Cuando nuestro pequeño esfuerzo cotidiano puede parecer que no ayuda a resolver los retos y problemas a los que nos enfrentamos como sociedad y hay tanta gente implicada que nuestro esfuerzo se diluye, siempre es bueno acordarse de la fábula del colibrí de Wangari Maathai.
«La fábula del colibrí»
Un día hubo un gran incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las jirafas, los elefantes… todos miraban al colibrí asombrados, pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego.
Hasta que uno de los animales, por fín, le preguntó: «¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego». El colibrí le contestó: «En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio». Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle «Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo».
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió:
«Es posible, pero yo cumplo con mi parte».
Wangari Muta Maathai (1940-2011) fue una activista política y ecologista keniana de la etnia kĩkũyũ, y la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004 por "su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz"