Una mujer de cabellos blancos en Suchitoto

En muchos escritos se hace referencia al pasado aporte de Alejandro Cotto como impulsor del turismo y la promoción cultural en Suchitoto, pero muy poco se habla del papel de una gran mujer que dio otro significado al arte y la cultura en Suchitoto.

Nos referimos a Margaret Ann O´Neill, mejor conocida como hermana Peggy, quien sin ser originaria del municipio ha amado y abrazado este municipio como suyo. Al revisar su trayectoria y enorme labor, sin ninguna duda podemos afirmar que hermana Peggy O´Neill, es en los ultimos años, la gran impulsora del arte y la formación artística contemporánea del municipio, impulsora de la memoria histórica, organizaciones de mujeres, constructora de sueños imposibles, e incansable gestora cultural. En ella se resumen todos los conceptos de solidaridad y sororidad en Suchitoto.

Esta mujer de cabellos blancos, con un corazón enorme de radiante juventud y energía, ha sido la luz para la creación de espacios de concertación, arte, memoria, espiritualidad y unidad para un municipio que a finales de los años 80 iniciaba su reconstrucción y repoblación.

Religiosa por vocación, su corazón ha sido un vendaval de abrazos y sonrisas solidarias que han llovido sobre miles de corazones sedientos de amor y esperanza en la ciudad y las comunidades. Hablar de hermana Peggy es hablar de amor, fe, esperanza, arte, sueños, espiritualidad, memoria, creatividad, sororidad y paz.

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Uno de sus hijos mayores y más reconocido ha sido el Centro Arte para la Paz, un icono de la vida cultural y artística de Suchitoto, un sueño al que ha dedicado sus últimos años y que, con sudor, lágrimas y mucho trabajo se ha convertido en el más sólido e importante espacio para la cultura y formación artística, así como su compromiso con el patrimonio cultural y la memoria colectiva del municipio, con la restauración de la Capilla y el Museo comunitario La Memoria Vive.

Originaria de Nueva Jersey, (Estados Unidos) esta gran mujer -que este mes alcanzará los 80 años-, ha dedicado más de 60 años como parte de las Hermanas de la Caridad y lleva más de 30 años viviendo en Suchitoto. Llena de vitalidad espiritual, esperanza y sueños, Peggy no ha descansado un día en la búsqueda de sus metas por transformar y construir el mayor refugio para la paz, las juventudes y las artes en el municipio. Convencida de la unión entre el arte y la espiritualidad y el poder invisible de estas para curar y transformar los corazones de las personas, ha dedicado su vida a construir oportunidades y puentes de hermandad, solidaridad y paz.

Al entrar al Centro Arte para la Paz, da mucho gusto conocer los frutos de sus luchas y esfuerzos al escuchar y ver a decenas de jóvenes inmersos en actividades de aprendizaje artístico como: música, pintura, audiovisuales, artes manuales, danza y canto entre otros programas que desarrolla el Centro, donde se cuentan por centenares todos los y las jóvenes que han participado y hoy destacan en la vida cultural de Suchitoto.

Nadie, absolutamente nadie puede negar su enorme e incondicional aporte, y nadie mejor que ella cuida y disfruta de ver a estos jóvenes cada día en sus clases o conciertos, siempre la delata el brillo de sus ojos, su enorme sonrisa de satisfacción y el enorme celo por cada uno de los programas y jóvenes participantes.

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Su segunda hija mayor la sororidad entre mujeres en Suchitoto. Desde su fe como mujer y hermana de la Caridad, Peggy ha sido el abrazo unificador de las mujeres en Suchitoto. Su mensaje al hablar de Dios es de reconciliación y hermandad, nos habla de una María que camina entre todas las mujeres. Ella acompañó en los momentos más decisivos del conflicto armado a las mujeres, vivió el miedo a morir, y vio el miedo en los ojos de otras mujeres, pero también la sed de fe y esperanza; por ellas, por ellos por las familas, por todos decidió quedarse, acompañar y refundar la vida y la fe entre las repoblaciones. Desde entonces es defensora de los derechos de las mujeres y ha estado presente en las luchas de las comunidades, llevando su mensaje de paz y reconciliación.  Ha sido impulsora de los principales espacios de unificación, organización y concertación de las mujeres en el municipio. Su presencia y voz a unificado a las comunidades con su mensaje de solidaridad y sororidad entre mujeres.

Madre de muchos hijos e hijas, su abrazo a dado cobijo a todos y todas. Nadie puede conocer y abrazar a esta mujer de cabellos blancos, sin sentir su pasión y amor por lo que hace; ella transforma, contagia luz, fe y esperanza.

Feliz de compartir todo lo que puede, nunca ha reclamado para si el lugar que le corresponde en la vida del municipio, no le interesa, no le importa llevarse más que sólo abrazos y sonrisas, de niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres capaces de convivir en unidad, paz y comunidad. Ese es su mayor premio y reconocimiento, nada más sagrado para ella que el amor y aprecio de un pueblo; y ahí la vemos todos los días con sus sandalias de luz caminando por la ciudad y las comunidades, siempre detras de alguna iniciativa o un sueño colectivo, caminando con Dios y el pueblo.

Si la encuentras en estos días, detenla, dale un enorme abrazo y no le digas más que gracias, muchas gracias por ser luz y estar aquí entre nosotros y nosotras.

Recuerde uno o una no es de donde nace sino de donde lucha, vive y ama.

md/

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9 comentarios en “Una mujer de cabellos blancos en Suchitoto”

  1. Patricia Olmedo

    Una lastima que Hermana Peggy, no sabia había una nota sobre su vida.
    De donde venia, toda la información y fotos?

  2. Margarita Silva

    Yo, la conocí en la Casa del Escultor de Suchitoto, es una mujer que refleja confianza, amor y una linda sonrisa.
    Gracias hermana Peggy, Que Dios la bendiga, por tan honorable trabajo y entrega a la comunidad de Suchitoto.

  3. Antes que nada dar gracias a la Hemana peggy por abrazar a Suchitoto, caminando de la mano apoyando a numerosas familias.
    Deseo que nuestro Padre la bendiga cada día, Feliz cumpleaños!

  4. Agradecer a la hermana Peggy por su labor y compromiso de amor, fe, esperanza y solidaridad hacia Suchitoto y la Comunidad El Sitio Cenisero, doy fe de su lucha e impulso por el desarrollo de dicha comunidad, así mismo reconocer su apoyo no sólo al sector mujer, también a hombres que como mi padre fueron ayudados sin ni siquiera ella conocerlos, ahora como dice el artículo solo quiero encontrarme abrazarla y decirle hermana Peggy gracias por salvar a mi padre. ❤

  5. Miles de bendiciones Hna. Peggy, mi padre le apreciaba y queria mucho. Guardo en mi corazon el recuerdo de aquella navidad cuando Ud. Le regalo muchos peluches los cuales nos hicieron felices a mis hermanos y ami y sirvieron para opacar el miedo que viviamos por la guerra civil.»Felicidades»

  6. Hna. Hilda Alfaro.

    Gracias por su vida, por su entrega y por ser ejemplo de mujer y hermana en camino hacia el encuentro del abrazo que nos unifica.
    Feliz cumpleaños, hermana Peggy.

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