Queridos hermanos y hermanas, les escribo estas sencillas palabras para contarles mi testimonio. Tengo una familia pequeña mi madre y mi hijo Antonio; él es una buena persona, responsable, y el único de mis 2 hijos que me ha ayudado y acompañado siempre. Lo que más disfruta es salir con sus amigos. La cuarentena lo puso muy mal, porque se desesperó por salir y ver a sus amigos, yo le decía que tuviera paciencia que esto pasaría.
Pero un día lo invitaron al cumpleaños de uno de sus amigos, le dijeron que llegarían unos cuantos, que sería algo pequeño. Yo le dije que no fuera, le rogué hasta le compre un nuevo celular para que siguiera platicando con ellos desde la casa. Pero no, sus amigos desde un día antes, no dejaban de llamarle, hasta que no pudo resistirse y se fue.
Me dio mucho gusto cuando regreso y lo vi sano y salvo, contento de haber pasado con sus amigos. Pensé que todo estaba bien. Casi 2 semanas después, mi madre se puso mal, muy mal y la tuve que llevar a hospital. Allí me dijeron que la tenía que dejar ingresada en el hospital. La deje, con la esperanza del volver a verla el siguiente día. Pero cuando regresé me dijeron que no la podía ver que ella era un caso sospechoso de Covid19 y les insistí que no podía ser, porque ella nunca salía de casa, nunca y yo la cuidaba muy bien. Y allí me preguntaron cuántos éramos en casa… y entonces comprendí todo. Me obligaron a hacerme un examen para ver si tenía yo el virus, di positivo, pero no tenía síntomas. A mi hijo le hicieron el examen también y dio positivo, pero tampoco tuvo síntomas. Nadie sabe lo que es todo esto del virus hasta que lo vive en carne propia. Allí me di cuenta lo grave que puede ser todo.
Mi madre murió dos semanas después que la lleve al hospital. Nunca la volví a ver. No pude ni despedirme de ella. Nunca la volví a ver. No saben que dolor es ese. Ni siquiera la pude enterrar. Nadie quiso llegar a los nueve días que le hice, todo fue muy rápido, en soledad y muy muy triste y doloroso.
Mi hijo quería mucho a su abuela y del dolor y la pena mejor se fue de casa. No lo he vuelto a ver, me dicen sus amigos que según se fue para el norte, yo creo que le dolió haber entendido que él fue el que llevo el virus a casa, y por culpa de eso murió su abuela, y todo, todo por salir a divertirse una noche con sus amigos.
Yo lo he perdonado. Es mi hijo. Aún lo espero.
Pero lo que les quiero decir es que, si los invitan a una fiesta o reunión grande de amigos cuídense mucho y si pueden mejor no vayan. Decir que no, en estos momentos no es porque no necesite divertirse o ver sus amistades. El problema es que al calor de la fiesta o unos tragos nos olvidamos de la distancia y los cuidados. Hay que decir que no porque debemos ser responsables con todo lo que está pasando, quizá a usted no le dé algo, pero se puede convertir en el portador para que alguien de su casa se contagie. Este fue mi caso, mi hijo salió a divertirse, pero su abuela pago el precio de esa diversión.
Así que por favor hoy que estamos de fiesta y navidad, si les invitan digan que no, háganlo por ustedes, por sus padres, hermanos y abuelos, háganlo por su familia.
Los meses de cuarentena fueron para tomar conciencia y enseñarnos que solo cuidándonos podemos evitar más contagiados. Tenemos que ser cuidadosos, para no exponernos y ser portadores de contagio. Acuérdese que, por meses estuvimos encerrados y en cuarentena, y el virus no se fue, aún sigue allí afuera acechando por nosotros y los más débiles. Por todos lados nos han insistido en no salir, en evitar reuniones donde haya mucha gente, en usar siempre que salgamos esas mascarillas y alcohol gel. Hagámoslo. Si mi hijo hubiera tenido más cuidado quizá hoy seguiríamos todos juntos, pero el virus me ha dejado sola.
Cuidémonos, cuidemos a nuestra familia a nuestros abuelos. Con ir a celebrar un cumpleaños, un aniversario, una boda o las fiestas patronales nadie se va a morir, pero por salir y reunirse quizá alguien tenga que pagar las consecuencias con su vida. Seamos considerados y conscientes. Tengamos paciencia esto tarde o temprano va a pasar y entonces tendremos tiempo de hacer todas las fiestas posibles y de darnos todos los abrazos que nos debemos. Pero por hoy cuidémonos y cuidemos lo más sagrado que tenemos nuestras familias.
1 comentario en “Nunca la volví a ver”
Es incredible como estan los contagios del virus, leer esta historia me pone a pensar cuando veo a ese montón de gente en las calles y la plaza. Hay que tener mucho cuidado y no dejarnos llevar por los impulsos. Han sido muchas las personas que han perdido a algún familiar. es duro no poder estar cerca de ellos en los últimos momentos, porque en los hospitales no lo dejan.
Hay que pedirle al señor para que se apiade de todos nosotros y nos proteja de este virus.