¿Cómo se mide el desarrollo del trabajo cultural en Suchitoto?
Que hay una fuerte actividad cultural en el municipio, la hay; muestra de ellos es que al finalizar cada año nos deja más de un centenar de eventos entre festivales culturales, conciertos, recitales, presentaciones de teatro, danza, cine, artesanías, exposiciones de arte, gastronomía, charlas, actividades religiosas, talleres, etc. Actividades que dejan muy claro que el municipio cuenta con una vida cultural activa y diversa, donde diferentes actores locales y foráneos ven la potencialidad convergente de cultura y turismo, como factores favorables para el desarrollo y promoción de propuestas artísticas y culturales.
Todo este activismo cultural, es bueno, porque inyecta vida, visibilidad y movilidad al municipio, que busca hacer del turismo y la cultura factores de desarrollo humano y económico en la ciudad.
Sin embargo, es de reconocer que estamos viviendo una época muy difícil para los proyectos culturales, porque hay un límite confuso entre el activismo cultural y el desarrollo cultural del municipio. Si bien la realización continua de actividades de fomento artístico y cultural son muy importantes y necesarios, más importante y urgente es dar atención al sentido y norte que estos llevan, así como a la construcción de procesos sostenibles que generen identidad cultural al municipio.
Veamos el caso del finado Alejandro Cotto su figura, discurso y trabajo por la cultura en Suchitoto, le permitió desarrollar un proyecto para lo cual supo crear un Patronato y pudo levantar un teatro desde las ruinas, construir su casa museo y forjar un festival de nivel internacional en un pueblo que apenas se levantaba de largos años de conflicto armado.
Como un Quijote sin coraza luchó por sueños y aunque nunca un proyecto cultural debe medirse por su capacidad de generar riqueza sino por su sentido, por lo que lo justifica, por lo que transforma, sus proyectos fueron el impulso necesario para el desarrollo cultural y turístico del municipio.
El riesgo de estos personajes y festivales -de los cuales hay un par actualmente- es que se debilitan o desaparecen si estos procesos son muy individuales, porque la persona que los levantó en su momento con toda la dedicación y esmero se cansan, se marchan o mueren; entonces es difícil encontrar a otras personas con la misma intensidad, capacidad de gestión, sacrificio y entrega para sostener estos proyectos que muchas veces por ser muy personales, son complicados y sin una estructura o construcción de procesos claros para dar continuidad y renovarse en el tiempo.
¿Es esto malo? No. No es ese el punto. El punto es que en un pueblo tan pequeño debemos aprender a construir en colectividad y lo más importante saber hacia dónde se dirige el barco de la cultura en el municipio. Hacia donde nos está llevando tanto activismo cultural en medio de un pueblo diverso, donde no podemos pretender que todos se vean representados y donde tanta fiesta y ruido nos pueden alejar de nuestra propia identidad y patrimonio cultural olvidando nuestra esencia comunitaria y colectiva.
De modo que la actividad cultural, no es el único o mejor termómetro para medir el desarrollo cultural del municipio, si por otra parte ni siquiera medimos y valoramos la respuesta del público a los eventos. Creo que debemos trabajar por construir un balance y equilibrio: una cosa es organizar festivales y desarrollar talleres (por citar ejemplos) y otra cosa, es ocuparse realmente de cómo ayudar a que un patrimonio cultural del municipio sea reconocido por su valor y trascendencia, o como construir el turismo cultural y fortalecer nuestra identidad o como revitalizar los procesos de formación donde la promesa de nuestros jóvenes artistas vaya un poco más allá del hoy, convirtiéndolos en los protagonistas del futuro, el arte y la cultura, o como unirse y construir una industria cultural que de nuevas perspectivas al municipio.
Todas estas transformaciones no dependen de un solo sector, sino de los 4 sectores claves del municipio. Pero quizá uno de los problemas que hay en la ciudad, es que muchas veces nuestros políticos, gobernantes y a veces hasta las y los líderes no tienen conciencia de la importancia de planificar el futuro y del valor del patrimonio cultural del municipio. Y como no hay conciencia, se apuesta más por la fiesta que genera masas y no exige pensar y medir los pasos y dialogar y ceder o corregir, y se obvia la apuesta a la creación de procesos y colectividades que puedan perdurar en el tiempo. Y así tenemos que hay presupuesto para festivales y no para proyectos de construcción del futuro con foros, encuentros o procesos que busquen la creación de diálogos abiertos que vislumbren un plan de cultura consensuado para el municipio.
Repito, no estamos en contra del activismo cultural, sólo abogamos por la construcción de procesos que dibujen mejor el norte de hacia dónde se quiere llegar, resaltando la importancia de tomar en cuenta a las juventudes que luchan y se dedican a la cultura y las artes en Suchitoto.
Creo que la vida cultural del municipio está en el mejor momento para reconocerse y tomar conciencia de la importancia de conversar estas cosas más abiertamente. Iniciamos un nuevo año, ojalá las y los responsables de la vida cultural, tomen a bien estas sugerencias y se decidan por discutir estos temas por el bien del futuro, el arte y la cultura en Suchitoto.
/md
Foto: Gerson Tobar