Suchitoto, Gaceta noticias -El Slavador-

Una tarde cualquiera de lluvia en Suchitoto

Algunas veces las tardes son diferentes en Suchitoto. Sentada bajo el farol en la plaza, esta podría ser una tarde como cualquiera otra, pero cuando es invierno y el cielo se oscurece y el viento arrecia sus manos entre los arboles las cosas pueden cambiar.

Nunca entendí porque la gente corre, frente al más mínimo signo de lluvia. Basta que se asomen en el cielo unas densas nubes oscuras, truene y el soplo del viento levante la hojarasca del parque para que todos salgan con disimulada prisa corriendo. En esos días de lluvia muchos piensan que es mejor esconderse bajo techo y dejar que la vida pase afuera al antojo y capricho del cielo sobre la ciudad.

Esta tarde podría ser una tarde cualquiera pero me quedaré aquí sentada en el parque y veré como todos corren mientras las primeras lloviznas caen en los techos y las calles empedradas del pueblo.

He estado sentada aquí no sé cuantas veces, pero nunca me quede a esperar la lluvia con la paz que dan los días sin prisa. ¿Por qué huimos de la lluvia?

Esta tarde he visto como el viento arremolina con sutil caricia las hojas y basuras del parque, una suave danza con un vaivén sigiloso que se pasea libre por la plaza. He visto presurosas a las madres impedir el encuentro con la alegría a sus hijos al cogerlos en sus brazos y llevarlos al portal cercano. He visto como muy temprano nos roban el encuentro con la lluvia y como las manitas de las niñas y los niños intentan atrapar la magia del encuentro con la lluvia. Esta tarde atemporalada en medio de los truenos, mientras el viento sopla con fuerza y las primeras gotas caen he levantado mi rostro  y he sentido la suave caricia de Dios hecha lluvia.

13697172 284245565268186 2225682929822615075 n

Todos se fueron, me han dejado sola en el parque. Sola. Llueve, llueve como pocas veces llueve con la fuerza de las tormentas retenidas en verano. Llueve, llueve y extrañamente soy feliz mientras mi cuerpo se empapa. Loca, locamente me levanto y corro con los brazos abiertos alrededor de la fuente, doy una y dos y muchas vueltas  chapoteando los charcos, sintiéndome libre, libre y dueña de la lluvia, el parque y la tarde. Sin duda hay mil formas de sentirse libre y esta es una que me había negado desde la niñez. Desde el portal de seguro todos me miran, los veo, las veo y adivino sus pensamientos y entiendo que desde su silencio juegan conmigo bajo este aguacero, y que hemos perdido la capacidad de ser felices con las cosas más simples y sencillas que nos da la vida.

Pero como la felicidad la lluvia tempestivamente se va con la misma prisa que llega. Y mientras las últimas aguas se escurren entre los tejados y las piedras, las personas refugiadas en los portales  se animan a salir y continuar sus presurosos caminos antes que llegue la noche y tengan que volver a huir para esconderse otra vez del cielo. Y yo mojada, pero empapada de felicidad vuelvo a mi asiento bajo el farol del parque a esperar como buena niña la noche o el regaño de mamá que está por salir de misa de domingo en esta tarde cualquiera de lluvia en Suchitoto.

Fotografía Gerson Tobar

.
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Lo último

Espacio para Publicidad
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

1 comentario en “Una tarde cualquiera de lluvia en Suchitoto”

  1. Me encantaría saber por qué la Nobel escritora omite su nombre…será que ya estamos llegando nuevamente a la trascendencia del ego? Oh-alá, sería grandioso…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

Publicaciones

Scroll al inicio