El pasado 16 de septiembre se reunieron en el festival “Necias de la Concha” artistas, activistas, sociologxs, historiadorxs, en su mayoría mujeres con la intención de discutir temas sobre la sexualidad y el cuerpo, temas bombardeados desde la publicidad y la semiosis cultural a manera de objetualización, propiedad y dominio, sabiendo que la realidad no es más que una construcción ideológica, decidimos partir del cuestionamiento de la misma. Siendo un punto de diálogo entre el cuestionamiento y el arte.
El cuerpo de la mujer como un símbolo de máquina (en donde se aprovecha de su potencial visual a modo de mercantilización) y como un símbolo de especie (natalidad y mortalidad) en donde las industrias de la comunicación toman posición activa para aprovechar dichos “recursos” visuales desde el entretenimiento y la comercialización de la imagen.
Esta intervención se convierte en una ruptura sintáctica de la imagen preestablecida del desnudo y del placer femenino, como un anhelo de deconstrucción ideológica preestablecida por el poder de una sociedad disciplinaria, regidas por costumbres, instituciones, religiones, etc.
Dichas imágenes censuradas, son un producto paternalista de las relaciones de poder en base al dominio y la sumisión, en donde no solo se censura la imagen, se censuran los cuerpos, el pensamiento sobre la individualidad y la oposición frente a dichas acciones represivas.
El portar imágenes que cuestionen el placer y el desnudo femenino más allá del choque visual que genera la autonomía del cuerpo femenino y del empoderamiento del mismo en base al contexto salvadoreño patriarcal, se transforma en un discurso hacia el rechazo de la sumisión y de igual forma al cuestionamiento del poder.
Esta acción no intenta jerarquizar ningún sector ni mucho menos victimizarlo, su intención principal surge del cuestionamiento, no desde el machismo, ni desde el feminismo, sino desde el humanismo, partiendo de la búsqueda de la igualdad y la transformación social… si bien es cierto existen muchas desigualdades latentes, cifras alarmantes que lo respaldan… por lo cual creemos necesario comenzar a visibilizarlas a través de cada una de nuestras posibilidades, utilizar el arte como recurso.
La pregunta principal radica en quién es la persona que da el poder, y quien es aquel o aquella que se lo toma y cuestionar por qué… y porqué es necesario que exista… o si realmente es necesario.
Ciertas manifestaciones artísticas buscan en su mayoría la descentralización del poder sobre la subjetividad a través de las imágenes, siendo la protesta que se sitúa en la típica exigencia del poder, en este caso el poder que se ejerce sobre los cuerpos como forma de dominarlos y de acallarlos.
Hablar de sexualidad consciente como método de prevención, como respuesta de una cultura que calla y acata la “autoridad” mientras no puede hacerle frente; por cansancio o resignación… y es algo que debe de comenzar a cuestionarse.
Texto y fotografías: Gabriela Novoa.
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Gabriela Novoa (1991) nació en Santa Tecla, El Salvador. Licenciada en Artes Plásticas de la Universidad de El Salvador. Pintora, ilustradora y dibujante. En sus trabajos retoma elementos psicológicos, surrealistas, cargados de erotismo, imágenes oníricas y poéticas.