«Suchitoto: ¡habrás de resurgir, sol nuevo a de brillar y el iris pintará tus cielos de esplendor!» (Himno a Suchitoto)
Nuestra colonial y turística ciudad inicio el 2020 con un derroche de arte, gracias al XXX Aniversario del Festival Internacional Permanente de Arte y Cultura, que alimento el alma y espíritu de los cientos de asistentes a cada espectáculo, algunos de los cuales estuvieron a punto de cancelarse, debido a las primeras acciones de prevención que se implementaban para evitar posibles contagios de una enfermedad que estaba desarrollándose en algunos países y era ya una amenaza latente en nuestro continente americano.
Y en los albores cuaresmales, justo con el segundo Vía Crucis, el Gobierno de El Salvador decreto medidas que cada semana se han venido acrecentando a fin que nuestra población no adquiera en demasía el coronavirus- enfermedad que se volvió un antes y un después en la historia de la humanidad, cuyos efectos finales aún son incalculables.
Hoy, hay varios casos confirmados de salvadoreños que por diferentes formas han desarrollado esa terrible enfermedad, pese a los grandes esfuerzos que las diferentes autoridades nacionales, el apoyo de empresas, sectores sociales y organismos internacionales están realizando.
Una de las medias estratégicas de mayor impacto ha sido la cuarentena a nivel nacional, que tiene muchas repercusiones, pero que ninguna de ellas es tan importante como salvaguardar la vida de cada salvadoreño, de cada suchitotense.
En este sentido, es necesario que el: #QuédateEnCasa, o #YoMeQuedoEnCasa, no sea un slogan vacío, de moda, o una frase del diente al labio, si no que sea tomado en serio, con responsabilidad, solidaridad, amor individual y colectivo; por tanto es justo y necesario que esa expresión la vivamos a plenitud. No es necesario que todos los integrantes de un grupo familiar salgan para adquirir alimentos y cosas básicas, hay que organizarse y lograr en lo máximo posible quedarse en casa, está comprobado que el aislamiento o distanciamiento social es fundamental para evitar el contagio del COVID-19.
En barrios, colonias, cantones y caseríos, se deben cumplir todas las indicaciones que sobre este tema se dictan, no solo por el bien de cada persona, sino de las familias, y de la sociedad en general. También debemos evitar andar publicando informaciones falsas de toda índole, ya que eso enferma moralmente, causa estrés, histeria colectiva, si no se toma esta situación con la importancia debida. No al chiste ni a la mofa.
El alimento espiritual no falta, las congregaciones religiosas haciendo uso de la tecnología llevan el mensaje divino hasta los hogares de sus feligresías, No hay que perder la fe, este tiempo de cuarentena debe servir para acrecentarla y para el reencuentro de las familias y la paz interior. Es de aprovechar estas circunstancias, reza el refrán: El tiempo perdido, hasta los santos lo lloran. ¡Después de esta cuaresma y cuarentena celebraremos alegremente la nueva pascua salvadoreña!
Es angustioso el calvario que viven las personas que están pasando la cuarentena en esos albergues como algunos le llaman, aunque no les falte la comida, están en un encierro donde muchas veces la desolación e incertidumbre hacen flaquear el alma. Por ello el llamado a permanecer en casa y pasar este periodo junto a la familia, sacar provecho de esta situación y evitar vivir o sufrir el estar en los Centros de Contención.
Hay miles de personas de diferentes instituciones que están dando todo de si por cuidar la salud de la población. Por favor que no sea en vano tanto esfuerzo, en especial los del sector de salud que con sus vestimenta blanquiceleste, son como ángeles que aun arriesgando sus vidas, están pendientes de los confinados en los Centros, sino de cada persona y de cada familia salvadoreña, a ellos se unen una camándula de compatriotas que con las prevenciones del caso colaboran es esta jornada que no tiene descanso, así como también aquellos que siguen laborando para que no falte lo básico en los hogares. El Gran Arquitecto del Universo, les ha de bendecir, y como suchitotenses agradecer su labor, cumpliendo las normas dictadas.
Hay que tener fe y optimismo, aunados al cumplimiento de todas las medidas higiénicas, que después de la tempestad viene la calma, y el pájaro-flor resurgirá cual ave fénix para alzar con más ímpetu su aroma y canto convertidos en un nuevo y mejor porvenir. Amén.
Por Elmer Martínez
Foto Edwyn Guzmán