Érase un lago testigo de mucha historia. A las orillas de ese lago habitaban familias que contaban anécdotas de amor, pero también de terror; casi nadie escuchaba todo lo que encerraban todas esas vivencias. Había también una muchacha que acompañada de su pequeño hijo atravesaba al testigo silencioso, porque era menester contar las historias de la gente que habitaba las orillas del lago… Porque había que romper con los silencios y porque además, dentro de ese lago y en sus otras orillas, miles de palabras esperaban ser desenterradas para llenarse de luz, de justicia, de verdad. Érase un montón de tumbas sin nombre esperando ser encontradas… Hasta que se hizo la historia, la luz, la palabra y la flor.
Nayda Acevedo Medrano atravesando el lago Suchitlán, camino a Copapayo en el 2002, para recoger testimonios y apoyar el proceso legal de las exhumaciones de una de las masacres acontecidas durante el conflicto armado.
Nayda guarda una cantidad de memorias y testimonios de hombres y mujeres de algunas comunidades afectadas por el conflicto armado en Suchitoto. Sus historias son testimonio de su pasión por la literatura y compromiso con la memoria de los olvidados en el tiempo.
Nayda Acevedo Medrano nace en 1976, San Salvador. Es abogada de profesión y se ha dedicado a la defensa de los derechos humanos desde muy joven. En 2015 gana el premio único de poesía infantil en los Juegos Florales de Santa Ana y en el 2016 el de Testimonio en los Juegos Florales de San Salvador. Ha escrito cuento, testimonio, poesía y microrrelatos.