Llego del País Vasco como cooperante, en apoyo a las organizaciones locales y nacionales que trabajan en el empoderamiento de los derechos de las mujeres. Tiene cinco años desempeñando esta función, considera que hay avances importantes en el ejercicio pleno y conocimiento de los derechos de las mujeres en el municipio, pero faltan cambios estructurales, un reto colectivo.
Cuando conocí a Nerea pensé, una cooperante más que llega a Suchitoto. Jamás imagine que haría del municipio y en especial de Comunidad El Papaturro su hogar, “la chele” le dicen en su círculo de confianza; siempre con una gran sonrisa la europea que acompaña procesos de formación y autonomía de las mujeres y las jóvenes.
¿Háblanos un poco de tus orígenes?
Nací en un pueblito del País Vasco (Euskal Herria) llamado Andoain hace 42 años. Tuve una infancia feliz, tranquila, segura, en una familia trabajadora tradicional a la que no le faltó de nada, pero tampoco le sobró. Mi adolescencia y juventud fue un tanto convulsa por el panorama político en el que crecimos, de mucha inestabilidad, represión y conflictos socio-político, pero igual desde una juventud plena, con libertad. Mi origen no puede desligarse de mi lengua y cultura, y hoy más que nunca, sobre todo por la distancia necesito entender de dónde vengo y quien soy para transmitírselo a mis hijas.
¿Cuéntanos un poco de tu formación profesional?
Estudié derecho durante muchos años, más de los debidos, porque fue una carrera que no me gustó, pero que logré terminar gracias a varias becas, años de trabajo complementario y el apoyo de mi mamá en el cuido de mi hija mayor, no terminé la carrera hasta años después que inicié mi vida laboral y haber estudiado un técnico en Integración Social.
Después de la licenciatura continúe estudiando derechos humanos, y seguí un doctorado, que todavía no he terminado, porque tengo como objetivo desarrollar mi tesis doctoral en este país, intentando hacer una crítica al derecho a la alimentación desde el feminismo decolonial. Un mundo apasionante en el que me he sumergido, me está generando innumerables cuestionamientos. Aunque había proyectado salir con la tesis este año, el haberme reincorporado a la vida laboral desde inicios de año, está retrasando mis objetivos.
¿Cómo inicia tu historia con El Salvador?
En un período de mi vida en el que había decidido dedicarme a cuidar de mi hija, el papá de Sara quedó sin empleo y tuve que volver al mercado laboral, por lo que barajando entre los intereses que tenía y las habilidades que creía tener, envié la hoja de vida a varias organizaciones sociales de mi país. Me sorprendió, cuando Mugen Gainetik, organización no gubernamental con la que vengo trabajando desde hace cinco años, se comunicó conmigo por el interés que les había suscitado mi perfil profesional (que debo decir, no contemplaba experiencia alguna en cooperación). Tanto es así que me ofrecieron un puesto de cooperanta en El Salvador.
Un momento que estaba pasando una situación bastante crítica a nivel personal, pensamos en que tal vez sería bueno cambiar de aires y pasar los dos años de contrato en otro país. Aunque me dio gran vértigo, especialmente porque tenía a Sara, a la que íbamos a separar de sus raíces y familia, pensé que sería una experiencia enriquecedora y algo transitorio. Así que nos vinimos.
¿Cuándo y por qué decides convertir a Suchitoto en tu segundo lugar de vivienda?
Suchitoto iba a ser la sede principal del trabajo que desempeñaría en el país, y la verdad, si no hubiera llegado aquí, tal vez ya no anduviera en El Salvador. Aquí cambió todo para mí, por un lado, en lo personal, porque sirvió para romper una relación que estaba a la deriva, conocer al que hoy es mi compañero de vida y papá de Yaayan. Hemos convertido a Suchitoto, especialmente la Comunidad El Papaturro en nuestro espacio y hogar, y no puedo decir que sea mi segundo hogar, es mi hogar, es nuestro hogar.
Fotografías cortesía
¿Qué piensas es lo que atrae a algunas personas a vivir aquí?
Pienso que se considera un municipio tranquilo es una ventaja, aunque no es del todo cierto. Cuenta con comodidades y posibilidades que seguro otros municipios del país no las tiene. Es un factor fundamental es la belleza del entorno. Sinceramente que si viviera en una ciudad, no hubiera seguido en El Salvador. Desde los primeros días que pisamos Suchitoto, me sentí como en casa, no he extrañado mi país en todos estos años.
¿Qué significa vivir en Suchitoto para una europea?
Como europea, no puedo hablar por ninguna otra persona, porque seguro su experiencia e intereses y compromisos son diferentes. En mi caso, supone estar cuestionándote día tras día muchas de las cosas que tenemos tan asimiladas e integradas en nuestra vida cómoda de los países “desarrollados”. Lo digo porque me he venido cuestionando absolutamente todo. Primero, nuestra forma de vida allá, que no puede sostenerse si no es a costa del despojo de los países de acá. Segundo, la forma de vida acá, despojada a su vez, de su historia y cultura y un tanto dormida frente a los aconteceres socio-político-económicos. Tercero, y muy ligado a las dos anteriores, la desigualdad tan brutal que se vive en este país, principalmente acuerpada en las mujeres. Cuarto, la parálisis-miedo-frustración de la juventud, que la siento adormecida. Quinto, el choque cultural al que me enfrento, y al que me intento adaptar, pero me resulta difícil, porque soy muy crítica con muchas de las formas de actuar. Sexto, el privilegio, porque la gente te mira como diferente, se admira de lo que haces, entre otras. podría seguir con una larga lista, pero creo que ya he dado algunas pautas de que supone para mí vivir en Suchitoto.
¿Qué es lo que más te gusta de Suchitoto?
La tranquilidad.
Te hemos visto muy comprometida con el trabajo y las luchas de las mujeres ¿Cuéntenos un poco sobre tu relación con el movimiento feminista?
Mi relación y acción feminista nace en El Salvador. En mi país estaba vinculada al movimiento por la soberanía alimentaria, el consumo responsable, el comercio justo, pero no directamente con el movimiento feminista. En los últimos años, si veníamos conectado el vínculo de la soberanía alimentaria y las mujeres. Habíamos empezado con la reflexión, aunque, las reivindicaciones feministas estaban más ligadas a los derechos civiles y políticos, a los derechos laborales, a la lucha por la despenalización del aborto, al proyecto independentista. Hasta que vine a este país tomo parte del activismo feminista, pero en mi plano vivencial, aunque con muchas contradicciones, ya me había posicionado como feminista.
¿Es lo mismo ser feminista en Europa y Suchitoto?
Aunque la esencia debería ser la misma la práctica es totalmente diferente. Por un lado, el activismo feminista en este país está vinculado a las organizaciones no gubernamentales, que puede ser una ventaja; por el lado de que se generan oportunidades para el activismo que tal vez, sin el apoyo de las organizaciones sociales no se daría, sin embargo, genera una dependencia un tanto perversa a la “mano que te da de comer”, es decir, a la cooperación, que de igual modo puede favorecer la lucha feminista como los intereses de las grandes transnacionales, es decir, puede ser parte del problema de la desigualdad. Por otro lado, creo que no es muy recomendable ser feminista “a la europea” en un país del Sur, es decir, creer que se pueden trasladar los pensamientos, teorías y acciones feministas europeas (estadounidenses) a realidades que no se acercan ni de lejos a las realidades en las que viven. Creo firmemente en que se debería profundizar en los feminismos en los que creen y construir, priorizar y actuar según lo que construyan las propias mujeres.
Pero también admiro la creatividad, la persistencia y la fortaleza que han mostrado, por ejemplo, las feministas de mi país, que han logrado posicionar la lucha feminista, principalmente contra la violencia, y se han plantado muy firme frente a los aconteceres (agresiones). Lo que sí creo es que las oportunidades, las posibilidades, las fortalezas y las ventajas son muchas más en un país del Norte para la lucha feminista. Igual admiro a las feministas latinoamericanas que en un contexto mucho más hostil sobreviven, se reinventan y dan la lucha.
Desde tu experiencia. ¿Cuál es la respuesta general del municipio al feminismo?
