caso pude facilitar actividades en una sesión, la cual resultó muy productiva.
Luego se vinieron una serie de sesiones virtuales para dar a conocer la metodología de Soy Música a docentes de todo el país. Esta vez no tuve la oportunidad de facilitarlas, pero si colaboré en la planificación y le di seguimiento a un grupo de 4 docentes de Sensuntepeque, a quienes formamos con esta metodología a finales de 2019 y les brindé mi apoyo en todo momento para facilitar 4 sesiones virtuales a docentes de San Salvador y Ahuachapán. Esa experiencia fue gratificante, porque pude observar que las docentes aplicaron la metodología que habían recibido de manera muy dinámica, ellas se mostraron muy comprometidas en todo momento, me sentí muy orgullosa de todo el trabajo que habían desempeñado, porque son los primeros frutos con docentes y eso me llena mucho de satisfacción.
Y entre los guiones de los programas, sesiones virtuales y las conferencias en Meet y Zoom, llegamos al final de un entrenamiento de más de 3 años, éramos 2 grupos, los que iniciamos en el 2017 y los que iniciaron en el 2018, una reunión cada semana, en diferentes horarios. Al final, gracias a los facilitadores, que desde el 2017 estuvieron con nosotros y siguieron dándonos todo su apoyo a pesar de la pandemia, logramos culminar una bonita e importante misión, que es la de estar capacitados para llevar esta hermosa metodología de enseñanzas prácticas y efectivas, a todos los docentes y facilitadores comunitarios. Lo más importante, es que esta metodología llegue a todos los niños y niñas para que tengan un espacio para poder expresarse y sacar toda la creatividad que llevan dentro con toda libertad.
El día de la Clausura llegó y con ello, muchos recuerdos, sentimientos encontrados, pero sobre todo, con la experiencia de haber participado y culminado un proceso de la manera más satisfactoria, sabiendo que di más de lo que me hubiera imaginado y haciendo lo que pensé que no podía. Para mi fortuna, fui elegida junto con 3 de mis compañeros, para representar al grupo en el acto de Clausura en el Ministerio de Educación, me sentí muy honrada y privilegiada, sabiendo que iba en representación de toda una comarca y al mismo tiempo, estaba muy emocionada y feliz de todo el trabajo que había hecho.
Mis agradecimientos a todos los entrenadores de MwB: Danny, Pepe, Miguel, Otto, Christa, Yaara, Amanda, Jim, Emma y Alejandro por hacer de estos 3 años los mejores de mi vida y ensañarnos con paciencia y empatía.
A pesar de ser un año difícil, las oportunidades siempre llegan y hay que saber aprovecharlas. Yo siempre he sido alguien que ha dado todo y más si es algo que me gusta hacer, aún con sus retos y obstáculos, las dificultades siempre nos dejan una enseñanza y las oportunidades un gran aprendizaje y yo me llevo lo mejor de este año y de un hermoso sueño que se está haciendo realidad llamado: Soy Música.
Por Getsemani Villalobos
Getsemaní Villalobos soy arquitecta, tallerista y músico. Me atrae el arte y las historias de gente sencilla. Soy de Suchitoto y quiero dejar mi impronta en este espacio.