Hay avances en la igualdad formal a nivel municipal especialmente por la lucha del movimiento de mujeres, aunque con el apoyo de organizaciones feministas. Pero los cambios radicales, estructurales, las transformaciones socio-culturales, que son las que principalmente sostienen las desigualdades (no sólo de género), no se están dando. A nivel de medidas de equidad de género, el municipio sobresale, el feminismo es mucho más. Para mí, supone cuestionar las estructuras de poder, las desigualdades dentro de las instituciones y organizaciones, la deconstrucción de las relaciones en prácticamente todos ámbitos de la vida, desde lo privado hasta lo público-social, supone un discurso a la par de una práctica, y eso es algo que aún tenemos pendiente en Suchitoto.

¿Cuáles han sido los retos que has tenido que enfrentar como extranjera en Suchitoto?
Por el hecho de ser extranjera me han tratado mejor en muchos casos. El “malinchismo existe” y aunque he intentado sobre todo transmitir a mi hija mayor (que físicamente es la más diferente), que podemos ser diferentes, pero no “especiales” o “privilegiadas”, es un poco incómodo tener un trato diferente. No hablaría de retos, pero si he tenido que “respirar hondo” muchas veces porque hay cosas que no logro entender, por cómo se asimilan acá. La sociedad salvadoreña, en general, es demasiado conformista y atenida, le falta más reacción, en prácticamente todos los sentidos.
¿Cuál ha sido tu experiencia en La Colectiva Feminista en Suchitoto?
Mi experiencia en la Colectiva Feminista, pero también en la Concertación de Mujeres de Suchitoto, porque son ambas organizaciones con las que he venido trabajando desde hace cinco años, ha sido lo más enriquecedor de mi vida, realmente me ha transformado. he logrado desarrollarme muchísimo a nivel profesional, intelectual, pero también personal. Compartir el espacio y la experiencia con estas mujeres luchadoras me ha permitido tener otra visión de la vida.
¿En qué proyectos específicos de la Colectiva has participado?
Con el proyecto iniciado este año, es el tercero en el que vengo colaborando con la Colectiva y la Concertación, ya que ambas organizaciones trabajan en alianza. El primer proyecto con el que aterricé en el país tenía cuatro componentes siempre vinculados a los derechos de las mujeres: los derechos sexuales y derechos reproductivos; el derecho a una vida libre de violencia, la incidencia política y el fortalecimiento organizativo en el Departamento de Cuscatlán. El segundo y el tercero, han sido continuidad de aquel, y han estado vinculados al fortalecimiento organizativo a través de la formación feminista y la incidencia para el acceso a recursos, la autonomía económica, la participación, el derecho a vivir una vida libre de violencia y los derechos sexuales y derechos reproductivos.
¿Cuáles dirías son los mayores avances en la lucha por los derechos de las mujeres en el municipio?
El principal avance es el de conocimiento de los derechos. Las mujeres conocen, incluso pueden nombrarlos; algo que antes ni siquiera conocían. Se han dado algunos otros avances que han permitido mejorías en la vida de las mujeres. Por ejemplo, en cuanto a los derechos sexuales y derechos reproductivos, las mujeres hoy en día, planifican, por tanto, tienen menor número de hijos e hijas o incluso deciden no tenerlos o postergarlos. Además, al derecho a una vida libre de violencia, se han generado instrumentos para la denuncia, se han mejorado los servicios de atención, se han mejorado los servicios de acompañamiento. En relación a los derechos económicos, Suchitoto cuenta con cuatro modalidades de crédito dirigidas por y para las mujeres, el acceso a crédito está garantizado en muchas de las comunidades. La participación política de las mujeres es importante, desde las Asociaciones comunales en las que las mujeres participan incluso en cargos que antes les sería impensable ocupar (presidentes), hasta la propia Alcaldía encabezada por una mujer comprometida con los derechos de las mujeres.
¿Cuál ha sido tu mejor experiencia vivida en Suchitoto?
La mejor experiencia la estoy viviendo y saboreando. En este momento de mi vida lo único que espero es disfrutar de las pequeñas cosas con mi gente, y construir desde lo más íntimo un pequeño espacio en el que poder ser feliz, desarrollándome y acompañando en su desarrollo a mis hijas.